INTERNACIONAL
Guerra en Oriente Próximo

Aumentan las bajas de Israel en el Líbano al ampliar su ofensiva

Tel Aviv y los mediadores libaneses intentan alcanzar un posible alto el fuego antes de la toma de posesión de Donald Trump

Un hombre observa las ruinas de un edificio, en Beirut.
Un hombre observa las ruinas de un edificio, en Beirut.AFP
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El ejército israelí ha intensificado su ofensiva en Líbano al mismo tiempo que Tel Aviv, Washington y Beirut discuten un posible alto el fuego que ponga fin a las hostilidades, según han confirmado diversos medios israelíes y libaneses.

El jefe del ejército israelí, Herzi Halevi, aprobó el pasado fin de semana la expansión de la invasión terrestre en la linde fronteriza después de que su primera embestida no consiguiera progresar de forma significativa sobre el terreno.

El nuevo intento israelí les llevó a combatir este viernes en la aldea de Chama, a cinco kilómetros de la línea divisoria entre ambos países, aunque a última hora de la noche del viernes, Hizbulá y sus medios afines proclamaron que habían forzado la retirada de sus adversarios.

Los violentos enfrentamientos causaron graves daños en las ruinas medievales y el conocido santuario de esa población, que ya fueron devastados durante la guerra del 2006. Uno de los principales diarios israelíes, Yediot Aharonot, citó fuentes de su país que admitían que el principal objetivo de esta nueva operación es "presionar a Hizbulá de forma paralela a las negociaciones".

Pese a los severos golpes iniciales que recibió Hizbulá cuando debutó la ofensiva israelí en septiembre pasado -incluido el asesinato de su principal líder, Hasan Nasrala, y gran parte de su cúpula-, la formación paramilitar ha conseguido frenar la invasión terrestre israelí y mantener un constante acoso del país vecino con sus misiles, impidiendo el regreso de los más de 60.000 residentes de las poblaciones ubicadas en el norte de Israel que tuvieron que ser evacuados de esa región al inicio del conflicto.

Tel Aviv admite que su ejército -que no está diseñado para campañas de largo recorrido- comienza a resentirse de la doble guerra que libra en el frente libanés y en Gaza, y que la respuesta de los reservistas que suelen ser el eje central de estas operaciones militares dista mucho de ser la que se observó tras la matanza del 7 de octubre.

Los propios datos del ejército revelan que al menos 40.000 reservistas israelíes no han respondido al llamamiento que se les hizo para incorporarse a filas. "El IDF (las siglas por las que se conoce al ejército de Israel) enfrenta una grave escasez de soldados", advertía el análisis del Instituto del Estudio de la Guerra, una entidad que suele reflejar opiniones cercanas a Tel Aviv.

Como escribió el columnista de Haaretz Yossi Verter este viernes, las afirmaciones del nuevo ministro de Defensa, Israel Katz, que proclamó esta semana que su país "ha derrotado a Hizbulá" quedaron en entredicho en poco menos de 48 horas ante la nueva oleada de cohetes del grupo paramilitar que cayó sobre el territorio israelí al día siguiente -que acabó con la vida de dos personas en Nahariya- y la muerte de seis militares en los combates en la frontera con la nación árabe.

El Centro de Investigación israelí Alma, especializado en el seguimiento de Hizbulá, estimó que a fecha 11 de noviembre, el frente libanés ha causado la muerte de 108 personas, incluidos 67 soldados. Hizbulá dice que tan sólo desde el inicio de la invasión terrestre a principios de octubre ha acabado con la vida de más de 100 militares del país vecino.

Por su parte, Tel Aviv asegura que ha eliminado a más de 2.000 combatientes de la agrupación irregular.

Los expertos israelíes reconocen que especialmente los drones de Hizbulá se han convertido en una amenaza contra la que disponen de pocas respuestas. La formación armada libanesa indicó hace días que ha lanzado más de un millar desde el inicio de la confrontación.

Bombardeos aéreos

Ante las dificultades que enfrenta sus tropas, Tel Aviv ha decidido intensificar sus bombardeos aéreos, que se están multiplicando no sólo en la capital sino que se han extendido a toda la geografía libanesa. Los repetidos asaltos aéreos se están cebando en el barrio de Dahie, que solía ser la residencia de la comunidad chií y donde se encontraban las principales oficinas de la formación que ahora dirige Naim Qassem.

Hasta el propio portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Vedant Patel, manifestó el jueves la "preocupación" de su país ante esta escalada contra la capital libanesa, pese al apoyo casi irrestricto que Washington está otorgando a la maquinaria bélica israelí.

"Nos han oído decir una y otra vez que no queremos ver este tipo de operaciones (militares) en Beirut, especialmente en zonas densamente pobladas", señaló.

Pocas horas después Israel respondió con nuevos ataques en esa misma zona, incluido la espectacular demolición de un edificio de 11 plantas, que se derrumbó tras ser alcanzado por un misil.

El devastador balance de la arremetida israelí en el Líbano supera los 3.300 muertos, más de 1,4 millones de desplazados y pérdidas económicas superiores a los 8.500 millones de dólares, según la estimación que realizó el Banco Mundial el pasado jueves. La misma institución calculó que casi 100.000 viviendas han sido destruidas o dañadas por los israelíes.

La ofensiva del estado judío se han extendido al país vecino, Siria, que ha sufrido varios bombardeos en Damasco y Quseir, este último en la divisoria con Líbano, en las últimas jornadas. Según Reuters, los sucesos del jueves se cobraro la vida de al menos 15 personas.

La refriega militar se desarrolla de forma paralela a las negociaciones diplomáticas. Medios libaneses e israelíes indicaron que Israel y EEUU han presentado una propuesta conjunta que está siendo analizada por los mediadores locales, incluido el presidente del parlamento Nabi Berri.

Este último confirmó tal extremo en declaraciones a diarios locales como Al Jummuriya o Ad Diyar, donde admitió que "hay un 50% de posibilidades" de llegar a un acuerdo pero al mismo tiempo rechazó algunos de los términos de la proposición israelí.

Según Berri, el enviado especial de EEUU, Amos Hochstein, ha recibido "luz verde" del próximo mandatario de su país, Donald Trump, para intentar poner fin a la confrontación en el frente libanés.

El plan incluye el despliegue del ejército libanés en la divisoria y la retirada de las huestes de Hizbulá al norte del río Litani, a unos 30 kilómetros del territorio israelí.

Según los mismos medios de ambos países, la principal disputa se centra en la exigencia de Israel de poder intervenir militarmente si considera que no se están cumpliendo las condiciones del tratado o si piensa que Hizbulá se está rearmando, algo que el propio Berri dijo que era "inaceptable".