Estados Unidos empezó la guerra comercial con el resto del planeta esperando o más bien amenazando con una gran escalada si Canadá, México, China o la Unión Europea respondías, en vez de agachar la cabeza y aflojar la cartera. Evidentemente, no ha ocurrido. Uno tras otro, todos los gobiernos y bloques han reaccionado con aranceles a los aranceles, en una evolución que nadie fuera de la Casa Blanca entiende y que va a perjudicar a miles de millones de personas.
Aun así, Donald Trump sigue convencido de que es una estrategia ganadora, que las medidas proteccionistas enriquecerán a sus ciudadanos e incluso de que podrá bajar los impuestos gracias a que el resto del planeta va a llenar las arcas del Tesoro. Y por eso, en vez de frenar, está preparado para dar el siguiente paso: "Ahora es nuestro turno, Estados Unidos va a recuperar mucho de lo que le robaron otros países", ha dicho este miércoles en respuesta a las decisiones anunciadas desde Bruselas por la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
No ha habido novedad en las palabras de Trump, en una comparecencia junto al primer ministro irlandés, Micheál Martin, en la que por cada elogio que daba a su invitado le seguía un reproche, un agravio o una amenaza comercial, especialmente hacia el sector farmacéutico, una de sus obsesiones desde que ha vuelto al cargo. "La Unión Europea nos trata muy mal, y lo ha hecho durante años. Yo me harté en mi primer año, pero teníamos que resolver otros problemas", ha señado en un mantra clásico sobre cómo en su primer mandato tenía pensado ya vengarse de los europeos por ese maltrato constante que percibe, pero estalló el Covid y tuvo que postponerlo.
"Pero ahora es nuestro turno, nos toca. Lo que hacen no ha sido justo. Demandan a nuestras empresas y ganan cantidades enormes de dinero. Demandaron a Apple, ganaron 17.000 millones de dólares y los usan para otros fines, supongo, para dirigir la Unión Europea. Así que no los critico. Están haciendo lo que deberían hacer, quizás en la Unión Europea, pero eso genera mala voluntad, y como saben, los aranceles serán recíprocos", ha añadido.
Trump ha dicho que no entiende por qué los europeos se enfadan. "Independientemente de lo que nos cobren por cobrarles, se quejarán. Sea lo que sea, ni siquiera importa lo que sea. Y no sé por qué la gente se enfada, porque no hay nada más justo que eso", ha explicado anticipando los próximos pasos. En la última semana EEUU ha chocado con Canadá, que respondió con aranceles a las medidas de su vecino o aplicando como hizo Ontario, la provincia más poblada y vecina de varios estados de EEUU, un recargo a la exportación de electricidad. Trump amenazó con duplicar los aranceles de Canadá inmediatamente, hubo llamadas y el primer ministro de Ontario aceptó quitar ese impuesto adicional y dejar de lado el ultimátum de incluso rescindir los contratos de suministro.
Trump quiere hacer lo mismo, usar todo su poderío y amenazas de medidas salvajes para contener a los europeos. "Tuvimos un problema con Ontario, les dijimos lo que íbamos a hacer y pararon de inmediato (...) Hemos tenido muchas políticas comerciales negativas, y aun así nos va muy bien ahora. Pero nos va bien porque gané las elecciones. Si no las hubiera ganado, habríamos tenido un período muy malo", ha dicho culpando de la caída de las Bolsas al Gobierno de Joe Biden.
El presidente de EEUU también ha defendido sus ida y venidas, imponiendo aranceles, suspendiéndolos y exonerando a sectores, como el del automóvil de las grandes marcas americanas. "Tengo derecho a adaptarme. Me llamaron, por ejemplo, los fabricantes de automóviles, los tres grandes, y me pidieron un favor. No soy como un bloque. No se llama inconsistencia, se llama flexibilidad. Siempre tendré flexibilidad, pero habrá muy poca una vez que comencemos. El 2 de abril será un día muy importante para Estados Unidos, recuperaremos mucho de lo que le robaron otros países por, francamente, un liderazgo estadounidense incompetente", concluyó.
"El presidente Trump ha vuelto a utilizar la ventaja queda la economía estadounidense, que es la mejor y más grande del mundo, para lograr una victoria para el pueblo estadounidense", celebró este martes Kush Desai, portavoz de la Casa Blanca, en referencia a los aranceles del acero y el aluminio. Lo mismo vale para China o la UE. La clave es esa "ventaja", ese "leverage". Que en caso europeo es la seguridad, la defensa, la OTAN. La estrategia está más que clara.