INTERNACIONAL
DEFENSA

Riesgo para los soldados españoles en el Líbano: minas y blindados viejos

Los cascos azules patrullan en la frontera con Israel con BMR anticuados que ya han causado 18 bajas en el ejército

Un BMR presencia el lanzamiento de un proyectil al mar
Un BMR presencia el lanzamiento de un proyectil al marDEFENSA
PREMIUM
Actualizado

Cuando el 7 de octubre Hamas entró en territorio israelí, la misión de Naciones Unidas en el Líbano se puso en alerta. No exageraban, pues aunque informaron de que mantenían sus posiciones, unas horas después, a través de un tuit, confesaron que habían tenido que refugiarse en búnkeres. Desde entonces, la misión ha cambiado sus protocolos y los soldados trabajan de otra manera. La situación se recrudece cada día, más desde que el pasado miércoles mantuvieran una reunión los líderes de Hamás, Hizbulá y la Yihad Islámica. Y la misión de paz continúa en el medio, patrullando la blue line que separa Líbano de Israel, y con un material para actuar y garantizar la seguridad de los soldados bastante anticuado.

La operación Libre Hidalgo nació en marzo de 1978 para garantizar la ausencia de tropas israelíes en Líbano. En la actualidad, hay 3.500 soldados, de los cuales 650 son españoles, que velan para mantener la seguridad y la paz en la zona. Muchos de los españoles, pertenecientes la mayoría a la Brigada Paracaidista, tuvieron que estar 48 horas encerrados en los búnkeres tras el ataque de Hamas, en medio de la incertidumbre y de fuego cruzado. Este contingente se mueve con BMR, un vehículo ligero blindado que quedó obsoleto hace años por el avance de los artefactos explosivos IED. España realizó una modernización en 2004 de este medio de transporte que se usa también para la desactivación de explosivos. Sin embargo, no fue suficiente, como demostraron los hechos. En 2007 murieron, precisamente en el Líbano, seis soldados españoles en un ataque premeditado, en el que colocaron explosivos en un Renault con matrícula falsa que estalló por control remoto al paso del BMR español. Es el mismo vehículo con el que, desde la base Miguel de Cervantes en Marjayún, realizan patrullas de vigilancia a diario, a bordo de BMR o a pie. Y la vulnerabilidad de las tropas es un hecho.

Así lo denunció hace unos días el director del Departamento de Seguridad Nacional del Gobierno (DSN), el general Miguel Ángel Ballesteros. En el contexto del foro de Infodefensa y en el marco de justificar el aumento del gasto en Defensa, dijo: "Tenemos BMR en el Líbano ahora, con la que está cayendo. Es un vehículo de hace 45 años aproximadamente, ¿conocen algún vehículo, algún autobús, que sea capaz de pasar una ITV después de 45 años? Yo no. Esos vehículos andan, patrullan, sí... pero cuando les ponen un explosivo de los modernos, un IED, que es lo que tienen los talibán u otros terroristas, el BMR no lo va a aguantar, no lo aguanta y no lo ha aguantado, ha habido muertos".

Estaba en lo cierto el general Ballesteros, pues además de los seis españoles de la emboscada de 2007 en Líbano, desde que España opera con BMR son muchas las bajas. En 1993, el teniente Francisco Jesús Aguilar falleció cuando un proyectil atravesó su cuello. Iba en un convoy de tres BMR cruzando el puente de Tito sobre el río Neretva. El 19 de junio de ese año, los soldados José Antonio Delgado Fernández, Samuel Aguilar Jiménez, Isaac Piñeiro Varela y Agustín Maté Costa morían al precipitarse el BMR en el que viajaban a las aguas del río Neretva. En 1994, el sargento Fernando Casas Martín falleció cuando volcó el BMR en las inmediaciones de Kocine. En abril de 2007 volcó otro BMR en Kosovo, provocando la muerte del soldado José Javier Colorado Ramírez. En abril de 2007, los soldados Germán Pérez Burgos y Stanley Mera Vera murieron en Afganistán a bordo de un BMR dotado con inhibidores cuando estalló una mina al paso del blindado. También murió Roohulah Mosavi, el intérprete que les acompañaba. El 8 de octubre de 2009 falleció Cristo Ancor Cabello Santana después de que el BMR en el que viajaba por Afganistán entrara en contacto con una mina. Lo mismo sucedió en febrero de 2010, cuando murió John Felipe Romero. En total, 18 españoles muertos a bordo de un vehículo que lleva obsoleto décadas pero que patrulla en Líbano.

Y el peligro va más allá del fuego cruzado desde el pasado 7 de octubre. Porque ninguno de los dos países han firmado los tratados para dejar de utilizar minas y, según el último reporte de Landmine, "a finales de 2021, Líbano notificó 17,87 kilómetros cuadrados de zona minada, incluyendo kilómetros contaminados con minas antipersona y artefactos improvisados". Por su parte, Israel notificó "90 kilómetros cuadrados contaminados, incluyendo la zona de Cisjordania". El informe no incluye zonas minadas que Israel considera "esenciales para su seguridad". Israel no actualiza la información desde 2017, aunque en 2021 informó de la desactivación de 112 minas en la frontera con Egipto.

Un territorio hostil y un futuro inmediato bastante complicado para los soldados que patrullan en Líbano y que saben que abandonar no es una opción. "Ya nos fuimos una vez y mira lo que pasó en Srebrenica", reflexiona uno de ellos, que reconoció a EL MUNDO las difíciles condiciones en las que trabajan.

Preguntas con RespuestaIsrael y Palestina: décadas de ocupación, paz fallida, muerte y millones de desplazados
Guerra en Oriente PróximoSin vía de escape posible: miles de gazatíes esperan para huir de la ofensiva israelí
InternacionalPara rescatar a un rehén, detener lanzamientos de cohetes y responder a un ataque: las anteriores incursiones terrestres de Israel en Gaza