Dos goles desde fuera del área acabaron con un Villarreal que creó indefinidamente peligro y quizás más ocasiones, pero no lo suficiente para evitar la victoria del Real Madrid, que se antoja medicinal, terapéutica.
Lo extraño, lo pecaminoso es que los mejores jugadores ofensivos del mundo, nada menos que Mbappé, Vinicius y Rodrygo, parecen capados por cómo juega el Madrid. No presiona en ataque, no tiene velocidad de balón y tampoco ejecuta una presión razonable. En el aspecto defensivo, el Madrid juega apelotonado en retaguardia y convierte a cualquier equipo en una amenaza.
El gol de Valverde, una jugada seguramente estudiada entre Bellingham y el propio uruguayo, supuso ponerse con un gol por delante. Era una ventaja, aunque también un peligro con el arriesgado "bloque bajo" que funciona, porque los rivales no tiene jugadores en ataque que puedan hacer goles.
En todo caso, Ancelotti y su gran objetivo perpetuo es no recibir goles. Cada día se parece más el técnico italiano a Simeone, que son unos viciosos de que lo más importante en el fútbol es no encajar un gol. En cualquier caso, esa triquiñuela chapuza, no te da la victoria.
Para el Madrid es más fácil, dado que la calidad de sus estrellas siempre le salvan el culo para ganar. Hasta Vinicius parece resucitar. Jugó un gran partido y su gol fue extraordinario. Eso provocó el delirio: "Vinicius, Balón de Oro"
La ambición de Marcelino fue bastante infantil. Es posible que el gol a los catorce minutos le destrozara todo lo que había urdido. Pero su equipo falló en el remate.
No dejó de hacer oportunidades de gol ante Lunin, pero en la segunda parte el Villarreal despareció. Quizá se fundió en sus acciones ofensivas, porque se hizo un maratón ante la superioridad técnica del Madrid. Francamente, se desplomó por el peso del cansancio.
Todavía me siento más perplejo de ver a un jugador de 39 años, como el capitán Modric, como una nuevo milagro de rejunenecimiento y parece haber tomar la pastilla gerovital de la doctora rumana Aslan y alcanzar la fuente de la juventud.
Jamás entenderé como se empeñan en jugar con Mbappé sin haberse recuperado muscularmente. Un atrevimiento, porque puede llegar una lesión. El caso es que vimos a un francés irrelevante. Incluso desperdició un gol tras un gran pase de Vini. Le sobró el regate al meta valenciano.
Lo peor, si hablamos de lo medicinal, es que Carvajal puede ser una víctima más de la locura de partidos de los miserables UEFA y FIFA y, ahora, otra cita más para que los jugadores echen espuma por la boca.
Patético.