Maddening Flames no fue una banda famosa pero tampoco fue un secreto inaccesible: cualquier oyente atento de Radio 3 entre 1993 y 1996 recordará a la banda del Puerto de Santa María con afecto. Las 25 canciones que grabaron en esa época estaban construidas sobre una cultura musical más compleja que la de sus compañeros de generación y, sobre todo, a partir de una herramienta extraordinaria, la voz de Muni Camón. No había una sola de esas canciones que no mereciese atención, que no mereciese ser amada un poco o mucho.
Y de eso se debió de dar cuenta algún algoritmo con buen oído que en septiembre de 2023 tomó el repertorio de Wanderlust, el primer disco de Maddening Flames (1994), lo copió, pegó y alteró mínimamente y lo publicó en las plataformas de streaming con el nombre de un cantante fantasma, Ellis Whitehead, un título tomado al azar (Come on) y una portada absolutamente neutral: una mujer joven de espaldas, en lo que parece un bungaló turístico en algún lugar que no parece Cádiz.
¿Qué significa «copió, pegó y alteró mínimamente»? «Este disco no es el de una banda que toque las canciones de Maddening Flames. Es nuestra grabación pero con la voz de Muni ralentizada», explica José María Millán, el baterista del grupo. También los títulos de las canciones están modificados: Queen Olive aparece como Queen. It's me again es It's me. I want to sleep es I want sleep... Da igual escribir mal en inglés si eso sirve para convertir inencontrable el álbum para los usuarios que buscasen en las plataformas a Maddening Flames.
Ellis Whitehead tuvo mala suerte. Un amigo de la banda escuchó una de sus canciones en una lista de reproducción de Spotify, reconoció la melodía y avisó a Millán. Los músicos quedaron estupefactos. Sobre todo, al descubrir que Spotify atribuye 1.578 oyentes mensuales a Whitehead y 542 a Maddening Flames. «Eso es lo que de verdad duele, la gente que podría habernos escuchado y se ha quedado con esta versión que suena mal», explica Millán.
Hay algo que merece la pena anotar: Ellis Whitehead no existe. No tiene obra anterior, no ha dado entrevistas ni ha motivado ninguna reseña, no hay fotos y, por no tener, ni siquiera tiene un sello que lo edite, una sociedad mercantil que reclame los beneficios que genere su obra. No es un pícaro, es un engranaje en un sistema oscurísimo.
«Lo que no entendemos es que el single que sacamos este año tiene dos mil y pico escuchas en Spotify. ¿Y sabe qué ingresos generó? 86 céntimos. ¿Nos han estafado por 86 céntimos?», se pregunta Millán. Cuando supo del plagio, Maddening Flames consultó a la empresa que distribuye su música y descubrió que su caso no es insólito porque hay un protocolo previsto. «Sólo que en algunos casos te advierten de que 'ojo con las consecuencias legales de la denuncia, no vaya a ser que se vuelva todo en tu contra'».
Y esa es la otra noticia: Maddening Flames ha vuelto a grabar canciones. La banda, casi inencontrable en las plataformas durante muchos años, había dejado de componer y grabar música, aunque nunca llegara a separarse formalmente. Lo dejaron por nada y por todo, porque la vida adulta se echó encima de sus miembros y, quizá, porque no supiesen cómo mejorar sus primeros dos discos. "Nunca tuvimos peleas. Sólo pasó que fuimos dejando de ensayar. Durante todos estos años hemos coincidido mil veces, yo hasta soy cuñado de Manolo y Juanlu [González]. Pero nunca volvimos a estar los cuatro Maddening Flames juntos", explica Millán.
"Hace unos años, mi madre enfermó de alzheimer y yo me obsesioné con el tema de la memoria. Los años de Maddening Flames fueron los mejores de mi vida, así que empecé a recopilar material, a entrevistar a gente que había estado cerca de nosotros y que podía contar nuestra historia...".
Ese material se convirtió en A friendly fire, un documental que Millán editó sin avisar a sus antiguos compañeros de que estaba en esa tarea. Un día, cuando terminó con su edición, los invitó a todos a comer a su casa y, en ese esperado reencuentro, les pasó la película por sorpresa. ¿Muchos lagrimones? "Hombre, algunos pocos sí que cayeron".
A friendly fire está disponible en Filmin, cualquiera puede verla. Es una obra casera, encantadora y conmovedora y las canciones de Maddening Flames suenan como el primer día. Y a sus protagonistas el filme les debió de gustar mucho, porque retomaron sus ensayos después. "Mi cuñado tuvo que dar clases de guitarra porque se le había olvidado tocar", cuenta Millán. En lo que llevamos de otoño, la banda ha publicado en las plataformas dos canciones nuevas, Here's the thing y One more day, que hoy mismo presentarán en un concierto-fiesta para amigos. Algo tan natural que parece lo contrario al extraño negocio de los cantantes fantasma.