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Maneskin en misión para salvar el rock: pero qué manera de dominar en Mad Cool

De todos los grupos de rock surgidos en la última década, la década menos rock de la historia de la música popular, ¿es Maneskin el mejor? No respondas hasta que no los veas en directo.

Damiano David, voz de Maneskin, en la actuación de este viernes en Mad Cool.
Damiano David, voz de Maneskin, en la actuación de este viernes en Mad Cool.Javier Barbancho
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De todos los grupos de rock surgidos en la última década, la década menos rock de la historia de la música popular, ¿es Maneskin el mejor? No respondas hasta que no los veas en directo.

Qué barbaridad. Es que lo tienen todo. Está por supuesto el carisma, la potencia heroica, la ambigüedad, el erotismo y, bueno, todo el rollazo que le sobra a Damiano David, el cantante que encarna el sonido glam de la banda romana. Y está desde luego Thomas Raggi, un prodigio que va sobrado para cubrir todas las guitarras rítmicas y solistas con una riqueza de recursos bestial. Suena duro y sexy al mismo tiempo, inflexible y heroico, imaginativo y clasicazo. En realidad, Maneskin es un power-trio con un cantante, y lo es gracias a este pedazo de guitarrista.

Y, bueno, está toda la sensualidad a chorro que transmiten en cada insinuación, en cada baile, en cada gemido. A ratos parecía que cualquier persona del público, independientemente de sus gustos, estaría encantada de herborizar con cualquiera de los tatuados miembros del grupo. Eso tan simple es lo que explica por ejemplo la fascinación que despierta Victoria de Angelis, que como bajista en realidad no es más que funcional.

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Así que Maneskin, sí señor, concursantes de 'Factor X', ganadores en el festival de San Remo, ganadores de Eurovisión, macarras de anuncio de colonias y el grupo que parece haber venido al mundo a salvar el rock. Así lo han demostrado, dominadores, en su arrolladora actuación en el festival Mad Cool, que ha alcanzado su clímax con una treintena de fans sobre el escenario y el cantante frotándose con toda la primera fila.

El cuarteto italiano ha sido el rotundo cabeza de cartel ante casi 50.000 personas en la tercera jornada del festival madrileño, que acaba mañana con las actuaciones de The Killers, Avril Lavigne, The Kooks y Bring Me The Horizon, entre otros grupos y artistas.

El último pogo de Sum 41

Este viernes también han actuado en Mad Cool Sum 41. Hacía 20 años que no se veían en una así: ¿cuánta gente habría viéndoles? ¿40.000 personas? Y no se trataba solo de la cantidad. Era la forma con que chillaban y saltaban y se empujaban en los pogos. Qué euforia ha desatado la actuación del grupo canadiense de punk-rock, que ha arrancado con tres himnos de sus inicios, 'Motivation', 'The Hell Song' y 'Over My Head (Better Off Dead)': el patinete ya bajaba como loco pendiente abajo y no ha parado en todo el concierto.

Y aquí está la paradoja: Sum 41 alcanzaron un enorme éxito hace dos décadas, pero progresivamente han ido perdiendo relevancia, mientras su música se escoraba hacia el metal (ese batería y su doble bombo). El año pasado anunciaron su despedida con una última gira mundial que ha coincidido, diablos, con un renovado interés. Sí: el punk de los 90 y los 2000 ha vuelto a estar de moda, y ahora resulta que Sum 41 molan. Y ellos lo están gozando más que Scooby Doo.

Tocaron varias canciones de su último disco, 'Heaven :x: Hell', pero el gran final regresó a sus canciones emblemáticas de su primer y segundo disco, que enlazaron tras una versión acelerada de 'We Will Rock You' de Queen: 'In Too Deep', 'Fat Lip' y 'Still Waiting'. Un fiestón que tendrá un último pase en noviembre cuando regresen de gira al WiZink Center de la capital.

Tom Morello su increíble hijo de 15 años

Y ahora imagina esta escena: sale un chavalín de 15 años con la camiseta de la selección española de fútbol de Lamine Yamal y hace unos solos de guitarra de fantasía en la primera canción de un concierto. Eso sí que es ganarse a la gente a la primera. A su lado está su padre, que se llama Tom Morello y que es un músico de leyenda.

Tom Morello y su hijo, con la camiseta de Lamine Yamal, durante su actuación de este viernes en Mad Cool.
Tom Morello y su hijo, con la camiseta de Lamine Yamal, durante su actuación de este viernes en Mad Cool.Javier Barbancho

Morello es un soldado del anticapitalismo y dedica todos sus esfuerzos y talentos a esa causa desde hace más de 30 años. Su arma es su guitarra, y como arma es una salvajada, como un fusil loco de malo de cómic del que salen 14 cañones, porque Morello es considerado uno de los intérpretes de rock duro más imaginativos, expresivos, polivalentes y categóricos de nuestro tiempo, un creador de sonidos imposibles que transmiten un repertorio de emociones que van de la ira al desconsuelo, pasando por la euforia. Morello ha sacado todo su arsenal esta tarde-noche en el festival madrileño.

El músico neoyorquino y su grupo han interpretado sobre todo canciones propias, grabadas con su nombre o con el alias de The Nightwatchman, pero también ha incluido en su rocoso repertorio versiones como 'Kick Out the Jams' de MC5 con Thomas Raggi, el guitarrista de Maneskin, como invitado, o una irreconocible 'The Ghost of Tom Joad', de Bruce Springsteen, y composiciones emblemáticas de sus dos grupos más conocidos, Rage Against The Machine y Audioslave.

La reciente segunda reunión de RATM fue muy accidentada, literalmente, cuando en el segundo concierto el cantante Zach de la Rocha se escacharró una pierna. El grupo emblema del rap-metal canceló poco después, entre otras muchas fechas, su macroconcierto previsto en septiembre de 2022 en Madrid, por lo que esta visita de Morello suponía un pequeño consuelo para sus muchos fans españoles.

Alvvays, Black Pumas y Sleaford Mods

Más conciertos este viernes. Alvvays no existirían sin el pop-rock cebado de distorsión de los años 90, pero no son simples nostálgicos. Sus canciones se sostienen sobre las cuatro patas y ellos las interpretan con gracia, con encanto y sin chorradas innecesarias. Es pop ruidoso resplandeciente en el que destaca la cantante y guitarrista Molly Rankin, dotada de una voz sensacional. Un concierto estupendo doblemente meritorio, pues el quinteto canadiense arriesgó literalmente su vida: fue un milagro que no murieran en un escenario a 40 grados al sol.

El escenario grande de un festival tan lleno de camisas tropicales y de brilli brilli como el Mad Cool, a pleno sol de julio, es el equivalente al descenso a los infiernos para un grupo como Sleaford Mods. Su post-punk minimalista y confrontacional parece pensado para un espacio diametralmente distinto, pero nada parece poder erosionar la moral del dúo inglés, campeones mundiales de carisma. Con una jeta enorme y unos infames pasos de baile, Andrew Fearn usó un solo dedo en toda su actuación, el de apretar el botoncico de 'start' y 'stop' a la caja de ritmos. A su lado, el vocalista Jason Williamson ofreció su lección expresionista de punk tocapelotas, con recitados teatrales entre el desafío, la autoparodia, la denuncia y lo grotesco. Son unos cafres incluso cuando adaptan el 'West End Girls' de Pet Shop Boys, pero son irrepetibles.

En una jornada muy retro, atiborrada de grupos que alimentan la nostalgia por músicas del pasado, Black Pumas encajaban a la perfección. Combinaron el soul denso con el rock psicodélico en canciones que evocaban el sonido de finales de los años 60. Su punto de fuerte fue sin duda el potente doble pivote que forman el cantante Eric Burton (muy virguero y sobrado de facultades) y el guitarrista Adrian Quesada (robusto, tajante). No era el principal grupo de la noche, pero al público le encantó.