MACROECONOMÍA
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La adicción a los móviles crece entre los adolescentes, de un 16% a un 27% en menos de una década

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España tiene un problema con la forma en la que sus jóvenes usan el teléfono móvil. Aunque esta es una opinión ampliamente aceptada, que el uso desproporcionado de móviles y, en general, acceso a internet por parte de los jóvenes, genera problemas cada vez mayores de atención, rendimiento escolar y salud mental, la disponibilidad de datos sobre la materia es sorprendentemente escasa. Por suerte, la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad de forma bianual, permite arrojar algo de luz al respecto.

Los datos apuntan a que la situación se ha deteriorado rápidamente entre 2014 y 2021 (el último año para el que existen microdatos disponibles). El porcentaje de adolescentes, de entre 14 y 18 años que declaran dormir menos por estar conectados a internet de forma frecuente o muy frecuente apenas suponía un 14% del total en 2014, un porcentaje que se ha ido incrementando progresivamente hasta alcanzar el 21,5% en 2021. Visto desde el lado opuesto, en 2014 el 44% de los adolescentes declaraban que nunca trasnochaban por estar conectados a internet, mientras que en 2021 este porcentaje se situó, por primera vez, por debajo del 30%, casi 15 puntos menos.

Sin embargo, aunque esta última variable pueda tener grandes efectos sobre el rendimiento escolar (como veremos posteriormente), hay variables mejores para ver el grado de adicción de los adolescentes a internet. Concretamente, el porcentaje de ellos que declara haber continuado conectado a internet pese a querer parar, una proxy razonable del grado de adicción. El porcentaje de adolescentes que declaran haber pasado por esta situación a menudo o con mucha frecuencia ha subido desde un 16% a un 27% entre 2014 y 2021, casi el doble en apenas siete años.

Este rápido crecimiento de la adicción a internet entre adolescentes ha sido marcadamente desigual entre sexos. En 2014 el porcentaje de adolescentes en la situación anterior rozaba el 14%, mientras que el de las mujeres se aproximaba al 19%, es decir, había cinco puntos de diferencia entre hombres y mujeres. En 2021 la situación había cambiado sustancialmente, y esa diferencia original de cinco puntos ahora asciende a nada menos que 16 puntos. Es decir, el crecimiento del grado de adicción a internet entre los adolescentes lo han impulsado, fundamentalmente, las chicas.

Se trata de un constante y vertiginoso aumento del porcentaje que declaran este fuerte grado de adicción a estar conectado a internet, que ha pasado del 19% al 34,5%. Entre los hombres la evolución ha sido mucho menos acusada, con un incremento entre 2014 y 2016, del 14% al 19%, seguida por un estancamiento desde entonces, sin llegar a superar el umbral del 20% en ninguno de los años posteriores.

En 2021 el ministerio de sanidad preguntó, por primera vez, por las horas que pasaban los adolescentes conectados a internet en un día de diario. La media ronda nada menos que las seis horas, con diferencias muy pequeñas entre los 14 y los 18 años y diferencias algo mayores entre los alumnos de la red pública y la red privada, aunque estas no superan el 6%. Sin embargo, aunque el número medio de horas apenas difiere entre los alumnos de las diferentes redes educativas, los efectos que tiene el uso compulsivo de internet si parece tener diferentes consecuencias entre ambas redes.

Aunque ESTUDES no dispone de datos sobre el desempeño académico de los alumnos provenientes de los propios centros, si pregunta a los alumnos por su desempeño de forma general. La probabilidad de que el alumno suspenda de forma habitual es sustancialmente mayor entre aquellos que trasnochan por estar conectados a internet, pero con importantes diferencias entre alumnos de ambas redes. Por ejemplo, un 12,5% de los adolescentes que trasnochan muy frecuentemente en la red pública suspenden de forma habitual, un porcentaje que cae al 7% entre los alumnos de la escuela privada-concertada.

La expansión del uso de internet (habitualmente en el móvil, pero no únicamente), es una realidad entre los adolescentes en España. Aunque es difícil medir este fenómeno, hábitos concretos como trasnochar para quedarse conectado o la imposibilidad de desconectarse de internet a pesar de querer hacerlo, son dos de los muchos indicadores que no paran de crecer, especialmente entre chicas. Es precisamente entre estas últimas donde se concentran los mayores problemas de salud mental en adolescentes.

Aunque aún no existe evidencia disponible para España aún sobre la relación entre ambos uso de móviles y salud mental, en otros países desarrollados comienza a acumularse la evidencia que apunta a que no son fenómenos aislados, sino que el incremento en el uso del móvil está deteriorando la salud mental y los resultados educativos entre los jóvenes (ver por ejemplo Abrahamsson (2024)).