PREMIOS OSCAR 2025
Premios Oscar 2025

Karla Sofía Gascón, primera mujer trans nominada al Oscar a mejor actriz

Emilia Pérez parte como favorita en la carrera de los Oscar con 13 nominaciones y se convierte en la película de habla no inglesa con más nominaciones de la historia

Karla Sofía Gascón, protagonista de 'Emilia Pérez'
Karla Sofía Gascón, protagonista de 'Emilia Pérez'
Actualizado

Hay muchas maneras de leer las nominaciones a los Oscar que el jueves dieron a conocer con desparpajo y nada de sueño (el acto tuvo lugar a las cinco de la mañana en Los Ángeles) los cómicos Rachel Sennott y Bowen Yang, pero ninguna tan irresistiblemente provocadora como la política, ésa que todo lo inunda, en una escaramuza más de la guerra cultural en marcha (o ya terminada y perdida o ganada, según se mire). Los 10.000 académicos de los cuales 2.500 no son estadounidenses decidieron votar, por resumirlo mucho, en contra del presidente recién elegido (hasta su caricatura en The Apprentice tiene premio). La lucha continúa, fue el mensaje. Pocas veces, los candidatos lucieron tan diversos, tan inclusivos, tan queer, tan en mujer (pese a la carestía endémica de directoras: solo Coralie Fargeat, por La sustancia, pasa el corte)...

De entrada, la gran protagonista de la mañana (casi madrugada) no fue otra que Emilia Pérez, de Jacques Audiard, y, en lugar de excepción y para desesperación de J.K. Rowling, su actriz principal Karla Sofía Gascón. La actriz española de Alcobendas, del mismo Alcobendas de Penélope Cruz, no solo ha sido, y para la eternidad, la primera intérprete trans en alzarse con el premio en Cannes, sino que apunta maneras para conseguir la misma marca en los Oscar, en el más visible y global de los escaparates imaginable. De momento, ya es la primera mujer trans en ser nominada. Sus competidoras: Demi Moore(La sustancia), Cynthia Erivo (Wicked), Mikey Madison (Anora) y Fernanda Torres (I'm Still Here).

Para saber más

Para el desmedido narcomusical que transcurre en México fueron 13 candidaturas, a una tan solo de formar parte del grupo selecto que forman Titanic, Eva al desnudo y La la land. Lo que ya es titular es que es la primera producción internacional (en este caso francesa) en llegar tan alto. Se quiera o no, no queda más remedio que interpretarse como un mensaje. ¿De qué? Eso ya depende de cada uno: de llamada a la resistencia, de contestación, de tozudez, de decencia incluso... Pase lo que pase, la atrevida, desmedida e irresistible propuesta de la película francesa está ahí con las nominaciones a la película, la dirección, sus dos actrices (Karla al lado de Zoe Saldaña), la fotografía, el montaje... y hasta dos de sus canciones para la polémica (El mal y Mi camino) y, dado el caso, la insurrección.

Entusiasma a unos (queda claro) con la misma fuerza que cabrea a parte de México, al alma pura del movimiento queer y, sobre todo, a toda la derecha, se vista como se vista de radical, moderada o medio pensionista. Es raro. En poco menos de seis meses desde su estreno en Cannes, Emilia Pérez ha pasado de ser la diana de ese grupo más o menos nutrido, más o menos consciente, de tránsfobos en los que entran los propio tránsfobos con carné y hasta los tránsfobos que no lo declaran (feministas históricas, por ejemplo), a convertirse en casi una herida abierta para el extremo geométrica y perfectamente contrario. Nos pongamos como nos pongamos, Karla Sofía Gascón y su Emilia Pérez ha venido para nutrir de comentarios las redes, los periódicos y las oficinas de Silicon Valley. Para eso y hasta para cambiar el mundo. Aunque esto último puede ser algo exagerado.

Y si seguimos más abajo, lo mismo.

Las dos siguientes películas en número de opciones -las dos con 10- son The Brutalist, de Brady Corbet, y Wicked, de Jon M Chu, y las dos están ahí para algo parecido que la primera. La historia del arquitecto que emigra a Estados Unidos huyendo del Holocausto es por orden: a) un canto a la emigración como verdadera naturaleza de Estados Unidos, b) una reivindicación del arte moderno frente al neocorservadurismo estético e historicista que todo lo invade a fecha de hoy, y c) una arriesgadísima propuesta contra cualquier modo de conservadurismo (otra vez) del Hollywood más adocenado. De nuevo, más leña. Wicked no es tan así, pero en su esencia se trata de un musical que discute el exceso de simpleza a la hora de separar a los buenos y puros de los malos y mestizos. Y así.

Un peldaño más abajo se encontrarían A Complete Unkown, de James Mangold, (8), Cónclave, de Edward Berger (8) y Anora, de Sean Baker (6). La primera de ellas, sin querer ser biopic, se adapta a las características básicas de la producción de prestigio que durante tanto tiempo ha marcado el ritmo en la industria estadounidense en general y en los Oscar en particular. La vida de Bob Dylan o, mejor, la parte de su existencia que le convirtió en mito, es la excusa para un virtuoso viaje en el tiempo, de un tiempo de revolución y protesta que, definitivamente, nada tiene que ver con éste.

Otra cosa es la cosa y el alma de Cónclave. De repente, la elección del papa de Roma da para un thriller con lectura extremadamente disruptiva al fondo que ríete del sermón que tuvo que escuchar con tanto disgusto Trump el día de su coronación. Definitivamente, ni la Iglesia se queda callada en estas nominaciones para, si no el escándalo, casi. De Anora, la flamante Palma de Oro en Cannes, más de lo mismo. Lo que hace Baker en su prodigiosa película es una comedia desesperada a la vez que una furibunda y muy lúcida lectura sin victimismos ni trucos melodramáticos del submundo de las trabajadoras sexuales. Ni una puntada sin hilo.

Entre el resto de candidatos, y ya a distancia del folclore guerrero, destacar a, precisamente, los no nominados. Varios españoles aspiraban a nominación, pero se han quedado fuera. No estarán ni Pedro Almodóvar en mejor guion adaptado por La habitación de al lado ni Alberto Iglesias por su banda sonora, ni tampoco los seleccionados a categoría de mejor corto, donde habían pasado el primer corte Dani Feixas por París 70, ni Àlex Lora por La gran obra.

Y por retomar con las que sí están, junto a las citadas arriba, las nominadas en la categoría más importante, la de mejor película, figuran Dune: Parte 2, de Denis Villeneuve,Aún estoy aquí, de Walter Salles, Nickel Boys,de RaMell Ross, y La sustancia, de Coralie Fargeat. Hacer notar únicamente que la primera es una fábula ecologista contra la explotación capitalista de los recursos (lo fue así desde la publicación en los 70 del libro Frank Herbert), la segunda es un alegato contra la brutalidad de la dictadura brasileña (y, por tanto, contra el Bolsonaro amigo de Trump), la tercera es una adaptación magistral y sorprendente (toda ella en primera persona, en plano subjetivo) de la novela evidentemente antirracista Colson Whitehead y la última es una muy particular lectura feminista de la manipulación de los cuerpos, de los cuerpos de la mujer. ¿Alguien da más?

Tampoco conviene irse sin recordar otra de las categorías estrella. Los nominados a mejor actor son: Adrien Brody (The Brutalist), Timothée Chalamet (A Complete Unknown), Colman Domingo (Sing Sing), Ralph Fiennes (Conclave) y Sebastian Stan (The Apprentice). Solo fijarse en que más allá de los enormes trabajos de Brody (desgarrado como en El pianista de Polanski), Chalamet (que canta a Dylan con una rota pulcritud que asombra) y Fiennes (siempre en su sitio), se encuentran los no menos desmedidos esfuerzos de Colman Domingo en el drama carcelario Sing Sing, de Greg Kwedar, con la bandera del único negro candidato y, atentos, Sebastian Stan en el papel de, de nuevo, Donald Trump. Sí, tenía que ser él. Los años de juventud del magnate dan para un retrato desquiciado y despiadado en The Apprentice, de Ali Abbasi. Definitivamente, sí que había más.

Y dicho todo lo dicho, poco que objetar. Los nominados son los que son y tienen que ser. El 2025 ha sido un año bueno de cine por disruptivo, por radical incluso. Y la Academia así lo ha querido hacer notar señalando a lo declaradamente provocador. Ni siquiera las grandes producciones, con Dune y Wicked a la cabeza, son las obvias de otros tiempos. Y cómo no citar el milagro de Flow, que opta tanto a cinta de animación como a película internacional. Ni Pixar, ni Disney, Letonia. Bien está.

La ceremonia de entrega de los Oscar no ha variado su fecha y se mantiene para el próximo 2 de marzo. Será en el Dolby Theatre de Hollywood, en Los Ángeles, y estará presentada por primera vez por el humorista y comunicador Conan O'Brien.

La última vez que un español ganó un Oscar fue en 2009, cuando Penélope Cruz recibió el premio como mejor actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona, la película que Woody Allen rodó en Barcelona y en la que también participó Javier Bardem. Es la hora, sí, de Karla Sofía Gascón. Tiembla Alcobendas. Tiembla mundo.