INTERNACIONAL
Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC)

Bardella, líder del partido de Le Pen, cancela su discurso en la cumbre del trumpismo tras un polémico gesto de Steve Bannon: "Se permitió hacer referencia a la ideología nazi"

Bannon, uno de los grandes ideólogos del trumpismo, le responde: "Es un crío, no un hombre. Un cobarde indigno de dirigir Francia, que le jodan"

El gesto de Bannon por el que Bardella ha cancelado su discurso en la cumbre del trumpismoEL MUNDO (Vídeo)
Actualizado

Jordan Bardella, la mano derecha de Marine Le Pen, ha decidido este viernes en el último minuto anular el discurso que tenía programado en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), la convención anual de fuerzas conservadoras y religiosas que se celebra en Washington para celebrar la vuelta al poder de Donald Trump. La razón: el gesto semejante al de los nazis que el jueves hizo Steve Bannon, consejero cercano de Trump en la primera legislatura, agitador en jefe, líder de la alt-right estadounidense y una de las personas que más ha hecho por exportar el modelo populista por todo el planeta. La respuesta del aludido no se ha hecho esperar: "Es un crío, un mierda, indigno de gobernar Francia. Un cobarde, más cobarde aún que Macron, que le jodan".

Durante su esperada intervención, Bannon, que el año pasado estuvo meses en prisión por negarse a colaborar en la investigación del Congreso de EEUU sobre el asalto al Capitolio, cerró elevando su brazo derecho mientras gritaba "luchad, luchad, luchad" y pedía que Trump vuelva a presentarse en 2028 a las elecciones, aunque la Constitución claramente lo prohíbe. O incluso que no se vaya nunca. "Es alguien único, de esos perfiles que sólo salen una o dos veces en la historia del país", clamó.

Bannon, igual que Elon Musk el día de la investidura de Trump, sabía perfectamente lo que hacía con su brazo. Jugando siempre al límite. "Es sólo un saludo, lo hago siempre, es sólo una forma de saludar a la audiencia", ha dicho irritado. Lo que buscan es normalizarlo, convertirlo en algo aceptable a través de la sonrisa y la confusión. Un buen ejemplo es lo que este viernes hizo el actor ultraconservador mexicano Eduardo Verástegui, que celebrando su unión al movimiento de Trump replicó el gesto de Musk en el mismo escenario que Bannon, pero diciendo claramente la fórmula que se ha establecido para hacerlo asumible: "mi corazón está con todos vosotros".

Él ya no tiene el mismo papel que en 2016 y 2017, cuando llegó a ser asesor principal en la Casa Blanca un tiempo. Pero su podcast sigue siendo referencia en el mundo MAGA (Make America great Again) y es una de las voces más influyentes, sino la que más, dentro del nacionalismo norteamericano.

En un comunicado, el presidente de la Agrupación Nacional (RN, primer partido en número de votos en las elecciones europeas y legislativas de Francia en 2024), explicó que decidió "anular" su intervención al enterarse de que uno de los que le habían precedido "se permitió, por provocación, un gesto que hace referencia a la ideología nazi". La decisión pasó relativamente desapercibida en la CPAC, muy centrada en EEUU, pero ha sacudido Europa, porque en esa misma conferencia están líderes de fuerzas como Vox (Santiago Abascal pronunció un discurso el jueves, pero horas antes de Bannon), está Nigel Farage y primeros ministros o ex primeros ministros de Polonia o incluso Eslovaquia, si bien se declara formalmente socialista.

Pero, además, ha enfadado enormemente a Bannon, que ha atacado sin piedad a Bardella. "No es un hombre, es un niño. No es digno de dirigir Francia", le ha reprochado la figura mediática diciendo que era infantil su actitud y que si decía eso era porque "hace caso de la prensa mainstream y no ha escuchado mi discurso". Cuando se le ha insistido en que el problema no había sido el contenido de su intervención, sino el gesto de brazo en alto, Bannon le ha quitado hierro, ha dicho que no era un sieg heil sino "una onda" y le ha recordado a Bardella, burlándose de ese aparente ataque de dignidad, que ese mismo movimiento lo hizo "hace siete u ocho años en un acto del Frente Nacional en Francia (...) Es un cobarde, más aún que Macron. Me la suda él. Le Pen ha escogido mal. Que le jodan".

A lo largo de la última década, la ultra derecha europea y la alt-right estadounidense han tenido una relación más que estrecha. Compartiendo objetivos, estrategias, foros. Colaborando para crear un movimiento global. La Francia de la familia Le Pen, la Holanda de Geert Wilders, la Italia posfascista de Fratelli D'Italia y la Lega, y desde luego el nacionalismo populista de Nigel Farage acumulaban décadas de experiencia, una masa creciente de votantes, pero no el poder. El revisionismo estadounidense, con la llegada de Donald Trump y el liderazgo en la sombra de Steve Bannon, era nuevo, pero tenía la receta ganadora. Así que la combinación de ambas partes funcionó y funciona muy bien y los que antes eran oposición ahora se sienten al frente de muchos consejos de ministros.

El problema de juntar en la misma sala, en el mismo proyecto, a tantas fuerzas nacionalistas, chovinistas y con líneas rojas y tabúes diferentes es que las chispas saltan a la mínima. Por eso los grupos reaccionarios no han logrado un frente unido en la UE hasta ahora. Y por eso empiezan a verse roces importantes a escala global.

Es el caso de Giorgia Meloni, por ejemplo, la única gran líder del Viejo Continente que estuvo invitada a la inauguración de Trump, pero que ha decidido excusarse de la reunión virtual del G7 de esta semana, alegando problemas de agenda, para no tener que enfrentarse o para no enfadar a Trump en medio de su deriva pro rusa y contra Ucrania. Meloni siempre ha defendido a Zelenski y ahora no quiere verse en fuego cruzado. Intenta mantener el respaldo a Kiev sin perder el favor de Trump, algo complicado.

Marine Le Pen, en el encuentro de partidos de extrema derecha europeos celebrado en Madrid hace quince días, había dicho que el triunfo de Trump no debía ser interpretado como "un llamamiento a un alineamiento". Además, la jefa de la extrema derecha francesa ha pedido a sus diputados que moderen las muestras de entusiasmo hacia el nuevo presidente estadounidense. Su objetivo es El Eliseo, y para eso debe conseguir que más franceses dejen de verla como cercana al fascismo y a Moscú, que en el pasado financió a su partido a través de créditos ventajosos.