Eran las 13.40 horas del viernes en Bangkok cuando un edificio en construcción de 30 pisos se derrumbó con la sacudida de un fuerte terremoto de magnitud 7,7 con epicentro en la vecina Birmania. En ese momento, alrededor de 400 trabajadores se encontraban en las obras de un nuevo complejo de oficinas en el distrito de Chatuchak. La estructura se desmoronó atrapando bajo los escombros a más de 80 personas.
Durante la noche, los equipos de rescate han desplegado perros y drones que detectan el calor corporal para tratar de salvar a los trabajadores de la construcción que permanecen sepultados por acero triturado y bloques de hormigón rotos. En las calles que están alrededor del sitio de obra se levantaron hospitales de campaña para atender a los heridos.
El gobernador de la capital tailandesa, Chadchart Sittipunt, informó a última hora del viernes que al menos 10 personas estaban entre las víctimas mortales y que había más de 50 heridos. "La mayoría de los edificios nuevos en Tailandia han sido diseñados para resistir terremotos. Pero el edificio que se derrumbó aún estaba en construcción, por lo que la estructura era frágil", explicó Sittipunt.
La mayoría de los obreros eran migrantes de Birmania, el país más golpeado por un seísmo que también dejó potentes temblores en China y Vietnam. "Poco a poco, noté que caía polvo y arena del techo. Cuando una grúa cayó e impactó en el centro del edificio, se abrió un hueco y escapé al exterior, donde pude ver cómo el edificio se partía en dos", relataba uno de los obreros de Bangkok, Aung Thiha, quien tiene a un hermano y a un cuñado entre trabajadores desaparecidos.
Muchos residentes de la urbe tailandesa salieron en masa de los edificios cuando comenzaron los temblores. Asustados, bajaron corriendo a las calles mientras las sirenas de emergencia resonaban por toda la ciudad. Minutos después se produjeron varias réplicas menores. Los hospitales y escuelas decidieron evacuar a los pacientes y estudiantes tras la primera sacudida. "De repente, todo el edificio se estremeció con un crujido aterrador, seguido de gritos y pánico", dijo Renuka Maleevat, un empleado de una oficina del centro de Bangkok.
En las redes sociales, rápido se hicieron virales varios vídeos de grandes edificios balanceándose de un lado a otro durante varios minutos y el agua de la piscina de un rascacielos salpicando desde la azotea como se fuera una gran catarata. "Los daños causados por el terremoto son limitados y no hay riesgo de tsunami", manifestó la primera ministra de Tailandia, Paetongtarn Shinawatra.
"El terremoto aún podría provocar réplicas, lo que ha obligado a las autoridades de Bangkok a evaluar urgentemente las zonas dañadas, monitorear las áreas de riesgo y brindar asistencia a los residentes afectados", dijeron en un comunicado las autoridades tailandesas, que han declarado a la capital "zona de desastre". Varios centros comerciales y edificios de oficinas anunciaron cierres temporales, y la Bolsa de Tailandia suspendió por la tarde todas sus operaciones comerciales.