Un gol de Correa, muy al final, puso el punto final a un partido bochornoso. Si no fuera por por ese Comité de Árbitros repugnante, el partido jamás se hubiera reanudado tras unos minutos de parón absolutamente absurdos. La lluvia de mecheros a Courtois, con riesgo claro para el meta, era insoportable. Desde ese momento, el partido estaba adulterado. Pero Spain is different. Y ya veremos cómo el castigo al Atletico será obsceno.
El árbitro, a partir del gol, se mostró injusto, muerto de miedo por la presión de unos violentos sin cerebro. Algunos iban con máscaras. Ya no hubo más faltas para el Madrid. Una prolongación de ocho minutos pareció una exageración. El Atlético no podía perder, por lo civil o lo criminal, como decía el gran Luis Aragonés.
Hablemos del gol de Correa. Lo que vemos nunca es la jugada completa. O la vemos según les parece a los del VAR. El fuera de juego automático, automático no es. Se puede manipular. El poder para los negreira boys y el forofo barcelonista Clos Gómez. Pueden maniobrar a su antojo.
Para cuando llegó ese gol final, el partido ya estaba adulterado. El Madrid nunca debió volver a jugar, una vez que el árbitro los mandó al vestuario. Lo que ocurrió después es que Ancelotti, que no había movido el banquillo hasta los 85 minutos, sólo supo sacar a defensas y quedarse sólo con el niño Endrick en ataque.
Una vez más con la ventaja en el marcador, el italiano utilizó su caótico bloque bajo. Y dejó escapar la posibilidad de mejorar el juego con la técnica de los jugadores. Así que, mezquino una vez más, perdió la oportunidad de acercarse a un solo punto del Barça y meterle presión. El partido fue un soberano bostezo. Con tanto miedo de Simeone y Ancelotti, manteniendo las posiciones indicadas y optando por no jugar al ataque, estábamos castigados al aburrimiento.
Bellingham no jugaba en ningún puesto. Es patético su actual estado. Vinicius sólo se animó con tres jugadas, poco antes del gol de Militao. Rodrygo es un desastre. Y en ese punto, dejó de ser un partido. Se convirtió en una vergüenza mundial con mecheros volando. Un comportamiento fanático, al borde del delito.
El fútbol ha caído en manos de personas con poca cultura y sin principios. El fútbol no debería estar dominado por los forofos. Será la tumba del fútbol.