Este local casi derruido, un antiguo teatro en ruinas, tiene dos puertas de acceso: una, la principal, da al número 18 de la calle Cruz, en Torremolinos (Málaga); la otra, convertida en una salida de emergencia, se encuentra a la espalda de la delegación de Hacienda del pueblo. El reportero accede al lugar a través de la puerta trasera. Dentro no hay luz. Tampoco agua. La oscuridad se hace espesa cuando el portón se cierra a su espalda. Huele a humedad, a orines, a material de obra.
El negocio, ubicado en un sótano de grandes dimensiones, carece de suministro eléctrico. El periodista camina por el lugar casi a tientas, con la única ayuda de la linterna de su teléfono móvil. Aquí, supuestamente, se iba a celebrar una fiesta homófoba. «No maricones», se decía en los carteles que la anunciaban en redes sociales junto a esta dirección, Calle Cruz, 18.
La fiesta estaba organizaba por el Club Fátima Ino, detrás del cual estaría un grupo de marroquíes asentados en la Costa del Sol. «Luxury Moroccan Restaurant & Club», se publicita en Instagram. «Reglamento: no peleas, no drogas, no gorras, no chanclas, no maricones». Esas eran las reglas que debían cumplir los invitados a aquella fiesta privada cuya celebración estaba prevista para ayer.
Sin embargo, a priori se presume imposible en ese lugar. Un paseo por esta instalación despierta dudas acerca de que ese recinto pudiera albergar una fiesta de lujo. Una rave, tal vez. Pero una fiesta de lujo se antoja complejo.
Este pasado jueves, cuando Crónica recorrió este negocio, los escombros se acumulaban sobre los escalones que conducen al piso inferior; un dedo de polvo se asentaba sobre mesas desperdigadas; la talla de un techo se había venido abajo, dejando a la vista un amasijo de cables; un sofá aparecía repleto de cojines sucios y amontonados que tapaban el nombre del anterior establecimiento, Teatro Feliz, que lleva cerrado más de una década.
Ahora, según ha podido saber EL MUNDO, el local había pasado por varias fases de obras, sin culminarlas, para su apertura como lugar donde se realizarían espectáculos flamencos para esos miles de extranjeros que cada año visitan la localidad malagueña, un destino icónico para el turismo del colectivo LTGBI desde hace más de 60 años. Su actual propietario, de origen marroquí, también pretendía alquilar su instalación a promotores externos que buscaban organizar fiestas privadas.
Pero fuentes oficiales del Ayuntamiento de Torremolinos señalan que el negocio carece de licencia de apertura y que no consta que se haya solicitado «permiso ninguno». «No hay ningún trámite» al respecto, insisten.
La aparición de ese anunció homófobo en el perfil de Instagram del Club Fátima Ino se produjo el jueves 9 de enero. Esa misma tarde, la alcaldesa de Torremolinos, Margarita del Cid, del PP, denunció en sus redes sociales: «En Torremolinos no vamos a consentir estas actitudes. El odio y la homofobia no tienen cabida aquí y vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para prohibir este evento y cualquier actividad de un club que fomente esta lamentable actitud. Los únicos que sobran son ellos».
La propia regidora, a título personal, pero también en representación del consistorio que dirige, denunció por un delito de odio ante la Policía Nacional. Tras condenar los hechos de manera pública, la alcaldesa de Torremolinos también recibió insultos a través de mensajes privados de Instagram desde la cuenta de Club Fátima Ino, según las citadas fuentes de su equipo de gobierno. En ellos se hacía referencia en varias ocasiones a los homosexuales como «enfermos».
Al día siguiente (viernes 10) de aparecer la publicación de la polémica fiesta, varios agentes policiales pidieron al dueño del local, un marroquí que se encuentra en situación irregular en España, que les permitiera ver el estado del establecimiento. Tomaron fotos, recabaron datos...
Este pasado martes 14, la Policía Nacional detuvo al propietario de ese teatro en ruinas, cuyo nuevo nombre iba a ser No Limits, según ha podido saber este periódico. Al arrestado se le señaló por ser el presunto promotor de la fiesta homófoba y se le acusó de un delito de promoción o incitación pública al odio.
Tras declarar, quedó en libertad con cargos. Las diligencias se practicaron en coordinación con la Sección de Delitos de Odio de la Fiscalía provincial de Málaga.
«A la vista de toda la información recabada, que ponía de relieve un ataque a la dignidad de los homosexuales, incluyendo el hecho de denegar el acceso a un lugar por la condición sexual del cliente potencial, se llevaron a cabo diversas pesquisas que culminaron con la identificación y localización de la persona promotora del evento, supuesto responsable de los comentarios discriminatorios hacia el colectivo LGTBI en redes sociales y también de unos mensajes que atentaban al honor de la alcaldesa de la ciudad», señaló la Policía Nacional mediante un comunicado en el que informaba de la detención de un varón de 38 años.
La persona señalada por la Policía Nacional como presunto responsable de la organización de dicha fiesta es también el propietario del establecimiento donde se publicitaba, pero donde difícilmente se podría haber llevado a cabo. Responde a las iniciales de S. Z. Pese a su situación irregular en España, donde reside desde hace una década aproximadamente, tiene distintos negocios en Torremolinos y en otros pueblos de la comarca malagueña de la Costa del Sol. En Puerto Banús, la zona comercial más elitista de Marbella, es propietario de una tetería. Quienes le conocen explican que esa presencia empresarial allí le ha servido para establecer lazos con el hermano del controvertido rapero barcelonés Morad, cuya ascendencia es marroquí. La madre de Morad reside en Marbella desde hace años.
EL ARRESTADO SE DESVINCULA
Según fuentes solventes conocedoras de su declaración, el detenido se habría desvinculado totalmente de la organización de dicha fiesta.
Aunque admitió conocer a los promotores, incluso que se interesaron por su local para celebrarla, dijo que él no tiene nada que ver con ellos. También habría insistido en que no está detrás de la cuenta de Club Fátima Ino en Instagram ni de los mensajes homófobos en redes sociales y en privado hacia la alcaldesa de Torremolinos. Sin embargo, desde el gabinete de comunicación de la Policía Nacional en Málaga explican que los investigadores «acreditan» que el dueño del local y quien gestiona la cuenta de Club Fátima Ino, que a su vez sería el promotor de la fiesta, «son la misma persona».
Mientras se aclaran los detalles de la controvertida fiesta, la Junta de Andalucía ya ha anunciado la apertura de un expediente al promotor de la fiesta homófoba en base a la Ley 8/2017 de 28 de diciembre, para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares. La multa puede ascender hasta los 60.000 euros.
Torremolinos mantiene un fuerte vínculo con la comunidad LGTBI desde el final del franquismo, cuando la dictadura buscaba mostrar una imagen aperturista, más propagandista que real. Es un destino turístico principal para este colectivo. El Pride Torremolinos, que se celebra en junio, es una de las principales fiestas del Orgullo del país. Tuvo un impacto económico estimado en 88 millones de euros en 2024. Atrae cada año alrededor de unas 30.000 personas. Ahora este pueblo se ha visto envuelto en un acto de odio hacia quienes tanto lo visitan.