El carácter solidario del mundo del toro ha deslumbrado una vez más a la sociedad: Todo el sector unido y volcado a una para ayudar a la Comunidad Valenciana con un festival que ha desbordado la expectación en un Palacio Vistalegre abarrotado. Las figuras del toreo y las ganaderías de la élite acarteladas, la venta galopante apuntaló el 'No hay billetes', todo el toreo implicado desinteresadamente y la organización en tiempo récord. Justo un mes después de la tragedia provocado por la DANA.
El dolor de personas que lo han perdido todo se traducía en gratitud por parte de aficionados valencianos que salieron de su pesadilla para emocionarse con el toreo. Y con su paisano Francisco que interpretó el himno de su tierra erizando el vello de los espectadores. Antes, El Soro le había puesto el toro en suerte con su trompeta tocando El Silencio en homenaje a los fallecidos.
El paseíllo, tras lo vivido, fue emotivo. La afición sacó a saludar a los toreros -algunos de ellos han interrumpido su temporada americana, otros han retrasado vacaciones familiares-. Saludaron con el sombrero de ala ancha en mano en una estampa con solera.
Cuando salió el primero de Garcigrande el público estaba con la conmoción del homenaje a las víctimas. Enrique Ponce se abrió de capa con su elegancia desestabilizada por la condición pegajosa del novillo. No rompió, siempre detrás de la mata. El maestro de Chiva, con camisa negra de luto bajo un terno ídem, lo trató con temple para intentar convencerle pero no pudo ser.
El de Sebastián Castella se abrió en los primeros lances con estilo pero no duró lo esperado. El quite por chicuelinas de una verticalidad extraordinaria. El inicio lidiador y fino la faena de precisión técnica. Paseó la primera oreja.
El de Jandilla sacó genio. José María Manzanares lo había saludado a la verónica con mucho gusto. No se lo puso fácil al maestro alicantino que se fajó con él haciendo un esfuerzo severo.
El Juli, que estuvo planteándose torear el festival, decidió colaborar con un toro de categoría. No se veía el maestro para una reaparición tan prematura. Niñero embistió con ritmo a Alejandro Talavante que lo cuajó en una faena intensa, inspirada y comprometida. Le faltó algo de empuje al toro en los finales pero el buen compás del de El Freixo propició la vuelta al ruedo. Dos orejas paseó el matador extremeño.
A nivel ganadero marcó la diferencia el de Domingo Hernández, un novillo bien presentado, con perfil de pitón y extraordinarias hechuras. Muy fino. Se abrió de salida haciendo el avión, queriendo coger los vuelos del capote de Fernando Adrián por fuera. Definido desde salida, con una humillación especial. Para soñar el toreo. Adrián lo dio todo en una faena de máxima entrega, sin importarle el ambiente distendido, pisando el acelerador. El momento álgido lo alcanzo al enlazar un cambio de mano después de un pase de pecho en redondo que fue eterno. Empezó a apuntar algo de querencia, una tendencia que le alejó de haber vuelto al campo para padrear como su clase merecía. Dos orejas para el madrileño.
Un runrún recorrió el tendido antes de salir el de Núñez del Cuvillo, el de Roca Rey. El peruano se ha implicado en la promoción del festival incluso visitando platós de televisión. Representando a todo el sector en pleno apogeo de su popularidad. Fue tal el compromiso con el que asumió la tarde que se echó el capote a la espalda en un quite ceñido. Fue a menos el novillo, quizá acobardado por la férrea seguridad del peruano. Terminó con un arrimón y saludó una unánime ovación.
La sorpresa del festival llegó con Olga Casado, alumna de la Escuela José Cubero 'Yiyo'. Sigue la estela de Cristina Sánchez, última mujer que alternó con las figuras del toreo. Aspira a alcanzar ese espacio. Desde luego lo demostró sin reservas con un buen novillo de Garcigrande. Casado brindó a la presidenta Isabel Díaz Ayuso que presenció el festival junto Juan Carbonel y Beatriz Beltrán, del Palacio Vistalelgre. Comunidad y recinto, coorganizadores del apoteósico festival. Casado se impuso a base de verdad, carisma, arrojo y mucha frescura. Toda una revelación. Se le otorgaron los máximos trofeos y salió a hombros rodeada de jóvenes. Una bella imagen que resumió la reacción histórica del toreo ante la devastación.