DEPORTES
Los correveidiles

Jesús Álvarez: "Las injerencias del Gobierno en TVE son como las meigas: haberlas siempre haylas"

Como esconde un retrato como el de Dorian Gray en el desván, cuesta creer que, tras ser el rostro del deporte en TVE durante casi 50 años, esté jubilado. «Es injusto. Me obligaron y yo estoy mejor que nunca», denuncia.

Jesús Álvarez: "Las injerencias del Gobierno en TVE son como las meigas: haberlas siempre haylas"
SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL
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En la distancia, cuesta reconocer a Jesús Álvarez (Madrid, 1958) mientras camina hacia la cafetería del madrileño barrio de Aravaca en la que hemos quedado. En lugar del gentleman con chaqueta, corbata y pañuelo en la solapa que dio las noticias deportivas en TVE durante más de 40 años, se aproxima un señor con un jersey verde pastel. No puede ser él. Pero en el mismo momento en que la miopía permite enfocar se acaban las dudas. El recientemente jubilado periodista sigue teniendo la planta de un galán de cine clásico. Es un tanto ofensivo.

Ya basta, llevas 30 años igual.
¿Sólo 30? Y eso que hoy vengo informal. Hay una anécdota curiosa. Una vez estaba en una mesa redonda y el único que iba arreglado era yo. Los compañeros iban con vaqueros y hasta en camiseta, así que me sentí obligado a dar una explicación al público: "Se habrán fijado ustedes que el único que va con corbata soy yo, que mis contertulios van vestidos con menos elegancia. No se preocupen, tengo que decir en honor a ellos, que es porque yo duermo en traje".
¿Qué tal vives jubilado?
No me aburro, estoy trabajando más que antes. Me habían advertido que tendría más tiempo para hacer cosas y, el problema, es que las hago. Me solicitan que vaya a coloquios, presente actos, esté en tertulias... y como, efectivamente, tengo tiempo para hacerlas, digo que sí a todo y al final te encuentras con una agenda más ocupada que cuando estás en activo. Yo siempre tenía un telediario, el de las tres o el de las nueve, y mi vida estaba enfocada a las tres o a las nueve, pero ahora está enfocada a las tres, a las nueve, a las cuatro, a las cinco, a las siete... Para mí es muy placentero y me llena de energía que sigan contando conmigo, porque como has visto, estoy igual. Bueno, no, estoy incluso mejor y aquí está la prueba. Así que, afortunadamente, tengo en qué emplear el tiempo libre y no se me está haciendo duro.
Porque tú no querías dejar de trabajar.
No, en 2023 me obligó TVE a jubilarme. Evidentemente no quería porque era cuando estaba en el mejor momento de mi vida profesional, cuando tenía las ideas más claras y un mejor aspecto, pero lo que más me molestó no fue eso. Es injusto porque se supone que la jubilación obligatoria a los 65 años de personas que llevábamos tanto en un medio público era para que otros trabajadores más jóvenes, que llevan también muchos años y aún no son fijos, pudieran coger esa fijeza que nosotros dejábamos. Eso me parece bien, pero es que desde que me jubilaron no han convocado oposiciones para esas plazas y no han hecho ni un contrato nuevo. Llevan 13 o 14 años ya sin sacar esas plazas. Los que estaban en precario siguen en precario, yo estoy en casa y TVE se ahorra ese sueldo. Una televisión pública no puede actuar así.
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Tu padre ya fue una leyenda de TVE.
Una leyenda efímera porque tuvo la desgracia de morir muy joven [Jesús Álvarez padre falleció en 1970, con 43 años, a causa de una leucemia]. En 1957, él fue el primer presentador de un telediario en este país y estuvo desde el principio en TVE, en aquellos tiempos del Paseo de La Habana. Por cierto, han tirado todo aquello y han hecho unos pisos de lujazo tremendos. Nos podían haber dado oportunidad de comprar a los que tuvimos alguna relación con aquellos estudios, aunque sospecho que se me hubieran ido de presupuesto [risas]. Me di cuenta de que mi padre tenía un trabajo diferente al resto cuando en el colegio mis compañeros me pedían autógrafos suyos. Ahí entendí que trabajar en televisión te da un plus de ser famoso muy interesante.
¿Por eso decidiste seguir su camino?
Qué va, soy de vocación tardía. Soy periodista por genética pero no por vocación, porque mi idea era ser ingeniero de Telecomunicaciones, que me atraía más. Era el mundo de la comunicación, pero desde otra faceta. Lo que pasa es que al tener la desgracia de que muriera mi padre cuando yo tenía 12 años y mi madre [en un accidente de coche] cuatro años después, me di cuenta de que estaba solo en la vida y estudiar Telecomunicaciones iba a ser complicado porque lo que necesitaba era ponerme a trabajar y a ganar dinero cuanto antes para enfocar mi futuro. Entonces, después de haber hecho Bachillerato, COU y Selectividad de Ciencias, me decanté por estudiar Periodismo.
Periodista por necesidad, pues.
Sí, aunque lo vivía en casa diariamente y me gustaba. Mi padre era periodista, mi madre era locutora de radio, una hermana ya trabajaba en la radio, mi tía vivía justo en el piso de debajo y era locutora y actriz de doblaje... El periodismo lo sentía y lo llevaba en la sangre, pero lo decisivo fue que era el camino más rápido para tener un sueldo y llevar una vida.
Tras quedarte huérfano, tu tutor legal pasó a ser Matías Prats sénior, amigo de tus padres.
Cuando falleció mi padre, mi madre puso como tutor en el testamento a Matías, para que mi hermana y yo no nos quedáramos desasistidos si a ella le pasaba algo. Cuando ella también murió, Matías se prestó gustoso a que me fuera a vivir a su casa, pero al vivir mi tía debajo y tener la vida ya hecha en mi barrio preferimos dejar las cosas como estaban. Me dijo: "Sigue haciendo tu vida, pero yo estaré aquí para lo que me necesites". Y así fue. Nos ayudó mucho con toda la burocracia que teníamos que hacer por habernos quedado huérfanos y, luego, fue muy importante para mí desde el punto de vista profesional, porque me enseñó muchas cosas del deporte y de las transmisiones. Le pedí muchos consejos en mis inicios y siempre tuvo tiempo para ayudarme. Recuerdo que un día cogió papel y lápiz y me explicó una por una todas las posiciones de los futbolistas, porque yo empecé muy de golpe y muy verde. Entré en la carrera con 17 años y tuve la inmensa suerte de comenzar a trabajar cuando estaba en Primero.
¿Cómo fue todo tan rápido?
La facultad, si te soy sincero, la pisé poco ese primer año. Era una época convulsa porque no había muerto Franco todavía, pero estaba a punto, y había mucho lío político en la universidad, pero yo tampoco me metí mucho en eso, iba a lo mío, que era trabajar. No tener que ir mucho a clase me sirvió para introducirme en una emisora pequeña que había en la calle Alcalá y se llamaba La Voz de Madrid.
De allí saltó a la tele.
En esa emisora trabajé con dos grandes referencias de la comunicación: Antolín García y Joaquín Soler Serrano. Antolín me pagaba 1.500 pesetas de su propio sueldo, pero Joaquín no me podía pagar por no sé qué problemas burocráticos. Hice un año con él un programa diario de 7 a 9 de la mañana, que se llamaba Rompiendo el aire, y me pegaba unos madrugones tremendos. Me dijo que algún día me pagaría ese esfuerzo y, al año siguiente, estaba en plenos exámenes de Segundo y había una ola de calor, así que decidí echarme la siesta y estudiar por la noche. En esas, empezó a sonar el teléfono en la otra punta de la casa y me hice el remolón porque estaba dormido, pero insistían, me levanté y respondí con bastante mal tono. Era Joaquín: "Hola, Jesús. ¿Te acuerdas que te comenté que algún día te pagaría lo de la radio? Pues ese día ha llegado. Me acaban de hacer director de un programa de televisión que se llama Siete días y quiero que seas el presentador". Se me cayó el teléfono al suelo, literalmente.
Y aceptaste.
Naturalmente, en cuanto recuperé el teléfono: "¿Dónde y cuándo hay que estar?". Fue una osadía. Al colgar empecé a reflexionar y me empecé a acongojar. Era 1976, tenía 18 años, apenas sabía de radio como y ahora me metía en televisión... Ahora entiendo que fui parte de una modernización de TVE acorde con los tiempos. Era la Transición, llegaba la democracia y querían gente nueva y joven.
¿Cómo era esa tele de la Transición?
Una locura porque querían dar otra imagen, cambiarlo todo y llegamos gente muy joven, con muchas ganas pero ninguna experiencia como Matías Prats júnior y yo. Fuimos los dos más jóvenes que nos asomamos por allí.
¿Ya erais amigos debido al vínculo de vuestros padres?
Nos conocíamos, pero no éramos amigos. Matías me saca siete añitos y en aquella época no coincidíamos. No tuvimos trato hasta que empecé en la tele y ahí ya sí labramos una amistad que fue más allá del trabajo. Matías se fue de TVE en el 98, pero hemos seguido siendo amigos desde aquel momento de la Transición y de cambio de todo un país. La gente nos sigue vinculando mucho y es normal porque, aunque dejamos de trabajar juntos hace más de 25 años, cuando empezamos sólo había un canal y nos veían 14 millones de personas, una locura. Éramos los reyes del mambo. Fue una etapa muy diferente a la de ahora.
Veinteañero, famoso, buena planta, la Movida... Suena divertido.
[Risas] Fueron buenos años. La gente te empieza a reconocer, firmas autógrafos... Pero en realidad la fama no me despistó, yo iba a lo mío. Mi carrera, mi sueldo, me casé joven...
Era una época en la que el periodista tenía un prestigio social que hoy se ha perdido.
Estamos en una época en la que todo se critica, pero gracias a los periodistas se siguen denunciando muchas cosas de un lado y de otro y salen muchas cosas que la sociedad debe saber y sin nosotros no lo haría. Es cierto que se ha desprestigiado, pero creo que es más por la cantidad que por la calidad, porque en un momento dado se ha considerado periodista a cualquiera en este país. Cualquiera valía para presentar un programa y estar en una tertulia, bastaba ser un poco conocido, ser hijo de un famoso o ir a fiestas con unos y con otros. Creo que eso está mejorando y se vuelve a buscar que quien ejerce el periodismo sea periodista, pero aún no se ha solucionado del todo y ha perjudicado mucho a la profesión, sin duda alguna.
¿De qué equipo eres? Ahora que ya estás jubilado, puedes decirlo.
No lo voy a ocultar: soy de la selección española [risas]. Respeto a los compañeros que desde el minuto cero se han puesto una camiseta, pero creo que si te dedicas a la información deportiva tienes que hablar todos los días de todos los equipos y lo mejor es pasar inadvertido en ese sentido. Procurar ser lo más objetivo y sincero posible y que si eres de un color, que todos lo somos, no se te note mucho, porque yo no veo que los periodistas políticos se vayan poniendo la camiseta del PP, del PSOE o de Podemos.
Bueno, en las tertulias políticas es igual de evidente que en las futbolísticas el equipo de cada uno.
Sí, pero no van con un cartel anunciándolo. En el periodismo deportivo he visto a compañeros salir en televisión con la camiseta del Atleti o del Madrid puestas y a mí eso me da un poco de vergüenza ajena. Si eres periodista no basta con ser objetivo, también tienes que parecerlo. Entonces, eso nunca me ha gustado y siempre he procurado mantenerme al margen aunque estuviera de moda.
SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL

De todos modos, trabajar en una cadena pública es diferente, especialmente para los presentadores de telediario. Sois tan conocidos como neutros. Pienso en ti, en Ana Blanco...
La neutralidad debe ser una exigencia de lo público. Salvo que seas un tertuliano, en una tele pública puedes hacer de todo menos opinar. Los periodistas de la casa no podemos permitirnos ese lujo... o esa debilidad. Trabajamos para todos los españoles por igual con una voluntad de servicio público. Así debe ser. Las televisiones privadas tienen un target al que van dirigidas, pero Televisión Española siempre ha sido plural y plurinacional. Al menos es como yo lo veo. Con el deporte pasa algo parecido: siempre ha sido polideportiva, no debe caer en atender sólo al fútbol porque sea lo mayoritario. Nosotros hemos hablado de baloncesto, de balonmano, de tenis, de ciclismo, de infinidad de deportes que en otras cadenas no tienen espacio porque no venden. Nosotros por obligación y por definición nos hemos debido a todos los deportes y todos los públicos.
¿Nunca te tentó el salto a las privadas?
Me tentaron ellas a mí bastantes veces, pero ¿sabes lo que sucede? Que económicamente era una tentación fuerte, pero profesionalmente lo tenía todo en TVE. Me acuerdo que, en una reunión con una de las cadenas que me intentó fichar, pregunté: "¿Pero vosotros qué tenéis de deportes?". Y me dijeron que nada todavía, que ya irían cogiendo... Si TVE tenía los Mundiales de fútbol, de baloncesto y de balonmano, los Juegos Olímpicos, el ciclismo... Todos los acontecimientos a los que yo iba, ¿qué se me había perdido fuera? Por eso siempre preferí sacrificar el tema ganancial pero ser más feliz en lo profesional.
En realidad, pese a esa garantía laboral, da la sensación de que TVE es un polvorín permanente, siempre con guerras internas. El último caso, el lío con el fichaje de David Broncano.
Eso pasa más últimamente, por ejemplo, con todo esto que ha pasado a raíz de ese fichaje. Luchas en el Consejo de Administración por aprobar unas cosas u otras siempre ha habido, pero yo no he visto ese afán de sacar algo adelante nunca. En mis tiempos no nos permitíamos el lujo de poder fichar a un comunicador importante. Cuando fui director de Deportes, quise contratar de comentaristas a algunas figuras del deporte, pero cuando les decía el presupuesto que tenía se reían de mí. No me daban dinero para eso, que era nada, y sin embargo ahora mira... En el fondo, de un poco envidia, ¿no? Antes estas cosas eran muy estrictas y estaban supermedidas y ahora se habla de cifras millonarias para fichar a personas como esta que has citado, que yo no sé si realmente va a servir para que se incremente la audiencia o va a ser revulsivo de algo.
¿Hay injerencias de los Gobiernos en TVE?
Esto es como las meigas, haberlas siempre haylas. Yo agradezco mucho haber estado en la información deportiva porque allí si el marcador es 1-0 es 1-0 y punto. No caben valoraciones ni apreciaciones y, si ha habido presiones e injerencias, yo no las he percibido, no me han interesado o no he querido ahondar más en la situación. Pero esto que ha pasado con este último lío no es nuevo. La libertad de prensa es inversamente proporcional a la cantidad de subvenciones públicas que recibes. A mayor subvención, menor libertad y eso a un medio público lo pone en una situación muy complicada. TVE siempre ha estado en manos de los Gobiernos, ha sido el medio que han manejado unos y otros: ahora quitamos la publicidad, ahora le bajamos los presupuestos... Mil tejemanejes al albur de los Gobiernos de turno. De todos, no sólo de este. Cada vez que cambiaba el Gobierno pensábamos que iba a arreglar todo aquello que criticaba al anterior porque le beneficiaba, pero no: preferían dejarlo igual y beneficiarse ahora ellos.
Tu etapa en la dirección de Deportes fue efímera, sólo dos años de 2012 a 2014.
Es una etapa de la que estoy profundamente arrepentido porque no era mi sitio. Es un cargo para resolver tropecientos mil problemas, tanto personales como profesionales, y a mí lo que me gustaba era la información y contar cosas. Me di cuenta de que me había equivocado el mismo día que me nombraron. La capacidad de decisión del jefe de Deporte en TVE es muy escasa. No tenía un duro para gastar y ya estaba todo comprometido: la Champions, los Juegos... Como trabajadores, todos decimos que habría que hacer esto así y esto asá, pero cuando llegas al cargo te das cuenta de que no puedes hacer nada. El primer día me dieron un tocho de contratos firmados y me dijeron que tenía que reducirlos a la mitad. Yo que había sido un hombre de la información y de imagen y mi primera misión era llamar a un montón de gente para decirle que les íbamos a pagar menos de lo acordado. Fue una cosa tremenda. Afortunadamente alguien pensó que debía seguir dedicándome a los telediarios y lo agradecí mucho. Fue una experiencia de la que no reniego, pero me podría haber ahorrado.
Cuando uno está 30 años haciendo lo mismo, presentar el Telediario en tu caso, ¿No acaba por aburrirse?
¿Sabes lo bueno que tiene la profesión de periodista? Que todos los días son diferentes porque las noticias son distintas. Ese aliciente nunca desaparece. Me fijo mucho en esos oficinistas que los 365 días del año tienen las mismas carpetas encima de la mesa y tienen que hacer los mismos números. En este oficio hoy estás aquí, pero mañana no sabes dónde vas a estar. Nunca me aburrí.
¿Por qué dejaste el Telediario en 2018?
No lo dejé, me dejaron. Me sorprendió porque venía de hacerme dos telediarios más todas las conexiones con el resto de programas de la casa durante todo el Mundial de fútbol de Rusia, trabajaba 15 o 16 horas seguidas todos los días. Llegué, me fui de vacaciones y el 15 de agosto me llamó la directora de Informativos, Begoña Alegría, que la acababan de nombrar y me dijo: "Hola. Jesús, ¿qué tal? Ya te imaginas para qué te llamo". Estuve a punto de decirle que para felicitarme por el Mundial, pero por el tono ya vi venir que no iba por ahí el tema. Supongo que a alguna de las personas o personajes que rodearon a Rosa María Mateo cuando asumió el poder no le gustaría el deporte o no le gustaría mi cara y me quitaron. Me dolió.
Quizás la única vez que tu popularidad y tu vida personal se mezclaron fue en 1988 cuando ETA secuestró a tu suegro, Emiliano Revilla.
Aquella fue otra experiencia que me encantaría haberme ahorrado. Fueron unos meses terribles y me tocó jugar un papel extraño e incómodo. Era un periodista en casa de un secuestrado y, claro, todos los compañeros recurrían a mí. Había cosas que les podía decir y otras que no era oportuno comentar por muchos motivos, como te puedes imaginar, y ellos insistían: "Jesús, tú que nos entiendes...". Sí, pero entendedme vosotros a mí. Al final les dije que les contaría lo que pudiera y callaría lo que no, pero que lo que no haría es ser un mentiroso. Y más o menos así nos fuimos entendiendo, pero fue un doble papel, el de familiar de víctima y periodista, muy desagradable.
¿Qué sientes cuando ves a Bildu a punto de ganar unas elecciones vasca?
Siempre digo que ETA debe a mi familia ocho meses de vida, pero... El otro día veía un reportaje en el que un periodista preguntaba por la calle si iban a votar a Otegi, que está implicado en delitos de terrorismo, y la gente parece que ya ha olvidado lo que pasó. Afortunadamente, nos hemos quitado la lacra del terrorismo, los asesinatos y los secuestros y la gente está en otra dinámica, quiere pasar página. Sinceramente, no sé si es bueno o malo. Creo que tener memoria es aconsejable, pero ahora las cosas están bien, la gente joven está en otra película y no quiere saber nada de aquello. También lo entiendo.
¿Cuál es el momento que vale toda tu carrera?
Haber estado en el Soccer City de Johannesburgo el 11 de julio del 2010 viendo a la selección española ganar el Mundial de fútbol. Con el gol de Iniesta de mi vida pensé: "He estado en todas las salsas, en todos los saraos y ya me puedo retirar. He cerrado el círculo".