Luce sus galones Jerry Kaplan (Nueva York, 1952) de manera sencilla y directa: «Yo no estaba cuando se inventó el arado, pero sí cuando se inventó Internet». Informático teórico, empresario e investigador de la Universidad de Stanford, ha sido pionero en campos como el 'pen computing', los smartphones y las tabletas. Su formación humanista (es también filósofo) le ha llevado a preocuparse igualmente por la Inteligencia Artificial (IA), sobre la que ha publicado numerosos libros, el último de los cuales es 'Inteligencia Artificial generativa. Lo que todo el mundo debe saber' (TEELL Editorial). Sobre esta gran revolución estuvo hablando hace unos días en la Universidad San Pablo-CEU durante la presentación del Anuario de la Comunicación 2024 de Dircom, la Asociación Española de Directivos de Comunicación. En conversación con Asunción Gómez-Pérez, vicerrectora de la Universidad Politécnica de Madrid, especialista en el procesamiento del lenguaje y académica de la RAE, Kaplan esbozó algunos de los retos que plantean estas aplicaciones de IA generativa, como ChatGPT o Midjourney, que explica con más en profundidad en esta entrevista.
- ¿Por qué los seres humanos sienten miedo ante revoluciones tecnológicas como la IA?
- Creo que hay dos razones. La primera es una preocupación general sobre cualquier cambio en el futuro que la gente no entienda: qué tipo de efecto va a tener algo y qué significará para ellos. Cómo afectará a su forma de vivir y de trabajar. El segundo es que, en este caso concreto, la Inteligencia Artificial es un asunto que no se termina de entender bien. Y eso es en parte culpa del propio sector, que ha promovido la idea de que la IA podría ser peligrosa, como hemos visto en las películas, y que podría llegar a ser tan inteligente que se tornaría más lista que nosotros y se alzaría para tomar el poder y volverse en contra de la humanidad. Algunas personas incluso han sugerido que deberíamos preocuparnos de que las máquinas acaben completamente con la raza humana: una extinción como en 'Terminator'. Así que el problema es que durante 50 años hemos visto esto en filmes y otros productos culturales porque es una gran historia. Pero es sólo una historia. No hay verdad alguna en eso. Hay cosas por las que debemos preocuparnos con la nueva tecnología, pero no van a venir por nosotros.
- ¿Por qué está tan seguro de esta afirmación?
- En parte es porque no hay un «ellos». La Inteligencia Artificial se malinterpreta de la siguiente manera: se suele presentar como si estuviéramos construyendo máquinas cada vez más inteligentes. Es una forma de verlo, pero no es la mejor. En realidad, es una nueva ola de automatización. Fijémonos en la revolución industrial y analicemos los principales inventos del pasado. ¿Cómo afectan a nuestro mercado laboral y a nuestra economía? ¿Y cómo afectan al modo en que utilizamos la tecnología y al modo en que vivimos? La nueva ola de IA es la Inteligencia Artificial generativa, un avance muy poderoso. Ahora tendremos la capacidad de utilizar máquinas para aplicarlas a tareas y resolver problemas que antes sólo podían solventar los humanos o que no podían resolverse en absoluto.
- ¿Y cómo podemos aprender de las anteriores olas de automatización?
- La automatización tiene varios efectos básicos. El primero es, por supuesto, a corto plazo, que puede dejar a algunas personas sin trabajo. Pero, sobre todo, nos hace más ricos en conjunto porque podemos hacer las cosas más rápido, más barato y de manera más fácil. Ese nuevo dinero se gasta y, como resultado de esa nueva riqueza, se crean nuevos puestos de trabajo. Así que la tecnología desplaza parte de la mano de obra, pero también cambia la naturaleza de muchos trabajos. Un buen ejemplo para mucha gente que ha vivido el desarrollo de Internet o del smartphone es que antes había que acudir a una agencia de viajes, por ejemplo. Supongo que todavía hay agencias de viajes, pero no conozco ninguna y antes solían estar por todas partes. Así que esto fue malo para éstas, pero creó todo tipo de nuevos puestos de trabajo, como construir aplicaciones e interfaces para esos sistemas.
- Ahora que estamos en un acto rodeados de directores de comunicación, ¿en qué sentido va a ser atravesado este campo y el del periodismo por esta nueva revolución?
- Estamos en una conferencia sobre comunicación. Obviamente, la comunicación hoy en día es muy diferente de lo que habría sido antes de la invención de Internet o el teléfono inteligente. Así que ahora la gente está muy metida en promover todo en redes sociales y expresarlo de manera que estas redes se pueden utilizar para comunicar. Por tanto, ha cambiado la naturaleza de ese trabajo.
- ¿Podría poner algún ejemplo?
- Uno que ya está sucediendo son estos programas de traducción automática, que son ya realmente buenos. Así que ya no necesitamos muchos traductores humanos. Y lo extraordinario no es que una máquina sea capaz de traducir con tanto éxito, sino que un ordenador puede transcribir esta conversación, tal vez traducir mis palabras al español o las tuyas al inglés, y también proporcionar un resumen significativo, al igual que haría un buen periodista. Hay labores que los periodistas solían desarrollar, crear o resumir información, y que ya no necesitarán hacer. El trabajo de redacción lo hará la máquina y el periodista se parecerá más a lo que es hoy un editor. Ese es un ejemplo de este campo, pero la IA generativa es una tecnología muy general. Por eso es tan sorprendente.
- ¿Y algo más?
- Acceder a atención médica de primera clase como un médico generalista, hacerlo 24 horas al día a muy bajo coste y comunicarlo a través de un móvil. Eso significa que cualquiera que tenga un teléfono inteligente, es decir, casi toda la población de la Tierra, tendrá ahora acceso a la misma atención médica de alta calidad que antes sólo estaba al alcance de las personas relativamente ricas de las ciudades. También se beneficiará de ello en el desarrollo de fármacos, porque la investigación será mucho más rápida. De igual manera, la educación va a cambiar radicalmente. Vamos a tener tutores personalizados para cada estudiante, que podrán escucharles y entender qué tipo de progreso están haciendo. Un ordenador podrá personalizar el programa de aprendizaje para cada estudiante y reconocer lo que ha aprendido bien, lo que no, dónde necesita ayuda... como si tuviéramos un tutor humano altamente cualificado para cada uno. Por último, hay campos en los que nunca pensamos que los ordenadores iban a ser buenos y ahora lo están siendo, como las artes creativas, la capacidad de componer música o de escribir poesía. No estoy diciendo que queremos automatizar la creación de música y poesía; siempre habrá puestos de trabajo para los artistas humanos, pero la IA podrá hacer la investigación previa para un pintor o cualquier otro trabajo tedioso o aburrido.
- Uno de los ejemplos históricos más interesantes que aborda en el libro es lo que ocurrió a mediados del siglo XIX, cuando se inventó la fotografía.
- Antes de aquello, si querías una representación visual de cualquier cosa tenías que conseguir un pintor, que tenía que acudir a un lugar, instalarse y pintar durante horas para hacer una imagen de los Campos Elíseos, por ejemplo. La llegada de la fotografía fue un gran trastorno. Los pintores estaban muy disgustados porque su profesión iba a desaparecer. En lugar de eso, la pintura se desarrolló de una manera totalmente nueva. Y, a su vez, cualquiera que quisiera un retrato de su familia podía ir a la iglesia el domingo por la mañana, vestir a la familia, llevársela al fotógrafo por la tarde y por muy poco dinero tener un retrato. Fue un milagro. Pero hubo aspectos negativos. Por ejemplo, la pregunta en aquel entonces era: ¿Puede una fotografía tener derechos de autor? En otras palabras, si tomabas una fotografía, ¿era tuya? ¿Tenías derecho a hacer un duplicado de la misma? La reacción inicial del gobierno, de los reguladores, fue que no, porque ningún ser humano hacía la foto. Durante varias décadas la fotografía estuvo en una situación terrible porque los fotógrafos no eran dueños del producto de su propio trabajo y, como no estaba protegido, creaba todo tipo de problemas. Poco antes de que fuera asesinado, Abraham Lincoln firmó una nueva ley que decía que sí, que las fotografías eran actos creativos en sí mismos y que debían merecer la protección de los derechos de autor.
- ¿Y cómo conecta eso con lo que estamos viviendo en la actualidad?
- El argumento que había entonces al otro lado era muy interesante porque estamos escuchando exactamente lo mismo hoy en día. Los pintores dijeron que no había destreza alguna en aquello. Que el fotógrafo es un técnico y el trabajo lo realiza la cámara. Que todo lo que el fotógrafo hace es trabajar sobre esta máquina y pulsar un botón y la imagen aparece. Y como no hay acto creativo, no hay necesidad de protegerlo. En mi libro he usado la Inteligencia Artificial generativa para ayudarme en el proceso. De acuerdo con la oficina de derechos de autor de EEUU, en este momento esto no es susceptible de derechos de autor. Están completamente equivocados y esto va a cambiar.
- Volviendo a los medios de comunicación, ¿tienen los periodistas los días contados?
- En el futuro, la habilidad más importante para escritores y periodistas va a ser persuadir a la máquina para que cree lo que tú quieras y que produzca un resultado de buena calidad. El propio acto de ser editor convertirá en una habilidad o un acto creativo. Déjeme ponerle otro ejemplo de oficios que se han perdido: En su apogeo, AT&T, la compañía telefónica nacional de EEUU, empleaba a un millón de personas para conectar las llamadas, en su mayoría mujeres, amas de casa, que enchufaban las clavijas manualmente. La última vez que miré, hace 10 años, sólo quedaban 10.000 operadores. Bueno, no creo que debamos temer este cambio, sino aceptarlo. Y considero que es una oportunidad que produce nuevos tipos de empleos, en particular para los jóvenes de hoy. Yo no me preocuparía por la Inteligencia Artificial generativa. Nuestros hijos van a estar muy cómodos con ella, van a saber cómo usarla, para qué sirve y para qué no. Y se convertirá en una parte natural de sus trabajos.
- ¿Qué nos puede contar de los modelos extensos de lenguaje, los LLM, según sus siglas en inglés?
- Hemos pensado en las computadoras como entes precisos e insensibles, incapaces de tratar o comprender las sutilezas y aspectos únicos de la comunicación humana. Pero esto está a punto de cambiar radicalmente. Lo asombroso de estas máquinas es que no tienen sentimientos por sí mismas, pero pueden expresar y comprender aspectos de la interacción humana. Pueden entender, expresar o imitar el significado de la empatía, aunque no son empáticas por sí mismas. Tampoco sienten la ética, pero pueden entenderla. Y estos sistemas, por la forma en que están construidos, son realmente un reflejo de la humanidad. Es como un espejo gigante que estamos sosteniendo frente a nosotros. Resulta que en la acumulación de todo lo que hemos escrito, que es básicamente lo que se introduce en la IA y que luego se pone en una 'picadora' gigante y se junta, sólo el lenguaje captura suficientes aspectos importantes de la forma en que pensamos, sentimos y nos relacionamos unos con otros, de tal forma que ahora podemos consultarlo y utilizarlo como un espejo.
- Igual que el cine ha modificado nuestra forma de ver el mundo, ¿cómo cree que la IA transformará nuestra percepción?
- El volumen de estos datos en estos sistemas valdría cientos de vidas, si nos sentásemos todo el día a leer semejante información. Es un desarrollo fascinante y va a ser uno de los mayores inventos de la historia de la humanidad. Nuestro uso de las herramientas cambia la forma en que vemos el mundo e interactuamos con él. Y, por primera vez en la historia de la humanidad, tenemos una contraparte, creada por humanos, pero capaz de razonar y pensar como nosotros. Y esto es algo que nadie, ni si quiera yo mismo, esperaba. Fue un accidente. Una técnica que, cuando se ampliaron otras innovaciones, se 'cayó' desde éstas.
- Se ha denunciado que las 'librerías' que alimentan ChatGPT se han nutrido de millones de archivos protegidos por derechos de autor y robados a sus legítimos propietarios. Ante esa situación, ¿cuál es la solución?¿Más regulación?
- Que se utilice su trabajo con fines lucrativos sin que se les compense es una preocupación para los periódicos, para los editores. Y es una preocupación muy real. Cuando veamos que esto se convierte en un problema, lo resolveremos y encontraremos la forma de que los beneficios económicos creados por la nueva tecnología se compartan con las personas cuyos datos se están utilizando. La verdadera cuestión es que hay otros efectos y usos potenciales de la tecnología mucho más perjudiciales para la desinformación, para los 'deep fakes' para hacer imágenes que engañen a la gente. O que se puedan construir sistemas que incorporen sesgos humanos a los mismos, discriminando a cierto tipo de personas o actitudes. O, por citar otro caso concreto, hace poco se suicidó un joven en EEUU que resultó que había pasado mucho tiempo con uno de estos 'chatbots'. Estos son muy valiosos, pero ¿cómo los diseñamos para que reconozcan cuándo esa interacción se está volviendo nociva o peligrosa? De modo que el sistema pueda decir: «Oye, nos sentamos aquí y hablamos todas las noches pero no parece que estés bien, necesitas ver a un psiquiatra o contárselo a alguien». O puede que haya normas por las que el sistema tenga que denunciarte. O puede que un sistema automatizado tenga la obligación de evitarte daños a ti o a la sociedad violando tu intimidad. Son cuestiones que vamos a tener que abordar. Y van a ser preguntas muy difíciles.
- Entonces, ¿cómo organizarnos? ¿Como en el 'salvaje Oeste'?
- Vengo de Silicon Valley y sé cómo funciona ese proceso. Todavía no sabemos lo peligroso que es o qué peligros existen que ni siquiera conocemos. Ahí me fijo con lo que ocurrió con las redes sociales, que nadie las controló en absoluto y no fue hasta que se adoptaron de forma generalizada que se empezó a entender realmente algunos de los aspectos negativos y los problemas que podían crear para la sociedad. Y ahora estamos intentando ver qué podemos hacer al respecto, y es una gran batalla en la que no estamos realizando un buen trabajo. Con respecto a la regulación hay una gran polémica sobre si es demasiado pronto o si va a afectar negativamente al desarrollo de la tecnología. No hay una respuesta clara, pero mi opinión es que, en primer lugar, es muy pronto todavía para sentarnos y escribir una buena regulación. Y, dos, ¿quién le pone el cascabel al gato? No sabemos cómo hacerlo. No sabemos ni siquiera qué gatos necesitan cascabeles y cuáles no.
- ¿Y usted? ¿Qué sensación tiene ante lo que se viene?
- Va a ser un futuro muy interesante. Me siento muy agradecido de vivir para ver esta época en la que esta nueva tecnología va a cambiar la forma en que vivimos y trabajamos, y mejorar la vida de muchas maneras diferentes.