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En los años 80, los adolescentes españoles hubiéramos dado el pie que Annie Wilkes amputa a Paul Sheldon en Misery por contar con un Stephen King nacional. Cuatro décadas después, Rubén Sánchez Trigos (Madrid, 1979) es una de las voces más destacadas de una generación que viene a romper con la encostrada tradición patria del realismo y con su lema extraoficial: «Lo aburrido es profundo».
Su nueva novela, Vuelve a mí (Grijalbo), es una mezcla de Cementerio de animales y El Ministerio del Tiempo, y es reencontrar a la esposa de Robert Neville visitándole como no muerta dentro de una trama corporativa concebida por Dan Simmons. «¡Has clavado el mejunje de referencias!", exclama el autor. «Añadiría un cuento de George R.R. Martin sobre muertos convertidos en esclavos sexuales. Pero la clave me la dio la realidad misma. Vivimos en un mundo tan corporativo que nosotros mismos hemos aceptado convertirnos en nuestra propia marca y autoexplotarnos. Ninguna gran empresa tiene que hacerlo».
Silvia, una nini bajita de 19 años en un barrio vulnerable de Leganés, descubre que puede devolver la vida a los muertos: de pronto, se ve a cargo de una lucrativa sección en una macroempresa que explota a esos zombis como temporeros del olivar, confeccionando ropa para multinacionales u ofreciendo servicios sexuales… hasta que ella decide sabotear ese abuso corporativo. «Quería transmitir que si naces en determinadas circunstancias en realidad vas a contar con muy poco margen para cambiar tu suerte. Hay un determinismo social contra el que Silvia se rebela y yo también. ¡Lo que pasa es que yo no puedo resucitar a los muertos y usarlos contra quien quiera, que es una antigua fantasía adolescente!».
Sánchez Trigos sabe de muertos revividos. Su tesis la basó en el zombi dentro del cine español, que da pie a su ensayo La orgía de los muertos. También ha participado en el guion de los filmes Viejos y Verónica. De hecho, el director de esta última, Paco Plaza, es uno de sus mayores valedores. ¿Qué tendrán los zombis que nos dan tanta vida? «Su absoluta determinación. Nada puede pararles. Si no hay conciencia tampoco hay escapatoria para nosotros. Son un poco como el tiempo»
¿Estamos, entonces, ante nuestro propio Stephen King? «Creo que el socorrido término -debe haber dos o tres cada año- habla mejor de él que de nosotros: ninguno ha conectado con los lectores de una manera tan llana. King no es solo literatura, es cultura popular, y lo que es más importante: lo es diciendo siempre la verdad. Creo que la sinceridad de su obra es su gran lección literaria». Algo que sí comparte el autor de Vuelve a mí con él es el derroche de metáforas. «Esa suerte de rigor poético, nada pretencioso, fue toda una revelación».
Puede que Sánchez Trigos sea lo mejor que le ha pasado a nuestras letras terroríficas desde Pilar Pedraza. No es fácil dominar tantos registros, de los foros de internet a crónicas de sucesos, pódcasts..., como ya hacía en su novela Bajo el barro. «Detrás está exactamente la misma intención que las cartas en los clásicos góticos o las grabaciones de voz en Drácula: hacer verosímil lo imposible, para que el lector dude de sus propias convicciones, y a través de esa verosimilitud llegar al miedo».
Sus influencias son múltiples, pero ¿de dónde nace esa prosa hipnótica? «Recurrí a la vida, no a la ficción. Hay una renuncia y una liberación cultural en la idea de disfrutar escribiendo y hacer que otros disfruten». Ello pasa por el uso desacomplejado del diálogo coloquial, que imprime a su obra un sabor muy de periferia y cañí: «¡Es el lenguaje con el que yo he crecido! Yo escribo del mundo que habito, no hace falta reivindicarlo».
¿Y quiénes son sus maestros? «Todo el canon fantástico. Pero hay dos autores de los que he intentado aprender conscientemente: Galdós y Carrère. De Galdós me mata de envidia su oído para la calle, es nuestro gran cronista oral. Y de Carrère, que parece que no se esfuerza en escribir bien. ¿Cómo lo hace?».
Como cierre, un colegueo entre fans del género de terror. ¿Es No profanar el sueño de los muertos de Jordi Grau la mejor película de zombis de todos los tiempos? «Estaría en el pódium junto a Muertos y enterrados y cualquiera del primer Romero, pero hoy que me lo preguntas, te digo que sí, que es la mejor».