La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha sido imputada por la Justicia transalpina por devolver a su país al controvertido comandante libio Osama Njeem Almasri. Ella misma lo ha anunciado este martes a través de un vídeo en el que asegura que el ministro de Justicia, Carlo Nordio, y el de Interior, Matteo Piantedosi, también han sido imputados por el fiscal Francesco Lo Voi. Uno de sus mayores hombres de confianza en el Gobierno, Alfredo Mantovano, está siendo investigado por la Justicia del país.
El caso se remonta a hace unos diez días, cuando el comandante libio fue detenido en Turín por las autoridades italianas durante un partido de fútbol, tras la emisión de un mandato de arresto internacional por parte del Tribunal Penal Internacional de La Haya. A Almasri, conocido por la violencia ejercida en las cárceles de su país, se le imputan torturas, violencias y homicidios.
La polémica ha ido en aumento en los últimos días. Después de su detención en Turín, y aprovechando una serie de vacíos legales, Almasri fue liberado por las autoridades italianas y devuelto a su país en un avión del Gobierno de Meloni. Para más inri, hace unos días, tras su aterrizaje en Trípoli, se publicó en los medios de comunicación italianos e internacionales una fotografía del comandante celebrando su llegada a la capital libia.
El procedimiento empleado ha sido muy cuestionado, ya que Almasri no ha sido devuelto como un migrante cualquiera en proceso de expulsión, sino que ha recibido el tratamiento propio de una autoridad internacional, siendo acompañado a su país utilizando recursos públicos de otro Estado, en este caso los de Italia. Según reconstrucciones periodísticas, los principales medios transalpinos sugieren que podría tratarse de una razón de Estado vinculada a la gestión de los flujos migratorios en Libia y a los acuerdos firmados entre Italia y el estado norteafricano.