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En el palacio de la Zarzuela tenían claro desde hace tiempo que 2024 era año de cambios. El equipo que rodea al Monarca y que hace que la institución funcione fija planes quinquenales, por lo que cuando se estructuraron los objetivos para el periodo 2019-2024 se tomó este año que termina como uno clave. Sin embargo, en ningún plan de contingencia entraba una catástrofe natural como la dana que obligara a la Jefatura del Estado a ver reforzado su papel como ha sucedido.
Felipe VI cierra este 2024 como el curso que comenzó con cambios y terminó con grandes preocupaciones. El Jefe del Estado arrancó el mes de enero con el anuncio del relevo del jefe de su Casa. Jaime Alfonsín, el más leal consejero del Rey, se jubilaba para dar paso a savia nueva. Alfonsín había pedido salir dos años antes, pero Don Felipe le pidió que aguantara hasta la mayoría de edad de la Princesa, el 31 de octubre de 2023, con la que se dio por satisfecho el deber cumplido.
El Rey escogió para su cargo a un diplomático, Camilo Villarino, un hombre de Estado que había sido jefe de Gabinete de tres ministros de Asuntos Exteriores de dos gobiernos distintos. Un currículum que completaba con su paso por Bruselas, lo que le hacía idóneo para el puesto. No sólo le amparaba su experiencia internacional, sino también la neutralidad de alguien que en lo político ha servido tanto a socialistas como a populares.
Sólo había un escollo, el enfrentamiento con José Manuel Albares, actual jefe de la diplomacia. La falta de comunicación se ha traducido en descoordinación en momentos como la gira del Rey por los Bálticos, a la que no acudió ningún ministro de jornada, o la ausencia en la reinauguración de Notre Dame.
Camilo Villarino ha impulsado con las limitaciones propias que le impone el Gobierno de España la agenda internacional del Rey. Esa intención se escenificó, de hecho, con su debut en el cargo, que fue un viaje de Felipe VI al cuartel general de la OTAN, en Mons (Bélgica). Un viaje que daba pistas de la vocación internacional del nuevo jefe de la Casa. Porque Don Felipe ha estado presente en varios lugares de actualidad del globo.
En Jordania, envió un mensaje rotundo condenando a aquellos que "redibujan fronteras". En la conferencia de embajadores, el Rey Felipe VI se posicionó a favor de la solución de paz en Oriente Próximo que pasa por la creación de dos Estados, además, acreditó por primera vez a un embajador palestino. A nivel oficial también realizó la citada visita a Estonia, Letonia y Lituania y recibió al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski.
Se desplazó asimismo a Iberoamérica para asistir a tomas de posesión en República Dominicana, Panamá, El Salvador y Guatemala. Esta presencia en los cambios de poder resultaron polémicas pues a muchas de ellas acudió sin la compañía del ministro José Manuel Albares. En el compromiso iberoamericano, Don Felipe asistió a la cumbre que se celebró en Cuenca (Ecuador). No estuvo, sin embargo, en la toma de posesión de la mexicana Claudia Sheinbaum, pues la mandataria no le invitó a esta cita. Un gesto al que el Gobierno respondió con un plante general.
Para terminar con los viajes, toda la familia apoyó al equipo olímpico español en París y los Reyes realizaron dos viajes de Estado: a Países Bajos e Italia. Dos representaciones al máximo nivel que es el mínimo que tradicionalmente se ha fijado. Sin embargo, esta presencia en el extranjero no se ha visto correspondida. Es la primera vez en mucho tiempo que España no recibe ninguna visita de Estado, con una agenda internacional muy debilitada. Se preparó el recibimiento de Emiratos Árabes, pero nunca se llegó a concretar. Tampoco, como publicó Abc, ha encontrado el Gobierno un momento para la visita de Emmanuel Macron y su mujer, en devolución al viaje de Estado que realizaron los Reyes a Francia en abril de 2015. Hay varios escollos políticos que impiden el viaje.
Además del nombramiento de Camilo Villarino, que continúa volcado en proyectar la agenda internacional, Don Felipe ha remodelado la estructura de su Casa este año. Y lo ha hecho con tres mujeres. Primero llegó María Ocaña como secretaria de la Reina. La siguieron, en diciembre, Mercedes Araújo en la vacante de secretaria general de la Casa y Carmen Castiella en el puesto de asesora diplomática. Por primera vez tres mujeres ocupan estos cargos, que históricamente estuvieron en manos de hombres.
Don Felipe aprovechó los actos de celebración del X aniversario para renovar su compromiso con España. En el discurso quiso hacer un balance de esta década que sintetizó en un párrafo: "A la Constitución y a sus valores me he ceñido -y me ceñiré siempre- en el cumplimiento de mis responsabilidades. Son guía para el ejercicio de mis funciones. Fue -y es- el compromiso de un rey constitucional, que trasciende la exigencia del deber: lo es también en el plano personal y moral, como expresión profunda de mi respeto y lealtad al pueblo español, al que me debo", dijo entonces.
Este 2024 ha coincidido su X aniversario en el Trono con los 40 de su jura de bandera en la Academia General Militar. Es por ello que Don Felipe regresó a Zaragoza, donde volvió a besar esa enseña nacional que mandó bordar la reina María Cristina. Renovó, por tanto, doblemente su compromiso: con la Corona en la celebración de la Proclamación y con España en la rejura, acto del que la Princesa Leonor fue testigo como dama cadete.
La proyección de la Heredera también ha cobrado más importancia en la agenda de Zarzuela. Leonor ha pasado su primer año como mayor de edad. A nivel académico, el tiempo lo dividió entre Zaragoza y Marín, donde ingresó en la Escuela Naval a finales de agosto. En Galicia permaneció un trimestre, hasta las vacaciones escolares, cuando regresó a Zarzuela para prepararse para embarcar en el Juan Sebastián Elcano este próximo 8 de enero.
A pesar de sus labores académicas, la Princesa aumentó su responsabilidad, proyección y agenda. Así, Doña Leonor estrenó 2024 en el patio de la Armería con su asistencia por primera vez en la Pascua Militar. A nivel de agenda, realizó su primer viaje oficial, que la llevó hasta Lisboa. Además, su trabajo fue reconocido con Aragón y en Asturias, recibiendo las medallas de ambas comunidades. Su hermana, la Infanta Sofía, debutó en su primer acto en solitario a principios de diciembre.
No terminaron ahí los momentos festivos de la Familia Real. Don Felipe y Doña Letizia celebraron 20 años casados. Una conmemoración que dejaron para el plano privado, pero que quisieron recordar con una sesión de fotos en los jardines del Campo del Moro, a espaldas del Palacio Real. No fue su único posado del año, pues en febrero se pusieron a las órdenes de Annie Leivobitz, contratada por el Banco de España para realizar los retratos de los Reyes para su colección. Además, el 19 de diciembre visitaron el Ayuntamiento de Cuenca, primera ciudad a la que viajaron como recién casados y a la que no habían regresado. Un gesto para conmemorar su aniversario.
Fue este, además, el año en el que la Reina Letizia abandonó los tacones altos. Forzada por la rotura de un metatarso y su neuroma, la esposa de Felipe VI decidió calzar zapatos de tacón más bajo y planos.
Pero todo el año de bendiciones terminó por la dana del 29 de octubre. Los Reyes siguieron con preocupación los primeros datos, y han continuado pendientes. Don Felipe y Doña Letizia aguantaron la ira de los vecinos de Paiporta en su primera visita a la zona. Regresó el Rey para conocer el trabajo de los militares y volvió con Doña Letizia a Chiva, Utiel y Letur. También al funeral por las víctimas. Ya sin agenda, viajaron con sus hijas a otros pueblos afectados.
Un año -2024- que el Rey ha realizado 196 actos, 93 audiencias, 15 viajes y 78 discursos que terminó con el mensaje de Navidad, pidiendo volver a la búsqueda del bien común y con la dana como protagonista.