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Laporta, el rey del mambo

Laporta, durante su comparecencia ante los medios.
Laporta, durante su comparecencia ante los medios.Enric FontcubertaEFE
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El 'seny' es una de las palabras que define la ponderación como parte de la idiosincrasia catalana. El catalán, sin embargo, tiene también su antónimo, la 'rauxa', referido al impulso irreflexivo. Por mucho que Joan Laporta quiera representar lo primero, por mucho que en su círculo le dijeran que se contuviera en la exposición, los días previos a su comparecencia ante los periodistas, cuando llegó el turno de preguntas, el presidente se desató, en un ejercicio mesiánico y populista en el que no tiene rival. Como dijo Guardiola de Mourinho, 'Jan' es el puto amo.

La realidad es que la Cataluña del 'seny' está un poco demodé desde la 'rauxa' del 'procés', por mucho que Salvador Illa intente recuperarlo. Las siete vidas de Carles Puigdemont lo demuestran, como todas las de Laporta, capaz de autodestruirse y reconstruirse, de sobrevivir sobre el alambre. El socio azulgrana sabe que no es un buen gestor, no es tan inocente, pero hoy prefiere la 'rauxa' a mortificarse con la miseria de los números. Laporta lo sabe y por eso se desata, sea para levantar la Supercopa en Yeda como un poseso, frente al recato de Hansi Flick, o ante los periodistas, como si cantara un mambo. Al llegar a diez, corte de mangas, ¡butifarra!

La autocrítica no va con el relato del personaje, que recurre al principio mesiánico más primitivo: atacar al presidente es atacar al Barça. Lamentablemente, no tiene la exclusiva, habitual en el fútbol como en la política. Esta vez, entre los supuestos enemigos no está el Madrid, por al calor del todopoderoso Florentino se gana más que se pierde.

Todavía con la Supercopa a cuestas, Laporta ridiculizó y deslegitimó a la oposición. «Han tenido una oportunidad de oro para demostrar que quieren al Barça y no lo han aprovechado. Se han puesto al lado de medios hostiles», dijo quien hizo la oposición más hostil que se recuerda para derribar el 'nuñismo'. «Pobre Barça si cae en manos de según quien», añadió Laporta sin mencionar a Víctor Font, empresario de perfil y tono bajos, más representativo del 'seny', pero sin 'rauxa' ninguna.