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Reportaje

Vírgenes juradas, la extraña tradición medieval de un mundo en desaparición: "La única forma de sobrevivir en un país de hombres era volverse un hombre"

En una remota región del norte de Albania, las Montañas Malditas, pervive una tradición medieval por la cual las mujeres se 'convierten' en hombres al realizar un voto de castidad vitalicio. En 'Virgen jurada' la escritora y documentalista Elvira Dones convierte en literatura esta arcaica costumbre

Diana, una de las protagonistas del documental rodado por Elvira Dones hace casi dos décadas sobre las vírgenes juradas.
Diana, una de las protagonistas del documental rodado por Elvira Dones hace casi dos décadas sobre las vírgenes juradas.ARCHIVO ELVIRA DONES
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Ismail Kadaré, Premio Príncipes de Asturias albanés y gran estudioso de la historia de su patria, escribió que los rumores de guerra en Albania podían aumentar con el cotilleo de un cochero o de una prostituta, o con la fluctuación de la tasa de cambio del ducado veneciano -el dólar de la época en el Mediterráneo oriental-, pero se volvían irreversibles cuando los montañeses del norte se ponían impacientes. Durante siglos, las escarpadas cumbres del norte de Albania, llamadas las Montañas Malditas por la cantidad de sangre derramada durante las guerras contra el Imperio Otomano y en las seculares venganzas entre clanes que duraban generaciones, fueron un territorio aparte que escapó incluso al férreo control de la dictadura comunista de Enver Hoxha.

Regidas por el Kanun, un sistema legal consuetudinario creado por el príncipe Lekë Dukagjini en el siglo XV y sólo transcrito a finales del XIX, las comunidades de esta región tenían una organización tribal en la que las familias eran patrilineales, la mujer una propiedad más carente de derechos y la venganza de sangre una cuestión de honor a estilo de la más popular vendetta de la mafia italiana. Sin embargo, una de las grandes peculiaridades de este código sagrado pero no religioso, adoptado por musulmanes y cristianos católicos y ortodoxos por igual, es la figura de la burrnesha o virgen jurada -en plural burrneshat-, una mujer que ante la ausencia de varón en el clan adoptaba ese papel y accedía a todas las prerrogativas y deberes masculinos.

"Una mujer se convierte en virgen jurada al prestar juramento irrevocable, frente a doce ancianos de la aldea o tribu, y de adoptar el celibato. Después de esto, las vírgenes juradas viven como hombres, pueden vestirse con ropa masculina, usar un nombre masculino, portar un arma, fumar, beber alcohol, aceptar un trabajo masculino, actuar como cabeza de familia y heredar, tocar música, cantar y sentarse y hablar socialmente con hombres", explica el Kanun, que añade. "El verdadero sexo de la virgen jurada nunca más, bajo pena de muerte, será aludido ni en su presencia ni fuera de ella".

"El verdadero sexo de la virgen jurada nunca más, bajo pena de muerte, será aludido ni en su presencia ni fuera de ella", dicta el Kanun

Por curiosa que sea esta tradición, también existente en Kosovo y Montenegro y con equivalentes en otras culturas tribales del pasado, no pasaría de ser una curiosa anécdota folclórica sino fuera porque el aislamiento de su cultura la ha mantenido casi inalterada y a la vez desconocida, hasta hace no muchos años. Con ella se topó de improviso en su juventud la novelista y documentalista albanesa Elvira Dones (Dürres, 1960). "Cuando estaba en el instituto, en Tirana, unos vecinos del norte viajaron a una gran boda de esas que duraban días y reunían a varios clanes. Y de vuelta, nos enseñaron las fotos y yo me fijé en un hombre guapo, elegante y muy apuesto en el centro, entre los novios. Le pregunté a nuestro vecino: 'Tío -porque en esa época, con Hoxha, todos los adultos eran tío o tía-, ¿este hombre es tu hermano o tu padre?'. Me miró, entre extrañado y divertido, y dijo: 'No, en realidad no es un hombre, es una mujer. Nació mujer y es prima mía. Pero ahora se viste y vive como hombre, y se le llama virgen jurada'", recuerda la autora.

Virgen jurada

Prólogos de Ismail Kadaré y Alana S. Portero. Traducción de Regina López Muños. Errata Naturae. 280 páginas. 20,90 €
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"La idea me fascinó y me puse a investigar sobre estas vírgenes juradas, les preguntaba a mis compañeros de la universidad del norte, pero a los que sabían de ellas no les interesaba hablar de esa tradición, pues en la época comunista la gente quería dejar atrás la vida campesina y tradicional", explica Dones. Pasarían varios años hasta que, ya exiliada en el extranjero, primero a Suiza, a donde huyó en pleno régimen, y luego a Estados Unidos e Italia, la novelista y documentalista retomara esta tremenda historia para escribir Virgen jurada (Errata Naturae), una emotiva novela protagonizada por Hana, una burrnesha que decide abandonar esta vida y tras casi 15 años viviendo como Mark volver a ser mujer, algo para lo que debe emigrar a Estados Unidos.

Escapar de los hombres

Este personaje emotivo que encarna las dudas, miedos y vicisitudes de todas estas mujeres nació, como explica Dones, de una amalgama de varias personas reales que entrevistó para rodar un documental. "Volví a mi país y viajé a esta región, que hace dos décadas, y más con el colapso del comunismo, todavía era muy remota y pobre. Poco a poco, preguntando, encontré a varias vírgenes juradas, pero no fue fácil convencerlas", relata. Una de ellas le preguntó si había hablado con Shkurtan y le dijo que si él accedía a la entrevista muchas más lo harían. "Shkurtan era una especie de burrnesha jefe. Durante los años del comunismo había tenido a sus órdenes a 300 hombres en la cooperativa agrícola local, y a pesar de ser una virgen jurada su fuerte carácter inspiraba obediencia. Eso me enseñó hasta qué punto sí eran aceptadas como hombres, pues en esa zona una mujer ni siquiera podía entrar en una taberna o mirar a un hombre a los ojos".

Shkurtan, otra de las protagonistas del documental rodado por Elvira Dones hace casi dos décadas sobre las vírgenes juradas.
Shkurtan, otra de las protagonistas del documental rodado por Elvira Dones hace casi dos décadas sobre las vírgenes juradas.ARCHIVO ELVIRA DONES

¿Por qué una mujer decide esto? "Quise adelantarme a mi tiempo. No quería que los hombres me manejaran", afirma una de ellas

Finalmente, Dones logró reunir a seis dispuestas a contar su vida. Una era mecánico y conductora de camiones, dos eran agricultoras y otra, pastora. "Esto es llamativo, pues pastor era un trabajo cotizado en las montañas durante el comunismo, ya que ellos pueden llevar armas y moverse libremente. Como mujer no podría ni salir del pueblo sin un padre, un hermano o un marido", apunta la escritora, que recuerda otros inconvenientes. "Antes de empezar, una de ellas me dijo: 'tienes que demostrarme si eres una mujer fuerte o no'. E hizo que nos bebiéramos juntas una botella de raki, el aguardiente de los Balcanes. Cuando lo hice, estaba completamente borracha. Entonces me dijo: 'Vale, eres dura. Hazme la primera pregunta'", rememora Dones.

El interés de la autora, que también late en su espléndida novela en la que añade otros temas como el desarraigo de la emigración, la dureza de la vida rural o los difusos límites de la identidad sexual, todo aliñado con varias críticas sutiles a la Albania comunista; se centró en saber qué podía llevar a estas mujeres a elegir este tipo de vida tan extraña y solitaria. Es decir, ¿por qué decide convertirse una en virgen jurada? "Su respuesta fue: 'porque quise adelantarme a mi tiempo. No quería que los hombres me manejaran'. En muchos casos, ese era el resumen de todo, la esencia de su decisión, al menos en el caso de las que decidieron por sí mismas. Simples ansias de libertad", opina.

No obstante, Dones también destaca que no siempre es una decisión consciente y voluntaria. Una vez más, debemos desechar nuestra moral del siglo XXI e intentar imaginar un mundo regido por el Kanun. "Para entenderlo, tenemos que pensar que en su sociedad las mujeres no tenían ninguna libertad, eran meras propiedades, e incluso para salir de su aldea o pueblo tenían que ir acompañadas por sus padres o hermanos. Sus matrimonios eran concertados, a veces a los pocos meses de nacer, por intereses familiares, para unir tierras o propiedades, y ellas, que debían obediencia a sus mayores varones, no podían ni siquiera opinar", explica Dones, que incide en estas motivaciones económicas. "Pero no sólo eso. Las mujeres no podían tener propiedades, así que si un padre de familia con varias hijas fallecía, sus bienes se repartían entre sus familiares varones, y la viuda y las hijas no heredaban nada".

"Somos lo que somos. Cuando muera el último de nosotros terminará para siempre el burrneshaliteti, pero la historia nos recordará", opina otra mujer

Así se daban muchos casos como este que relata la escritora, en el que un hombre moribundo eligió de entre sus hijas a la más fuerte de carácter, y le dijo: "Prestarás juramento de virginidad para que todo permanezca en la familia". Y así pudo continuar su vida con su madre y hermanas. Otro ejemplo que pone la escritora es el de una mujer que no quería casarse con el hombre con el que le habían prometido matrimonio, 30 años mayor que ella. "Pero no podía negarse y desobedecer a su padre, esto sería una deshonra, así que se convirtió en burrnesha y así pudo salvar el honor y evitar el matrimonio".

Un mundo en extinción

No obstante, tanto en la novela como en el documental, Dones destaca que para ella la historia de estas mujeres es una historia de soledad. "Un aspecto llamativo es que , aunque en teoría no hay edad para esta práctica, casi todas las mujeres toman la decisión muy jóvenes, con 15 o 16 años. ¿Y si después se enamoraban o no les gustaba esta vida? Es horrible negarte para siempre cosas como el amor o el sexo", reflexiona la escritora que insiste en que estas mujeres "nunca podían volver a atrás. Aunque en mi libro Hana sí que lo hace, no hay ningún caso documentado de que una virgen jurada se retractara de su juramento".

Emine, pastora y una de las vírgenes juradas protagonistas del documental rodado por Elvira Dones hace casi dos décadas.
Emine, pastora y una de las vírgenes juradas protagonistas del documental rodado por Elvira Dones hace casi dos décadas.ARCHIVO ELVIRA DONES

Virgen jurada está ambientada entre 1986 y 2002, y Dones grabó el documental hacia 2005, cuando pese a que aún había casi un centenar de burrneshat esta tradición ya estaba en retroceso, gracias al fin del comunismo y a la paulatina evolución de Albania. Aunque no existen cifras exactas, pues nunca se ha hecho un censo oficial, en 2022 se estimaba que quedaban doce vírgenes juradas en el norte del país y alguna más en Kosovo y Montenegro. "La modernidad ha hecho posible que las mujeres tengan su libertad y, por fin, los hombres han perdido el control en el norte. La ley del Kanun cada vez es más frágil, por eso este mundo se extingue", resume Dones.

"De las seis mujeres que conocí y entrevisté, tres han fallecido, una está en Estados Unidos porque tenía una hermana allí y se fue hace unos nueve años y a las otras dos le he perdido la pista, pero eran muy mayores. Lo que puedo decir con certeza es que ya no hay mujeres jóvenes que presten el juramento", concluye la escritora. Como epitafio, queda la reflexión que hizo una de ellas ante la cámara: "Somos lo que somos, y lo seremos ya para toda la vida. Puede que los tiempos hayan cambiado, es cierto, y cuando muera el último de nosotros terminará para siempre el burrneshaliteti, pero la historia nos recordará".