CRÓNICA
El dato que faltaba

13 flamencos en Zamora: la migración insólita que ha hecho historia en las Lagunas de Villafáfila

Por primera vez, las lagunas zamoranas acogieron a 13 de estas preciosas aves. Una de ellas murió a principios de año y las 12 restantes se pasearon por la zona hasta mediados de enero. "Creemos que las fuertes heladas de los últimos días les han hecho abandonar la zona"

Los dos flamencos que llegaron a las lagunas zamoranas en septiembre de 2023.
Los dos flamencos que llegaron a las lagunas zamoranas en septiembre de 2023.José Miguel San Román
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La estampa era tan espectacular como extraordinaria. Sobre el agua, entre múltiples especies de aves, destacaban 13. Primero, por la gran altura que les dan sus largas patas y su curvado cuello rematado en un pico también curvo; segundo, por su níveo cuerpo salpicado por plumas rosas y otras pocas de color negro y, tercero, por lo inusual de ver flamencos en la reserva natural de Lagunas de Villafáfila, un rincón zamorano en el que el número de habitantes -440, según datos del INE-, se multiplica con creces en el número de aves.

Fue el 18 de octubre de 2024 cuando el ornitólogo villafafileño Alfonso Rodrigo descubrió que los dos flamencos que ya habitaban en la zona invitaron a otros 11 amigos. "Es la primera vez que tenemos esta concentración de flamencos. Nunca en la historia había pasado. Lo más que habíamos tenido habían sido dos", revela el biólogo José Miguel San Román, monitor responsable de la Casa del Parque El Palomar en la reserva natural.

Aunque uno de ellos murió a principios de enero probablemente por depredación, "ya que es bastante habitual ver águilas reales por la zona", especifica José Miguel. Sin embargo, no pueden saberlo con certeza porque el cadáver está en medio de la laguna. "Ahora mismo no podemos rescatarlo por la cantidad de aves que hay, para no molestar". Y es que, según el biólogo, en esta reserva natural se han observado 279 especies de aves, de las cuales 179 se consideran "habituales" y 100 "de presencia ocasional o rara".

Para saber más

Entre las habituales, José Miguel destaca a varias especies de patos y al avutarda, que "es el ave más pesada del planeta que tiene capacidad de volar, y aquí en Villafáfila tenemos la población más importante del mundo, con más de 2.500 individuos". En invierno se suman desde el norte de Europa "varios miles de grullas y cientos de ánsares comunes (gansos)". En el último censo mensual de aves acuáticas realizado en la reserva, "se contabilizaron unas 10.000 aves".

Entre las aves ocasionales menciona al morito común, el falaropo picogrueso, la garcilla cangrejera y el charrán común. Entre las de presencia rara, el águila pescadora, el búho real, la cigüeña negra y el correlimos canelo.

Los flamencos en España

Así que queda una docena de flamencos, un hito que pueden observar los visitantes de la reserva natural. Lo habitual es encontrar estas esbeltas aves en otras zonas de España. En el Parque Nacional Doñana, en la Laguna de Fuente de Piedra (Málaga), en las Salinas de Santa Pola y en los embalses de El Hondo (Alicante), en las Marismas del Odiel (Huelva), en el Parque Natural del Delta del Ebro (Tarragona) y en las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar (Murcia) están acostumbrados a ver estas aves que duermen sostenidas en una sola pata. No así en la provincia de Zamora. Entonces, ¿cómo fueron a parar a las Lagunas de Villafáfila, en mitad de la gran llanura cerealista?

"Los individuos jóvenes, después de que se marchan de las colonias de donde han nacido, como casi todas las especies de aves, empiezan a divagar por diferentes sitios para encontrar un lugar idóneo para pasar el otoño o el invierno", explica el biólogo José Miguel. Las condiciones de la laguna fueron atractivas para ellos. Cuando llegaron los dos primeros, y los 11 siguientes un año después, las lagunas no estaban secas. Esto también es producto del cambio climático, "que hace que cada vez se vean más aves en la meseta norte, donde antes no eran tan habituales".

El hecho de que llegara a estas lagunas demuestra que las condiciones son óptimas para estos animales. "Si las temperaturas invernales bajan mucho y la laguna se congela, pues evidentemente no podrían pasar aquí el invierno, o sea que eso también es un indicio del aumento invernal de las temperaturas que estamos teniendo en Europa y en todo el planeta", señala el monitor del parque.

No obstante, el biólogo José Miguel notificó vía email que finalmente los 12 flmanecos abandonaron el lugar. "Esta semana [mediados de enero] se han dejado de ver los flamencos. Creemos que las fuertes heladas de los últimos días les han hecho abandonar la zona", lamenta. Sin embargo, el hito ya queda registrado como un nuevo récord.

José Miguel reconoce que no saben de dónde provienen los flamencos que llegan a Villafáfila. "Es muy complicado saberlo porque ninguno de los que están aquí tienen ningún tipo de anilla o marca. Podrían ser de cualquiera de las colonias de la península, o incluso de fuera de ella... Podrían venir del Delta del Ebro, de Doñana, de Marismas del Odiel... de cualquier parte. Es impredecible". Así como también es impredecible saber cuánto tiempo se quedarán.

Los primeros dos flamencos de este grupo que volaron a Villafáfila fueron observados el 26 de septiembre de 2023 por el ornitólogo benaventano Gary Losada. Por tanto, llevan más de un año disfrutando del lugar. "Han estado prácticamente toda la temporada en Salina Grande, una de las lagunas principales, de 200 hectáreas prácticamente de agua", relata el biólogo. "Pero esa laguna se secó en la primera semana de julio. Entonces los flamencos se trasladaron a dos lagunas artificiales que hay dentro del recinto de la Casa del Parque".

La pareja de flamencos pasó allí el periodo seco, pero en lo que volvió el agua a la laguna principal (la natural), ni cortos ni perezosos regresaron a ella. "Las lagunas del recinto son más chiquititas y la gente puede pasar prácticamente pegada al agua. Entonces, pues tienen más molestias, no están tan cómodos, así que en cuanto pudieron volvieron a la tranquilidad", cuenta José Miguel.

El tener a poco más de 10 de estas aves tampoco supone un cambio importante en el ecosistema. "El que haya 12 flamencos o 15, de momento no influye ni para bien ni para mal", comenta el biólogo entre carcajadas. "No cambia absolutamente nada porque es una población muy, muy pequeña. Hombre, si la cosa fuera a más y llegaran a criar, cosa que es bastante difícil, podría a lo mejor cambiar un poco el paisaje de la laguna". Pero eso de momento resulta improbable con la partida de las aves por las bajas temperaturas. "Nos hemos quedado por el momento sin la presencia de estos visitantes tan ilustres", lamenta José Miguel.