- Detención El conductor de la narcolancha que mató a los guardias civiles de Barbate se entrega a la Guardia Civil
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El plan que Karim El Baqqali diseñó junto a su abogado para entregarse a la Guardia Civil no admitía errores ni sobresaltos. El pacto se cimentó en la discreción y en la voluntad de ejecutarlo. Y así cumplieron las dos partes. Karim era uno de los hombres más buscados desde que se supo que fue el conductor de la narcolancha que mató a dos guardias civiles en el puerto de Barbate (Cádiz) tras embestirlos la noche del pasado 9 de febrero. Tras siete meses escondido en Marruecos, a la una de la madrugada del jueves se puso a disposición de la Guardia Civil en el cuartel de Barbate. Llegó en coche con su letrado, Jesús Casado.
«Pido perdón a las familias de los fallecidos», dijo El Baqqali a la Guardia Civil, según fuentes conocedoras de su testimonio. También se disculpó ante los compañeros de los agentes muertos. Repitió en varias ocasiones que su voluntad al pilotar de manera kamikaze aquella lancha destinada al tráfico de drogas no era la de impactar contra la embarcación del Instituto Armado y, en consecuencia, tampoco causar la muerte de los dos funcionarios policiales.
El detenido aseguró que tanto él como los otros tres tripulantes de su embarcación, también marroquíes, se resguardaban de un temporal en el puerto de Barbate. Añadió que él trataba de provocar que los agentes que iban a bordo de la zódiac se marcharan de la instalación portuaria. «Yo giré», aseguró en sede policial, según explican a este medio las mismas fuentes. «Si hubiera querido matarlos, habría pasado por encima de ellos», zanjó. Este periódico se puso ayer en contacto con el letrado de El Baqqali pero declinó hacer declaraciones.
A Karim Gabarde —así es conocido en círculos delincuenciales y policiales— le esperaban los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) que han pactado su entrega. Por carretera, todavía de madrugada, le condujeron a la comandancia de Cádiz, donde prestó declaración. Hoy pasará a disposición judicial. El hombre -de 32 años, padre de dos niños y de otro que viene en camino- se escondía en Dalía (Marruecos), tal como avanzó EL MUNDO.
La decisión de entregarse, tras las negociaciones entre su letrado y los agentes, llega tras meses a salvo en Marruecos, donde había extremado las medidas de seguridad. Además, los efectivos del Instituto Armado están a la espera de arrestar a los tres hombres que le acompañaban esa noche en la narcolancha. Según ha informado la Guardia Civil, serán emitidas órdenes internacionales de detención contra estas personas.
A Karim le apodan El Enfadao por su carácter indomable y la violencia con la que se desenvuelve. Le conocen desde siempre con este sobrenombre en Dalía, su pueblo, el pequeño municipio situado entre Tánger y Ceuta en el que llevaba escondido desde el pasado febrero tras haber matado a los dos guardias civiles en el puerto de Barbate. Karim conducía la narcolancha que embistió a la zódiac de los agentes y que acabó con sus vidas. Los tres hombres que le acompañaban emprendieron junto a él la huida a Marruecos después de firmar la tragedia. Desde hacía semanas, la Guardia Civil daba los últimos pespuntes a una investigación cuyo fin era cursar una orden de detención internacional que permitiera arrestarlos.
Detención de 'El Cabra'
El agregado del Ministerio del Interior en Marruecos estaba al tanto de las pesquisas, tendentes a aglutinar el mayor número de pruebas para poder cerrar un suceso que empezó con la detención por error —y posterior encarcelamiento— del traficante Francisco Javier M., conocido como El Cabra, y otros cinco hombres. Los agentes sospechaban que Karim regresaría al sur de España en algún momento (dado los vínculos que le atribuyen con el narcotráfico) y esperaron para poder arrestarlo en territorio español.
En las últimas semanas, el joven se cuidaba más de las miradas ajenas y había extremado las precauciones que no tuvo cuando llegó a Marruecos tras haber cometido los crímenes en el puerto gaditano. Se puso a resguardo y era muy difícil verle. Hasta que decidió esconderse del todo, el narcopiloto mataba el tiempo en su pueblo jugando partidas de parchís con conocidos y tomando té, tal como revelaron las fuentes consultadas por este periódico.
Karim es sobrino de Abdellah El Merabet, alias Pus Pus, al que los agentes de la lucha contra el narcotráfico sitúan como líder de una de las grandes familias de la droga de la Costa del Sol, a la que se conoce con el mismo nombre que su apodo. Para la Guardia Civil, Pus Pus es un histórico del contrabando de hachís tanto en el papel de transportista como en el de proveedor. Karim, informan agentes antidroga, trabajaba para él. De hecho, aseguran, la noche en la que mató a los agentes pretendía transportar cargamento de la organización. Después, escapó a Marruecos y se refugió en su pueblo. Las detenciones de El Cabra y el resto de hombres le aliviaron, con lo que en su pueblo comenzó a hacer vida normal a pesar de que algunas voces ya entonces le señalaban.
Karim el Enfadao es ampliamente conocido porque a nadie se le ha escapado nunca su impulsividad y el nulo reposo a la hora de reaccionar ante los contratiempos. Las mismas fuentes detallan la «escasa» fiabilidad que ofrecía como piloto de narcolancha precisamente por ser dueño de un pronto tan áspero y un exiguo dominio de sí mismo. Ser sobrino de Pus Pus siempre le ha alejado de ser un conductor de narcolanchas al uso. Su tío presuntamente es el jefe de una organización que, principalmente, se dedica a portear droga desde Marruecos hasta Europa, por lo que la presencia de su banda es una constante en el Campo de Gibraltar.
Dispone de una abundante e imponente flota de embarcaciones que, según fuentes de la Guardia Civil consultadas por este periódico, riega Europa de toneladas de droga en un flujo constante. Una de ellas es la que supuestamente arremetió contra la pequeña zódiac del Instituto Armado la noche del 9 de febrero y que, revelan las investigaciones, conducía su sobrino.
Pese a que Karim es un hombre curtido en adaptarse a todo tipo de situaciones y un experimentado paterista de sobra conocido también en la lucha contra el narcotráfico en la zona, nunca antes había estado envuelto en un suceso de tanto calado. Su nombre se puso sobre la mesa poco después de la detención de El Cabra y su banda. Apareció por primera vez a las 18.28 horas del 12 de febrero de 2024. Tres días después de la muerte de los dos agentes, El Cabra y los otros cinco ocupantes de su lancha comparecieron en el juzgado.
El informe conjunto de la UCO del Instituto Armado y de la Policía Judicial de la comandancia de Cádiz del pasado 7 de mayo lo cambió todo. Informaba a la juez que una narcolancha muy similar a la pilotada por El Cabra, con cuatro motores también, era la que mató a sus compañeros esa noche. Pero en vez de dos antenas (una para radar y otra para señal de wifi, como tenía la de El Cabra), la que presuntamente gobernaba Karim llevaba únicamente una. Karim se puso en el centro de la investigación.