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Siderurgia

Arcelor no acepta los 450 millones de subvención con fondos de la UE ofrecidos por Sánchez y se lanza a fabricar 'acero eléctrico' en EEUU

El gigante siderúrgico no recoge la ayuda de España y otros países europeos y anuncia 1.100 millones en Alabama

Pedro Sánchez y el presidente de ArcelorMittal, Lakshmi N. Mittal, el pasado día 22 en Davos
Pedro Sánchez y el presidente de ArcelorMittal, Lakshmi N. Mittal, el pasado día 22 en Davos
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ArcelorMittal protagoniza estos días un claro ejemplo de lo que está sucediendo con la industria europea. Se niega a aceptar grandes subvenciones que tiene concedidas por Gobiernos europeos como el de Pedro Sánchez para relanzar inversiones en la UE y, sin embargo, anuncia como gran apuesta una nueva planta de acero eléctrico en Estados Unidos que no existe en la península. En paralelo, sufre la amenaza de aranceles del presidente estadounidense, Donald Trump, para el acero que fabrica en el Viejo Continente. El contexto no estimula invertir en Europa.

Fuentes oficiales de ArcelorMittal confirman a EL MUNDO que el grupo siderúrgico no acepta y, por tanto, no recoge la subvención de 450 millones de euros que le ha concedido el Gobierno español al no existir aún «garantía de viabilidad de la inversión». La ayuda fue aprobada en abril de 2023 por el Consejo de Ministros pero el primer productor europeo de acero, controlado por la familia hindú Mittal, no la recoge por ahora.

Es una subvención directa con cargo a fondos europeos del Perte de descarbonización para un plan industrial en Asturias que supondría una inversión de mil millones. Esta suma convertiría a Arcelor en el primer receptor privado de fondos europeos en España y, pese a que la subvención cubriría una amplia parte de la inversión total, a Arcelor no le compensa aceptarla.

Sigue así pendiente su plan de producir acero verde en Asturias con «instalaciones de reducción directa del mineral de hierro [DRI, por sus siglas en inglés] combinadas con hornos de arco eléctrico, plenamente compatibles con el uso de hidrógeno», explican en el grupo. Éstos sustituirían a hornos altos con considerable reducción de emisiones, pero el elevado coste de producción no hace rentable el esfuerzo. Es un caso similar al de los coches eléctricos: si no se abaratan con ayudas públicas no hay demanda dispuesta a pagar sobreprecio para comprarlos.

El presidente de Arcelor, Lakshmi Mittal y el consejero delegado, Aditya Mittal, defendieron ante Sánchez el pasado día 22 en Davos lo que se ha convertido en su mensaje habitual con gobernantes de los países europeos donde fabrica: «Aunque tenemos clientes que desean utilizar acero con bajas emisiones de carbono, aquellos que están dispuestos a pagar un sobrecoste por ello son realmente una minoría».

El encuentro en Davos «no fue concluyente» y lo evidenció el propio Sánchez con la escueta información que facilitó: «Reunión constructiva con el presidente y el CEO de ArcelorMittal, con quienes he abordado la presencia y futuro de la compañía en España en el actual contexto geopolítico». ¿Resultado? «Seguiremos trabajando próximamente con la compañía para garantizar el futuro de las plantas de ArcelorMittal, en España».

Mittal, una de las grandes fortunas del mundo, sostiene que el hidrógeno verde no es aún una fuente de energía viable. «Su evolución se está produciendo de manera sumamente lenta (...) aún no resulta competitiva como solución provisional». Y hay más, reclama mayor protección en la UE del acero chino, porque el llamado CBAM, el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono no es eficaz, a su juicio. Mittal mantiene fábricas en España y otros países espera llevar adelante su descarbonización en el futuro, pero lo condiciona a cambios que aún no se producen.

En radical contraste, el mismo ArcerlorMittal acaba de anunciar una inversión de 1.200 millones de dólares(1.100 millones de euros) para fabricar en Alabama (EEUU) el llamado «acero eléctrico» demandado por la industria del automóvil. Arcelor ha optado por lanzarse a esta planta -que no se plantea en España- porque detecta más crecimiento de la demanda, mejor entorno regulatorio y la protección de Trump frente a importaciones chinas que considera competencia desleal. «La inversión de 1.200 millones de dólares de ArcelorMittal no sólo refuerza la posición de Alabama en la industria siderúrgica, sino que también allana el camino para la innovación en motores eléctricos y tecnologías de energías renovables», aplaudió en un comunicado el día 6 la gobernadora de Alabama, , Kay Ivey, del Partido Republicano.