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Los consejos ante la tragedia de la DANA de la valenciana que investiga la prevención y respuesta de Japón a los desastres naturales

Carmen Grau Vila lleva más de 15 años trabajando como experta en gestión de desastres y entiende la indignación de sus paisanos

La investigadora Carmen Grau Vila.
La investigadora Carmen Grau Vila.E. M.
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Carmen Grau Vila (Tavernes de Valldigna, Valencia, 1984) está siguiendo aterrada, a más de 10.500 kilómetros de distancia, todo lo que ha ocurrido en su tierra tras el paso de la trágica DANA. Después de más de 15 años trabajando en Japón como experta en gestión de desastres, se ruboriza por la cadena de fallos que ha habido en España a nivel de alertas, coordinación de las autoridades y respuesta rápida. Entiende la indignación de sus paisanos. Tiene varios familiares y amigos que viven en Paiporta, uno de los municipios que más víctimas han dejado las inundaciones.

"España ha demostrado que no cuenta con los protocolos adecuados ni está preparada para responder a estos desastres tan graves. Me sorprende que todavía no se haya aceptado la ayuda internacional ni conozcamos el dato de los desaparecidos, una cifra muy necesaria en los primeros momentos de la emergencia", relata Grau desde Tokio, donde aterrizó en 2007 con una beca para estudiar japonés y ahora es investigadora en la Universidad de Waseda, en la capital japonesa.

En los últimos años, su trabajo se ha centrado en recorrer todo el país asiático, muy marcado por catástrofes naturales como el terremoto y tsunami de 2011, para conocer de primera mano las historias de los protagonistas, desde los supervivientes y equipos de rescate, pasando por funcionarios y técnicos que gestionan las emergencias y la posterior reconstrucción. "Recopilo mucha información sobre cómo se preparan los japoneses y su intervención ante estos desastres, con vista a poder aplicar sus métodos en otros países", explica la valenciana.

"En Japón, en cuanto las agencias meteorológicas informan que se acercan fuertes lluvias, las alertas se activan inmediatamente y comienzan las evacuaciones en las zonas que previsiblemente van a ser las más afectadas. Desde el accidente nuclear de Fukushima de 2011, hay una legislación que todo el mundo conoce y que establece unas reglas muy claras sobre las competencias en la gestión de emergencias, lo que garantiza una respuesta rápida y coordinada en todos los niveles".

Japón presume de tener las infraestructuras más resistentes del mundo y los más sofisticados sistemas de drenaje para combatir inundaciones.

La investigadora cuenta que en todas las ciudades y pueblos del país se establecen puntos seguros para evacuar y una serie de protocolos para hacerlo ordenadamente.

"Si en una de estas emergencias hay un fallo eléctrico, todas las localidades cuentan con radios en escuelas, centros deportivos y comunitarios para poder comunicarse", dice Grau. También, cada año, los técnicos del Gobierno se pasean por los ayuntamientos para realizar simulacros e impartir talleres sobre cómo se deben coordinar los operativos de evacuación y de rescate.

"Uno de los secretos del éxito de la respuesta temprana en Japón es la preparación previa. En los colegios se imparten cursos y las empresas forman a sus empleados para que sepan cómo actuar en caso de fuertes tifones, terremotos, etc. Cuando hay alertas importantes, las compañías priorizan ante todo la evacuación de los empleados y paralizan la producción".

Grau señala que el Gobierno japonés, tras lo de Fukushima, fijó un "impuesto para la reconstrucción" que deben pagar las rentas medias y altas, y que va a parar a un fondo de emergencias que se usa cuando ocurre algún desastre natural. "Hay tres tipos de reconstrucción cuando suceden estas tragedias: la de infraestructuras, la de los negocios y la de las víctimas que lo han perdido todo, sus hogares, sus familiares... En Japón se guardan paquetes nacionales con mucho dinero para cubrir todo esto".