- Fertiberia, el rey español de los fertilizantes, abandona el proyecto de la mayor planta de amoniaco limpio de Europa
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Un cambio brusco de temperatura puede desinflar un suflé. Ocurre en la cocina y ocurre en los negocios. En el caso de los combustibles a base de moléculas verdes, como el hidrógeno y el amoniaco, el suflé ha empezado a aplanarse. Ayer, Fertiberia anunció que a finales de mes abandonará Barents Blue, el proyecto noruego para la mayor planta de amoniaco limpio de Europa. La multinacional de fertilizantes ha sido la última en engrosar una lista cada vez más larga de compañías que han frenado inversiones multimillonarias anunciadas en el fervor de una carrera empresarial que encontró en la guerra de Ucrania su gran acicate, y que, como esta, está dando muestras de agotamiento.
Después de monitorizar los proyectos de hidrógeno anunciados en los 12 principales mercados europeos, entre ellos España, Westwood Global Energy, firma de consultoría e investigación del mercado energético, concluyó que alrededor del 20% del total están actualmente paralizados o, directamente, cancelados. De una cartera conjunta equivalente a 145 gigavatios (GW), un reciente informe de la consultora cifra en 23 proyectos, con una capacidad combinada de 29,2 GW, los que han sufrido frenazos, temporales o definitivos.
Fuentes oficiales de Fertiberia aseguran a este diario que su salida del proyecto nórdico no va a repercutir en otras iniciativas similares anunciadas, aunque indican que realizan "una revisión continua" de su cartera de proyectos.
Ni haber logrado una alianza con un socio local (Horisont Energi) ni haber entrado en la lista de proyectos vip de Bruselas, los IPCEI (Proyectos Importantes de Interés Común Europeo), ni haber recibido 41 millones de euros de ayuda pública. Según la empresa, "no se daban las condiciones necesarias para mantener nuestra participación en el proyecto".
Parte o no de un movimiento estratégico más amplio, el paso atrás de Fertiberia es significativo. Primero, porque asesta un importante golpe al objetivo que se había marcado el grupo de producir 2,5 millones de toneladas de amoniaco limpio anuales (la planta nórdica habría aportado la mitad). Segundo, porque individualmente la compañía supone el 30% del consumo nacional de hidrógeno.
El negocio del amoniaco y el del hidrógeno están estrechamente vinculados. El principal potencial del primero es, precisamente, el de transportar y almacenar el segundo que, por su difícil manejo, se espera que fluya diluido en amoniaco, que es una materia prima mucho más controlable. Es por ello que la renuncia de Fertiberia a su aventura noruega es también sintomática del cambio de expectativas del mercado europeo de hidrógeno.
Estancamiento
Si, en sus circunstancias, Fertiberia ha dado marcha atrás, no es extraño que otras empresas, con menos certezas, también hayan retrocedido en su apuesta por las moléculas verdes. La británica Johnson Matthey, líder en tecnologías sostenibles como pilas para combustible, ha vivido en primera persona la impaciencia de los accionistas ante el sumidero de capital en que se ha convertido el hidrógeno.
Standard Investments, la gestora dueña de más del 10% de la compañía británica, había exigido varias veces desde 2024 por carta al consejo de administración frenar la inversión en hidrógeno. Este año, a la alta dirección de la firma con sede en Londres no le ha quedado otra que reaccionar tras reconocer el «enfriamiento» de este negocio. A finales de enero, el órgano de gobierno decidió «no implementar más gastos de capital de crecimiento» en su división Hydrogen Technologies, minimizando el gasto «a niveles de mantenimiento», lo que se traduce en un recorte de más del 80% de la partida destinada al combustible verde. Lo que Johnson Matthey y su primer accionista detectaron en unos estados financieros, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) lo ha percibido a nivel macro.
La IEA ha detectado que la demanda mundial de hidrógeno en 2023 siguió concentrándose en las mismas aplicaciones donde este se ha utilizado durante décadas. Su adopción en nuevas áreas -la industria pesada, el transporte de larga distancia o el almacenamiento de energía- representó menos del 1% de la demanda mundial en 2023, según la IEA, que admite, además, que incluso teniendo en cuenta los ambiciosos planes de incentivos y otras herramientas gubernamentales, la demanda potencial de hidrógeno de bajas emisiones para 2030 equivaldría a una décima parte de lo necesario para alcanzar las Cero Emisiones Netas en 2050.
Otro ejemplo del frenazo es el gigante metalúrgico ArcelorMittal que, en noviembre, dejó en vía muerta sus planes de producción de acero a base de hidrógeno verde en toda Europa. Con ello, renunció a jugosos incentivos en Alemania, Francia o España, donde el Gobierno le había asignado en 202 450 millones de euros de subvención para descarbonizar su acería de Gijón.
Sin salir de España, varios promotores, principalmente de proyectos de hidrógeno, han alertado en los últimos meses de que podrían verse obligados a renunciar a las ayudas que les fueron asignadas en el marco de los Fondos Next Generation al Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), que es el organismo bajo el paraguas del Ministerio de Transición Ecológica que gestiona las ayudas europeas que dependen de la cartera que dirige Sara Aagesen.
Así lo reconocen distintas fuentes del sector, que explican que, por un lado, estos promotores ven que el hidrógeno está lejos de una economía de escala que haga viable su comercialización, lo que mantiene la demanda adormilada. Por otro, temen enfrentarse a penalizaciones por incumplir los plazos fijados por Bruselas para la puesta en marcha de los proyectos subvencionados. Las mismas fuentes reconocen que el Gobierno es sensible a este problema y que así se lo está trasladado a las autoridades europeas. Por el momento, Bruselas es inflexible.
"Estamos trabajando con las empresas con el objetivo común de lograr que se implementen los proyectos financiados con el Plan de Recuperación, a la vez que se asegura el cumplimiento del Reglamento del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia marcado por Bruselas", aseveran fuentes oficiales del IDAE en respuesta a este medio.