INTERNACIONAL
Administración Trump

Estados Unidos sí se compromete con sus aliados de Asia a mantener su paraguas de seguridad

El secretario de Defensa promete más activos militares y un nuevo sistema de misiles antibuque

El ministro japonés de Defensa, Gen Nakatani, y el secretario estadounidense de Defensa, Pete Hegseth, pasan revista a las tropas en Tokio.
El ministro japonés de Defensa, Gen Nakatani, y el secretario estadounidense de Defensa, Pete Hegseth, pasan revista a las tropas en Tokio.Kiyoshi OtaPool
PREMIUM
Actualizado

Yonaguni es una pequeña isla japonesa que inspiró el título de uno de los superéxitos de reggaetón del puertorriqueño Bad Bunny. Pero este tesoro nipón de mar cristalino y playas prístinas, que tiene vistas directas a Taiwan, ha sido noticia en los últimos días por otro motivo: una granja de la isla ha sido reemplazada por un campo de entrenamiento del ejército japonés.

Yonaguni, hogar de apenas 1.500 personas, se ha convertido en una pieza representativa del rearme de un Japón que está rompiendo con la tradición pacifista heredada de la posguerra.

Virando hacia el Suroeste, a poco más de 100 kilómetros de Taiwan, los japoneses están militarizando algunas de sus islas, desplegando unidades de misiles en Yonaguni y en las vecinas Ishigaki y Miyako.

Los líderes de Tokio llevan tiempo inquietos por el aumento de la asertividad de China en la región. Pero ahora también lo están por el caos diplomático global provocado por su aliado tradicional, Estados Unidos, con un Donald Trump que está apretando a sus socios japoneses. El republicano ha protestado públicamente por la falta de reciprocidad del tratado de seguridad firmado en 1951, cuando Japón, ocupado por las tropas estadounidenses, limitó su capacidad militar -su ejército, que cuenta con 250.000 efectivos en activo y otros 60.000 en reserva, sólo puede actuar para la autodefensa- tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Para saber más

Washington, que tiene 50.000 efectivos militares desplegados por una veintena de bases japonesas, ha enviado al país asiático al secretario de Defensa, Pete Hegseth, para calibrar el estado de esta alianza entre dos potencias del Pacífico en medio del escándalo por los detalles filtrados sobre los ataques militares estadounidenses en Yemen. Ayer, Hegseth se reunió con su homólogo japonés, Gen Nakatani, a quien reiteró el compromiso de su país de seguir fortaleciendo la alianza de seguridad. "Japón es indispensable para enfrentar la agresión china al ayudar a Washington a establecer una disuasión creíble en la región, incluido el estrecho de Taiwan", dijo el enviado de Trump.

Después de una parada en Filipinas, otro socio militar de EEUU, Hegseth estuvo también el fin de semana en la lejana isla japonesa de Iwo Jima para participar en la ceremonia del 80º aniversario de una sangrienta batalla en este escenario entre los estadounidenses y las tropas imperiales japonesas. Más de 30.000 soldados de ambos bandos murieron en esta contienda. "La alianza entre Estados Unidos y Japón demuestra que aquellos valientes de 1945, enemigos de ayer, se han convertido en amigos de hoy", declaró Hegseth.

Después de 1945, Japón fue el único país del mundo que se comprometió a fijar en su Constitución una renuncia a participar en cualquier guerra. Sin embargo, ante la expansión militar china y la amenaza nuclear de Corea del Norte, la nación insular impulsó en 2022 un programa de rearme que empezaba por elevar el gasto militar del 1% en el que se había mantenido desde la década de 1960, al 2% del PIB durante los siguientes cinco años. Eso convirtió a Japón en el tercer mayor gastador militar del mundo después de Estados Unidos y China.

En el último mes, los medios japoneses han desvelado que, además de tener a punto a su primer portaaviones desde la Segunda Guerra Mundial y la compra de cazas estadounidenses F-35, el plan de rearme pasa por desplegar misiles de largo alcance en la isla sureña de Kyushu, un punto estratégico clave para disuadir la presión militar de Pyongyang y Pekín, así como reforzar las defensas del archipiélago de Okinawa, donde están desplegados la mayoría de los infantes de marina estadounidense que hay en el país.

Mientras que en su visita de febrero a Europa, cuando Hegseth reprendió a sus aliados que dependían demasiado de EEUU para su defensa, en su primer viaje oficial por Asia el secretario estadounidense ha querido lanzar en público el mensaje de que EEUU mantiene su compromiso de seguridad. "Lo que hará la Administración Trump será priorizar y trasladarse a esta región del mundo de una manera sin precedentes", dijo Hegseth esta semana en Manila, donde prometió que su país desplegaría más activos militares, incluido un nuevo sistema de misiles antibuque.

La semana pasada, después de que la Unión Europea avanzara en sus planes de rearme, las empresas de defensa de Japón y Corea del Sur alcanzaron máximos históricos en los mercados bursátiles. Por ejemplo, las acciones de Hanwha Aerospace, el mayor fabricante de artillería de Corea del Sur, han subido un 134% este año, mientras que las de la japonesa Mitsubishi Heavy Industries han crecido un 26%. Seúl se encuentra ahora entre los 10 principales exportadores de armas del mundo y las empresas de Japón, que llevan décadas fuera de la rueda comercial armamentística por la política pacifista del país, ahora están renaciendo después de que Tokio haya flexibilizado la política de exportación de armas.