Manuel Pizarro (Teruel, 1951) acumula un currículo vertiginoso -presidente de Ibercaja, presidente de la Bolsa de Madrid (y las Bolsas Iberoamericanas), presidente de Endesa, presidente de Ibercaja y de la Confederación Española de Cajas de Ahorro- que aún colea como presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, y de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, y del Patronato del Parque de Ordesa, entre otros cargos.
A Pizarro se le recuerda por ser el faro que avisó de la crisis económica en el debate televisivo con Pedro Solbes de 2008 cuando iba de número 2 en las listas del PP. El zapaterismo pretendió ridiculizarlo antes de que España embarrancara por tiempo indefinido. Aquel fue un punto de inflexión en la historia, no sólo en el plano económico, sino también político. Se cumplieron los pronósticos de un hombre sabio a quien nadie escuchó y que ahora analiza el país.
- ¿Ser de Teruel imprime carácter?
- Sí porque es un sitio muy duro y salir de allí ya cuesta trabajo. Teruel es el fin del mundo. Muchos días da la máxima y la mínima temperatura en el mismo día. Y esa dureza se mete en el cuerpo por ósmosis y luego te hace ir por la vida sin complejos.
- ¿Existe un lobby aragonés?
- No, lo que pasa es que Aragón es una tierra dura. Decía Labordeta, que fue maestro mío en el Instituto de Teruel, que en Aragón somos muy mirados. Ser mirados es que siempre estás pensando que te miran. Cuando sales fuera, sin amigos de instituto ni de facultad, a la gente que ha hecho tu mismo camino le vas ayudando. Y en ese aspecto, en fin, hay una cierta solidaridad aragonesa en tierra extraña.
- Tierra dura, pero tierra fértil en talento.
- Tierra dura, pero tierra fértil en talento.
- ¿Nunca un debate perdido [contra Pedro Solbes, elecciones de 2008, Antena 3 TV] dio tanto prestigio?
- Bueno, la prensa al final decía que lo había perdido. Yo salí contento porque lo preparé como si fuera una oposición y, por tanto, todas las preguntas las había acertado. Me preocupé mucho por las formas. Para los juristas la forma es sagrada, porque la forma delimita el fondo. Entendí un debate de gentleman, un debate que pudiera haberse hecho en el parlamento inglés o en cualquier otro sitio, un poco por lo que decía el Quijote en los consejos a Sancho: al que tengas que castigar con hechos, no lo castigues con palabras. Dije todo lo que iba a pasar.
- Fue profético su anuncio de la gran crisis. Al final el tiempo pone a cada uno en su sitio.
- Avisé como Casandra a los troyanos, pero se rieron. Yo voy por la vida con el célebre verso de If, de Kipling. Al final ni puedes vanagloriarte del triunfo ni el fracaso sentirlo mucho, son dos impostores. Es más importante tu conciencia, saber que has hecho lo que tenías que hacer.
"Avisé de la crisis como Casandra a los Troyanos, pero se rieron"
- Políticamente hablando, ¿nos asustan más los monstruos externos que los internos siendo los mismos?
- España es un país que no se asusta. Galdós cuenta en el episodio de Juan Martínez el Empecinado que todo español lleva dentro un guerrillero. La Historia de España es a veces la historia de un país con buenos vasallos y malos señores, pero la gente se rebela sin miedo.
- ¿Esperaba un Trump desatado de todos los correajes como el gran ogro de Europa?
- No lo esperaba. Pensaba que funcionarían los checks and balances que priman en el mundo anglosajón, la transparencia y la rendición de cuentas. Desgraciadamente hemos visto que no, que se ha desatado. En la vida hay que ser muy cauteloso con lo que uno hace porque luego la vida te frena. Cuantas más cosas raras hayas hecho, peor te va a tratar la Historia.
- ¿Qué hemos hecho mal en Europa para que haya eclosionado el peor de los escenarios posibles de la mano de los populismos?
- No estar a la altura de lo que pasa. Cuando alguien vive inmerso en un déficit público tremendo, no se cree lo que está haciendo, piensa que se puede vivir por encima de sus posibilidades. En Bruselas existe una casta que no responde ante nadie, hay una impunidad funcionarial asombrosa. Y al final la gente reacciona, y reacciona por los dos extremos, es decir, que hay populismo de izquierdas y otro de derechas. Son una llamada de atención sobre lo que no debe pasar. Están poniendo cargas sobre los demás que ellos no llevan. El principio de igualdad ante la Ley no se cumple fiscalmente con los funcionarios europeos. Es decir, usted está poniéndole cargas a las empresas, cargas con la Agenda 2030, cargas de todo tipo, que usted no cumple. Ante una Europa in fieri, una Constitución Europea que no llegó a ponerse en orden, la falta de liderazgo... Todo eso provoca la protesta del público. El pateo en el teatro es el populismo de las votaciones.
- Volviendo a España: hace casi 50 años cerramos todas las heridas y ahora nos las encontramos otra vez abiertas. ¿Qué ha pasado?
- No se ha trabajado bien. Nos creímos que la democracia era algo que aparecía como por encantamiento. La democracia hay que trabajarla todos los días. Es una forma de vida. Vivir en democracia exige unos compromisos. Y las sociedades abiertas en términos popperianos exigen vigilancia de todos. Cuando no hay esa vigilancia por parte de los ciudadanos, cuando las instituciones no hacen lo que tienen que hacer, las instituciones se degradan. O sea, cuando una institución no cumple su fin, el fin para el que está hecha, cuando la Justicia no imparte justicia, el funcionario en vez de pensar en el administrado piensa en su propia carrera, cuando todo se trastoca, al final queda un país dibujado porque nada es lo que debería ser. Afortunadamente quedan instituciones que están por encima de todo y que lo están haciendo bien. Cuando el sistema se pervierte, es que algo no funciona. Y, cuando algo no funciona bien, se va quedando fuera de mercado. Lo hemos visto con Argentina. Fui presidente de todas las bolsas americanas. Hay que hacerse la pregunta de Vargas Llosa en Conversación en La Catedral, cuándo empezó a fastidiarse todo: cuando la sociedad abdicó.
"La democracia hay que trabajarla todos los días. Es una forma de vida"
- ¿España está ordenada económicamente?
- España se está desordenando. Se intentó ordenar económicamente en la Transición a raíz del plan de estabilización, y estaba bastante ordenado. Hay varias formas de medir, pero yo de la que me fío más es de la deuda. Y la deuda se puede aplicar a las personas, a las familias, a las empresas y a los Estados. Cuando dicen esto va mal porque adeuda, digo no: hay deuda porque va mal. Y cuando una familia gasta más de lo que gana, acaba arruinada. España lleva una temporada viviendo muy por encima de sus posibilidades, pero, claro, Europa empieza a financiar absolutamente todo y cuando alguien empieza a ver que la vida es fácil, que no hace falta trabajar para vivir, que el Estado te lo paga todo y que ese cielo protector te permite vivir sin hacer nada, lo que se produce es una especie de indolencia general del país. Es el pan y circo de los romanos. Y cuando en un país la obsesión es el pan y el circo y no cómo se gana el pan y cómo ese circo es fruto de un esfuerzo previo, es un país que no tiene futuro o que el futuro lo tiene perdido. Al final aparecen los bárbaros. Eso pasa cuando un país se olvida de ser quien es.
- ¿Por qué existe este miedo tan tremendo a reformar la Constitución?
- Porque no se sabe adónde se quiere ir. Cuando tú tienes que modificar la Constitución, debes saber dónde quieres llegar. Pero cuando se quiere llegar a sitios diferentes, no se va a ningún sitio. Decía Séneca que no hay viento favorable para el que no sabe dónde va. En los años 77-78, hubo un consenso sobre lo que se quería hacer, que era Estado de Derecho y Democracia. Ahora no se sabe lo que quiere cada uno. Al final tiene que haber transacciones para la convivencia. Pero la gente lo que pretende es destruir al contrario en lugar de ver cómo se proyecta un país a 20, 30 ó 40 años. Así es muy difícil abrir el melón porque no sabes cómo cerrarlo. Los melones hay que abrirlos cuando se sabe que se pueden cerrar o cuando no hay más remedio. Como fue la muerte de Franco. Ahora cada uno quiere una cosa. La Constitución fue un acuerdo de convivencia. Allí se pusieron de acuerdo Carrillo, Fraga, Pasionaria, el PSOE histórico, el PSOE renovado, la derecha constitucional, la que no era constitucional... Se consiguió una Constitución donde a los que estaban dentro del Régimen anterior no se les expulsó y a los que estaban fuera se les introdujo, ese fue el pacto. Cuando tú quieres echar de la Constitución a una parte de España, ya no vale y lo que provoca es una revancha. Hay un apotegma jurídico que me encanta: sufrir la Ley como la hiciste.
- Existe un Deep State en España?
- Ojalá lo hubiera. Los países civilizados lo tienen. Y lo tienen porque es la condensación de muchas cosas que han pasado. Mucha gente que ha sufrido guerras, que ha sufrido penurias, que ha ganado muchas veces, que ha sabido estar a la altura de lo que se ha hecho en el país, y la condensación de ese país es el Deep State. Es gente que está por ahí, que no quiere nada, que no vive de eso pero que conserva un patriotismo subyacente. Y ojalá hubiera un patriotismo subyacente en todos los países.
- ¿Cómo es posible que todos los enemigos de España sostengan y formen el Gobierno de España?
- Habría que preguntarle al que lo forma [Pedro Sánchez] y al que lo vota. Pero volviendo a lo anterior: la Constitución no es mala, el problema es que no se cumple.
- ¿Puede Feijóo pelear con las viejas normas de la política contra un Pedro Sánchez que juega sin reglas?
- Siempre se puede luchar contra todo, lo que hace falta es en el caso de la política tener los objetivos claros, explicarlos y no cansarse en explicarlos, como oposicionando. Al final te metes tus 600 temas en la cabeza, no te cansas, repites el Código Civil un día sí y otro también, hasta que eso permee. Y al final llegas. En Aragón somos muy tozudos en ese aspecto. Tienes que romper esa pared con la cabeza. Y eso es lo que hay que hacer en la oposición. Explicar dónde quieres llevar al país, no a los tuyos. No puedes gobernar para medio país y en contra del otro medio. Un gobernante tiene que ser un gobernante de todos los españoles. Y el jefe de la oposición tiene que ser el jefe de la oposición de Su Majestad, como dicen los ingleses. Tienes que pensar que es lo que no funciona bien, ponerlo de manifiesto y decir qué harías tú para llegar, explicarlo, no cansarte y liderar.
"No puedes gobernar para medio país y en contra del otro medio. Y el jefe de la oposición tiene que explicar dónde quiere llevar al país, no a las tuyos"
- ¿Representan los Reyes de España la última institución respetada en la calle?
- En estos momentos no sé si es la última, pero desde luego es una institución respetada en la calle, en la prensa, en los medios de comunicación y fuera de España. Y, por tanto, está en su sitio, haciendo lo que debe hacer.
- ¿Cree que estamos, como dicen algunas voces, ante un cambio de modelo constitucional por la puerta de atrás?
- Hay un deslizamiento de las normas por vía de incumplimiento. Cuando los que tienen que aplicar la norma no la aplican, o la aplican torticeramente como dice el Tribunal Constitucional, hay un deslizamiento y eso es muy peligroso porque la Ley ampara a todos. Cuando la Ley ampara a unos y a otros no, y dejas a una parte de la sociedad desatendida, esa parte, como estamos viendo en Alemania, se rebela. Y aparece la ultra izquierda o la ultra derecha.
- Como presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, ¿hubiera imaginado alguna vez un panorama de acoso judicial tan desbocado?
- En la Historia de España ha habido épocas tremendas. Lo que hace falta es que las instituciones estén en su sitio, que el juez sea juez, que el policía sea policía, que el guardia civil sea guardia civil, que el servidor público sea servidor público y que el ciudadano sea ciudadano. Que el pago de los impuestos te da derecho a muchas cosas. Te da derecho a esos servicios que pagas con tu esfuerzo, porque los impuestos son una detracción de la renta que uno se ha ganado honradamente; los ciudadanos tiene derecho a ser vigilantes, tienen el derecho a que ese dinero se emplee adecuadamente y tienen la obligación de ser exigentes en la transparencia, en el empleo de todo ese esfuerzo. Todos somos una nación.
- ¿Es sostenible un Fiscal General del Estado en la situación actual?
- Pues él verá. A mí lo que produce estupor es ver a los fiscales defendiendo a los imputados en lugar de acusar a los imputados. En el gran teatro del mundo cada uno tiene su función, y el fiscal lo que tiene que hacer es perseguir el delito pero no defender al delincuente.
- ¿Bastan las renovables para tirar de un país sin nucleares?
- El problema es que puede haber cortes de luz. Esto es un debate enorme. España es una isla energética. Los días de mucho frío o mucho calor suelen coincidir con ausencia de viento. Esos días la eólica no te sirve, y si no hay sol pues tampoco funcionan las solares. La energía hoy por hoy no se puede acumular en los términos que haría falta. Hasta ahora había un 20% de nuclear y unas energías, sobre todo el carbón, que entraban automáticamente. Todo nacional: las nucleares eran nacionales, el carbón era nacional. Con eso tenías en torno al 40% y el resto, podías meter gas. Cuando quitas todo el carbón y quitas la nuclear, estás dependiendo del gas, cuyo precio a su vez depende de lo que esté pasando por ahí fuera. Y te quedan las fotovoltaicas y, básicamente, las eólicas. En esa punta, como no tienes conexión con Francia suficiente, no puedes importar. Hay que ser muy juiciosos porque se está arreglando con desgastes, que dices, bueno, quitamos los que más consumen. Puedes apagar una ciudad entera. Pero lo que te falta es energía abundante, energía que sea eficiente y, por tanto, a un precio adecuado. Y lo más respetuosa posible con el medio ambiente. Hay algo muy importante con todo el tema medioambiental: las emisiones de Europa equivalen en torno al 9,8% de las emisiones mundiales. Pensar que desde un área que contamina el 9% del mundo, tenemos que salvar al 9,8% nuestro y al 91,2% restante... Todo esto está encareciendo los productos europeos en un mercado mundial. Alguien cree que como nosotros todo lo que estamos haciendo para hacer más eficiente y más limpio el planeta lo vamos a poner luego como una barrera de aranceles y los otros van a pagar lo que estamos haciendo. O no. Tú les pones un arancel del 20% y te van a poner otro a los tomates o a las lechugas o a los coches o a lo que exportes y ya te has metido en una guerra. El planeta lo tenemos que salvar entre todos, no solamente los habitantes de Europa.
"Las emisiones de Europa equivalen en torno al 9,8% de las emisiones mundiales. Pensar que desde un área que contamina el 9% del mundo, tenemos que salvar al 9,8% nuestro y al 91,2% restante..."
- ¿Qué medidas económicas propondría para fomentar el acceso a la vivienda?
- Esto es muy fácil, oferta y demanda. Cuantos más ladrillos pongas en el mercado, más bajará el precio, sin más. Y cuanto más en un país en el que no tenemos problema de superficie. Hay que poner suelo en el mercado. Y en ese momento baja el precio. Ahora lo que se está haciendo es restringir la oferta, y el precio va subiendo y cada vez hay menos vivienda y más cara. La primera vivienda que tuve la pagué con una hipoteca al 14%. Ahora están en dos, a uno y pico hemos estado. O sea, el problema ya no es el financiero.
- La inmigración, ¿problema o solución?
- La inmigración es necesaria en Europa y en países donde tienen problemas de natalidad, lo que hace falta es ordenarla. Como en todo hace falta orden. Y luego hay que pensar cuál es el origen de la emigración. En los poderosos países europeos o mundiales que necesitan tierras raras o que necesitan productos del tercer mundo, pasan los productos, pero no queremos que pasen las personas. Cuando pasan los productos, detrás van las personas. Si no pueden vivir de lo que se produce allí... La gente al final va donde ve que va la riqueza. Hay que intentar que la gente viva con sus costumbres, en sus sitios... Esto es muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer.
- Feminismo y Podemos.
- Les pido que se miren al espejo, nada más.
- Con su mujer, Yolanda Barcina, tiene en común haber salido por su pie de la política sin haberse dejado jirones de prestigio en la gatera.
- Eso lo tienen que decir los demás. Creo que hay que saber salir de los sitios. Es un privilegio ocupar los puestos que hemos tenido los dos. Decía Machado que "lleva quien deja". Y al final, te llevas lo que has dejado, o sea, lo que has hecho. Con la conciencia limpia y la sensación de haber cumplido.