La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, se ha desplazado esta semana, en la que se cumple el tercer aniversario de la invasión de Ucrania, a Washington para mantener encuentros con senadores y congresistas en los que abordará la guerra y las relaciones entre Estados Unidos y Europa, que están especialmente debilitadas. Pero el objetivo del viaje era, sobre todo, reunirse con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, algo que la propia Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad dio por hecho el lunes. La realidad, sin embargo, es que el responsable de la Administración Trump ha rechazado mantener ese encuentro por supuestos "problemas de agenda" aunque, si se consultan los actos programados, apenas figura uno: la primera reunión del Gabinete del nuevo presidente de Estados Unidos.
Se trata, por lo tanto, de una cita muy relevante. Pero sólo una, por lo que el rechazo a la reunión se antoja como un desplante de la Administración Trump a Europa. Otro más, porque se produce después de que el magnate haya ignorado a la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. O, también, tras no haber tenido en cuenta a la Unión Europea en las negociaciones de paz que EEUU mantiene con Rusia. O, incluso, en medio de una guerra comercial y de los incesantes ataques verbales del presidente estadounidense a Europa.
"Me encantan los países, todos los países [europeos] pero seamos sinceros... La Unión Europea se creó para joder a Estados Unidos. Ese es su propósito", ha dicho el presidente norteamericano tras la celebración de su primer Consejo de Ministros, insistiendo en su cosmovisión, que implica que la UE no es un socia, una aliada, una amiga, sino algo concebido específicamente para hacer daño y abusar de su país. Por lo que serían necesarios aranceles muy elevados, de hasta el 25% para todos los productos, y en especial los coches.
"La Alta Representante y vicepresidenta, Kaja Kallas, visita Washington los días 26 y 27 de febrero. Se reunirá con senadores y congresistas estadounidenses para hablar de la guerra de Rusia contra Ucrania y de la relación transatlántica. Se reunirá con el personal de la delegación de la UE en Estados Unidos. También participará en un acto público en el Hudson Institute", informaba este miércoles la Comisión Europea. "La Alta Representante no se reunirá con el Secretario de Estado Marco Rubio en esta ocasión debido a problemas de agenda. La última vez que se reunieron fue durante la Conferencia de Seguridad de Múnich", añadían fuentes comunitarias de manera aséptica. Pero la realidad es que en Bruselas hay malestar.
Porque a todo lo ya apuntado, hay que sumarle que el propio Rubio sí se reunió el martes con el ministro de Defensa de Arabia Saudí, el Príncipe Khalid bin Salman. Y el mismo día, el secretario de Estado habló con el primer ministro de Irak, Mohammed Shia al Sudani, sobre la influencia iraní en la región, la necesidad de que Irak sea independiente energéticamente y las inversiones empresariales de EEUU. "Los dos estuvieron de acuerdo en la necesidad de que Irak sea independiente energéticamente, para reabrir rápidamente el oleoducto Irak-Turquía", informó Reuters.
Reuniones y puntos a tratar que son sin duda relevantes, tal vez, no tanto como la relación entre dos de las principales potencias mundiales. Y, en consecuencia, nuevas evidencias de que la buena sintonía con Europa no es en absoluto una prioridad para la Administración Trump.2
Rubio y Kallas hablaron por teléfono hace unas semanas y se vieron en Múnich, en la conferencia en la que el vicepresidente J.D. Vance atacó a la UE y provocó un terremoto. Allí, ella defendió lo que siempre ha defendido, y que supone un problema para la administración Trump en general, y para Rubio en particular.
El secretario de Estado ya optó, nada más jurar el cargo, por ignorar la invitación cursada por Kallas para que se uniera por videoconferencia a la reunión de ministros de Exteriores de los 27 en Bruselas. Algo que su predecesor, Antony Blinken, hacía regularmente desde la invasión de Ucrania, a petición de Josep Borrell. EEUU se está distanciando de Europea en general, pero la semana pasada todo el equipo norteamericano de comercio recibió sin problemas al vicepresidente Maros Sefcovic, y eso que el tema, los aranceles, era más que delicado.
Pero Kallas es un problema porque Rusia la odia y la tiene en la diana. Hace un año, de hecho, inició una causa penal, cuando era primera ministra de su país, Estonia. El Kremlin cusó a Kallas, al secretario de Estado de Estonia, Taimar Peterkop, y al ministro de Cultura de Lituania, Simonas Kairys, de destruir o dañar monumentos soviéticos en memoria de los soldados caídos. Y la incluyó en la lista de buscados del Ministerio del Interior. Eso hace que su presencia en Washington sea muy incómoda para Moscú y para el país que ahora quiere negociar no sólo la paz de Ucrania con ellos, sino el restablecimiento de relaciones.
Rubio, ex senador, siempre fue crítico con Rusia por la guerra, a diferencia de Trump o Vance. Sabe que su posición es menos sólida así que no quiere enfadar tampoco a sus jefes, por lo que ha escogido por ningunear a su homóloga comunitaria antes que comprometer su posición. O las negociaciones con Moscú, si ella hubiera aprovechado para criticar la deriva de Washington.