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Las momias del Antiguo Egipto podían ser dulces o picantes

Una investigación se sirve de una nariz electrónica y olfateadores humanos para revelar desde el olfato cómo evolucionaron las prácticas de momificación y los ingredientes

Investigadora tomando muestras de una de las momias.
Investigadora tomando muestras de una de las momias.Abdelrazek Elnaggar
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Ls momias del Antiguo Egipto huelen a «madera», a «picante» y a «dulce». Con la ayuda de una nariz electrónica y olfateadores humanos entrenados, investigadores de la University College de Londres y de la Universidad de Ljubljana, han logrado revelar nuevos detalles sobre prácticas de momificación.

La investigación, que acaba de publicar Journal of the American Chemical Society, ofrece pistas sobre los materiales utilizados en la momificación, evolución de las prácticas e ingredientes, además de revelar detalles sobre cómo los museos han conservado los restos a lo largo de la historia. Se espera que el uso de este tipo de análisis químico pueda ayudar a mantener seguros los sarcófagos y las momias, pero también a preservar su herencia olfativa.

Los olores son moléculas químicas suspendidas en el aire que emite una sustancia. Los investigadores utilizaron un cromatógrafo de gases acoplado a un espectrómetro de masas para medir y cuantificar las sustancias químicas emitidas por nueve cuerpos momificados del Antiguo Egipto, que se exhiben y almacenan en el Museo Egipcio de El Cairo. Además, un panel de olfateadores humanos entrenados describió los olores en términos de calidad, intensidad y agrado.

Para saber más

Combinando estos métodos, los investigadores pudieron identificar si el olor químico era emitido por el objeto arqueológico, si provenía de productos de conservación, si provenían de pesticidas que se hubieran podido añadir posteriormente, o si se debía al deterioro natural del objeto a lo largo de los años por causa de mohos, bacterias y otros microorganismos. La investigación demostró la eficacia del olor como método no invasivo para categorizar y analizar químicamente los restos antiguos.

Además de obtener una visión más profunda de la conservación y la historia material de los cuerpos momificados, la investigación permitirá a los museos atraer al público no sólo visualmente, sino también utilizando su nariz mediante la creación de paisajes olfativos. En el futuro, el equipo de investigación realizará una reconstrucción contemporánea del olor de los cuerpos momificados antiguos, que permitirá al público experimentar este importante aspecto del patrimonio del Antiguo Egipto, y acercarse a las prácticas de embalsamamiento y conservación de una más manera atractiva y, por primera vez, olfativa.

«Para los antiguos egipcios, la momificación era una práctica mortuoria destinada a preservar el cuerpo y el alma para la otra vida mediante un detallado ritual de embalsamamiento del difunto utilizando aceites, ceras y bálsamos. La práctica evolucionó con el tiempo, y la identificación de las diferentes técnicas y materiales utilizados ofrece información sobre la época, la ubicación y el estatus socioeconómico del individuo momificado», afirma el profesor Ali Abdelhalim, coautor y director del Museo Egipcio de El Cairo.

El olfato era un factor clave para los antiguos egipcios durante el proceso de momificación, ya que los olores agradables se asociaban con los cuerpos de las deidades y su pureza, mientras que los olores desagradables se consideraban indicios de la corrupción y la descomposición de un cuerpo. Incluso hoy, unos 5.000 años después, los conservadores suelen describir el aroma de estos cuerpos momificados como agradable, ya que es el producto de resinas y aceites de coníferas como el pino, el cedro y el enebro; de resinas gomosas como la mirra y el incienso; y también de diversas ceras.

La investigación se llevó a cabo en colaboración entre conservadores del Museo Egipcio de El Cairo e investigadores de Eslovenia, Polonia y el Reino Unido. Para la doctora Cecilia Bembibre, de la University College de Londres: «Los olores revelaron nueva información, lo que pone de relieve la importancia de utilizar nuestros sentidos para comprender el pasado».