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Milei sueña con conquistar el mundo en 2025 junto a Trump y Meloni tras pulverizar el sistema político argentino

El presidente argentino está convencido de que es líder de un movimiento ideológico internacional y de que está en el momento justo y el sitio adecuado

Javier Milei, presidente de Argentina.
El presidente argentino, Javier Milei, pronuncia un discurso en Buenos Aires, el pasado mes de septiembre.REUTERS
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Nadie podrá negarle a Javier Milei su ambición y su audacia. Pese a ser la cabeza de un Gobierno en hiperminoría parlamentaria, se las arregló en 2024 para pulverizar el sistema político argentino y erigirse como la medida de todas las cosas. Aliados y rivales llegan confundidos a un 2025 en el que Milei aspira a un triunfo contundente en las elecciones legislativas para así controlar el Parlamento y desplegar a fondo su agenda ultraliberal y conservadora. ¿Suficiente? En absoluto: el líder de la tercera economía de América Latina dedicará también tiempo y energía en el próximo año a la conquista ideológica del mundo, a la batalla cultural junto a Donald Trump y Giorgia Meloni.

Hay que recordarlo: Milei gobierna con el apoyo de solo un 15% de los miembros de la Cámara de Diputados y un 9% de la de Senadores. No tiene un solo gobernador propio, ni siquiera un alcalde. Pero al grito de "¡No hay plata!" y "¡Viva la libertad, carajo!", acompañado de "¡Mandriles!", un insulto que entiende como la sodomización de sus rivales políticos, el jefe del Gobierno se convirtió en una fuerza centrípeta y comenzó a atraer a figuras de todos los partidos: del PRO de Mauricio Macri, de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y, cómo no, del peronismo, muchos de cuyos integrantes mostraron por enésima vez su infinita flexibilidad ideológica.

La gran incógnita en 2025 es qué hará Macri, presidente entre 2015 y 2019 que le brindó apoyo público y legislativo en su primer año en la Casa Rosada.

El líder del PRO se quejó recientemente del "destrato casi permanente" que sufre por parte del Gobierno, una afirmación que no deja de sorprender: Macri, avezado político, fue seducido durante un año por el presidente mientras, detrás de escena, la hermana de Milei, Karina, y su asesor estrella, Santiago Caputo, trabajaban para vaciar el PRO y destruirlo políticamente.

Junto a ellos, Patricia Bullrich, hasta hace un año presidenta del PRO y candidata presidencial, que tiene entre ceja y ceja a Macri por lo que considera una traición del ex presidente durante la campaña electoral que la dejó fuera de la segunda vuelta. Bullrich, exitosa ministra de Seguridad, es hoy incondicional de Milei, con el que se cruzó los peores insultos y acusaciones durante la campaña, y pretende fusionar al PRO con La Libertad Avanza (LLA).

Macri quiere evitarlo y baraja presentarse como candidato a senador. Acepta una alianza del PRO y LLA, pero con la condición de "cuidar la República". Desde la Casa Rosada, la propuesta es clara: sumisión. La bajada de la inflación, esa enfermedad endémica en Argentina, alcanza y sobra para darle ese poder de mando al mileísmo, que ya envió a las mazmorras políticas a la vicepresidenta Victoria Villarruel, con la que Milei no se habla.

Las encuestas señalan que el Gobierno ganará con claridad las elecciones legislativas de octubre, lo que podría darle una sólida primera minoría en la Cámara de Diputados y reforzar su débil posición en el Senado.

Pero poner patas arriba el sistema de partidos y de representación en Argentina no es suficiente para Milei, que tiene como gran objetivo una pieza mayor: el mundo entero. El presidente argentino está convencido de que es líder de un movimiento ideológico internacional a gran escala y de que está en el momento justo y el sitio adecuado. "Les duele que sea uno de los dos políticos más relevantes del planeta Tierra", dijo Milei en septiembre, en referencia a sus críticos. "Uno es Trump, y el otro soy yo".

Sobre esa base, Milei siente que todo es posible. Tras un 2024 en el que pasó dos meses fuera del país, protagonizó 18 viajes internacionales y se vio cinco veces con Meloni, el argentino mira con atención la evolución política en otros países y se ilusiona con el avance de la derecha, aunque a veces reciba comentarios sorprendentes como el de Friedrich Merz, el cristianodemócrata favorito para las elecciones alemanes de febrero, que aseguró que "Milei está destruyendo Argentina". Christian Lindner, hasta hace semanas ministro liberal de Finanzas, cree lo contrario: "Alemania se beneficiaría de un poquito de Milei y [Elon] Musk".

Contexto regional adverso

La proyección de su ideología libertaria, ultraliberal y ya innegablemente conservadora encuentra a Milei en un contexto regional adverso. Sólo el salvadoreño Nayib Bukele, el paraguayo Santiago Peña y en menor medida el ecuatoriano Daniel Noboa, son afines ideológicamente al argentino. El resto de sus vecinos y de los grandes países de América Latina están controlados por la izquierda, un asunto que Milei soluciona de forma tan sencilla como heterodoxa: no se habla con ellos.

Desprecia a Luiz Inácio Lula da Silva, avala la acusación de "comunista que está hundiendo a Chile" que lanzó su ministro de Economía a Gabriel Boric y no tuvo el más mínimo contacto con la mexicana Claudia Sheinbaum. Un destino parecido le espera seguramente a Yamandú Orsi cuando el 1 de marzo asuma la presidencia de Uruguay, país tan vecino como hermano de Argentina.

En 2025, no debería sorprender tampoco que Milei se involucre a fondo en un intento de desestabilizar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. El gendarme argentino retenido en Caracas enfureció al presidente argentino.

Mucho dependerá de Trump, de si es cierto aquella frase que Milei asegura que le dijo el norteamericano: "Eres mi presidente favorito".

Hay un nubarrón para Milei en el universo Trump, la designación de Mauricio Claver Carone como responsable de América Latina en el Departamento de Estado. Guillermo Francos, el actual jefe de Gabinete de Milei, lideró en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el despido de Claver Carone por conductas impropias. El cubano-americano no olvida eso.

Es, en todo caso, un asunto que resolverán los jefes. Según la CNN, Donald Trump invitó a Javier Milei a su toma de posesión del 20 de enero, al igual que a Meloni y a Bukele, además de al chino Xi Jinping. La presencia de mandatarios extranjeros no forma parte del protocolo de las ceremonias de toma de posesión en Estados Unidos, aunque, ¿qué es el protocolo cuando de Trump y Milei se trata?