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La UE quiere impulsar la industria de Defensa europea para ganar competitividad y hacer frente a Rusia: "La máquina de guerra no parará aunque haya paz"

"Hay que gastas más, mejor y europeo", defienden en Bruselas en relación a la inversión militar. El informe Draghi ya señaló que el sector es una oportunidad para innovar y ganar productividad

Christine Lagarde, presidenta de la Comisión, junto a Paschal Donohoe, el ministro de finazas irlandés
Christine Lagarde, presidenta de la Comisión, junto a Paschal Donohoe, el ministro de finazas irlandésEfe
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La industria de la Defensa europea va a ser clave en el futuro de la UE. Que el gasto militar se va a disparar es ya un hecho después de la histórica semana pasada en la que cambiaron las relaciones geopolíticas, los equilibrios y la propia Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Cambió el mundo, en definitiva. Y Bruselas quiere que ese profundo giro y los "cientos de miles de millones" de euros que se van a gastar supongan un impulso para el sector europeo, para que la economía del continente gane competitividad y, por supuesto, para defenderse de Rusia.

Porque "la máquina de guerra de Rusia no parará aunque haya paz", sostienen fuentes comunitarias. Si finalmente hay acuerdo, en Bruselas afirman que Vladimir Putin utilizará ese proceso para dar descanso a sus tropas y rearmarse. Y en este punto, en la capital comunitaria recuerdan que el país ruso produce en apenas tres meses tanta munición como toda la OTAN, Estados Unidos incluido, en un año.

"Putin no parará en Ucrania", prosiguen en Bruselas, en donde temen las ansias expansionistas del presidente de Rusia e insisten una y otra vez en que es fundamental "gastar más y gastar mejor". Esto supondrá una oportunidad para los países que cuenten ya con una industria de Defensa, y entre los que está España. El resto son Alemania, Francia, Italia, Polonia y Suecia.

Las perspectivas de crecimiento del sector son muy claras, los mercados bursátiles ya lo están descontando con fuertes subidas de las potenciales compañías beneficiadas, y en la capital comunitaria indicen en el "gastar europeo". Esto es, que el rearme de Europa no suponga un beneficio directo para, por ejemplo, la industria estadounidense o que lo sea en la menor medida posible. Esto era algo con lo que se especulaba en Bruselas y que, en opinión de algunos, estaba detrás de las exigencias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump: que los europeos gasten más en Defensa para que compren a las empresas estadounidenses. Y seguro que hay una parte de eso, pero los hechos han demostrado que el magnate directamente no está interesado en seguir defendiendo a Europa y que quiere reasignar los fondos que hasta ahora destinaba a esta cuestión.

La oportunidad de ganar competitividad es también muy relevante. El ex presidente de Italia, Mario Daghi, ya lo recogió en el informe que presentó en septiembre. Sin saber todavía lo que ocurriría en EEUU y el cambio geopolítico, el también ex máximo responsable del Banco Central Europeo (BCE) ya apuntó que el gasto en Defensa era una vía de innovar, de aumentar la renqueante productividad europea e incluso de crear puestos de trabajo de calidad. Y lo que ha ocurrido en los últimos días no hace más que reforzar estos argumentos.

Para tener una hoja de ruta clara, Bruselas ya está trabajando en un documento sobre Defensa que se conocerá a mediados del próximo mes y que se antoja fundamental. Para entonces también se deberían haber dado pasos en el modo de financiar el gran desembolso que se avecina. Por ahora, las propuestas se amontonan y los líderes europeos tendrán que negociar porque las posturas están enfrentadas.

Choque de propuestas

Ayer, y más allá de lo discutieron y propusieron los asistentes a la reunión de París, los ministros de Economía ya dieron algunas claves en la reunión del Eurogrupo en Bruselas. Los hay, como el responsable español Carlos Cuerpo, que apuestan por cargar a Europa con el esfuerzo: más deuda europea, más participación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) que preside Nadia Calviño e incluso acudir al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que es el fondo europeo de rescate y que lleva años sin utilizarse. Otros, como el ministro de Finanzas de Países Bajos, Eelco Heinen, señaló que aumentar el gasto nacional en Defensa "requiere tomar decisiones duras en el Presupuesto". "Lo que gastas en un lado no lo puedes gastar en otro", añadió para rechazar la vía del endeudamiento.

"Es absolutamente evidente que el gasto en defensa en Europa aumentará aún más en los próximos años. El debate sobre cómo lo haremos exactamente se abrirá rápidamente", dijo, por su parte, el presidente del Eurogrupo, Paschal Donohoe, que definió la situación de "urgencia". Y el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, añadió que el Ejecutivo comunitario presentará "en los próximos días o semanas" una propuesta detallada sobre cómo flexibilizar las reglas fiscales.

Todo muy ágil para los estándares europeos porque la propuesta la impulsó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la cumbre de presidentes que se celebró a comienzos de este mismo mes. Allí la presentó en privado y, según explican fuentes comunitarias, no recibió la objeción de ningún líder. Y la hizo ya pública en su intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich del pasado viernes. Pasos concretos y rápidos. Tal vez eso también haya cambiado tras la histórica semana del 10 al 16 de febrero de 2025.