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El duque de Sussex se enfrenta esta semana al juicio de apelación en su querella contra el Gobierno británico a fin de recuperar el nivel de protección en Reino Unido que perdió al renunciar a la vida palaciega y asentarse con su joven familia en Estados Unidos. Harry interpuso el recurso legal temeroso por la seguridad de su mujer, Meghan Markle, y movido por el recuerdo de la violenta muerte de su madre Diana, cuando escapaba de paparazzis sin la acostumbrada coraza del cuerpo de élite de Scotland Yard. Por otra parte, el trascendente proyecto africano dedicado a la difunta princesa de Gales, la fundación Sentebale que creó en 2006 en apoyo de menores afectados por sida, corre peligro de hundirse en un cruce de acusaciones y descalificaciones entre los fundadores y los miembros del patronato, por un lado, y la presidenta de la ONG en el bando opuesto.
Harry fundó Sentebale con su amigo y mentor, el príncipe Seeiso de Lesoto. El hijo menor de Carlos III había visitado el país africano durante su año sabático postescolar y el contacto con niños infectados y sin recursos fue la experiencia determinante del periplo internacional. Se juró que nunca abandonaría a las víctimas de la enfermedad y la hambruna del sur de África, un compromiso al que destinó casi millón y medio de euros de las ganancias de su biografía Spare (En la sombra), según las últimas cuentas publicadas, de 2022.
Los dos príncipes dedicaron a sus madres esta entidad sin ánimo de lucro, cuyo nombre significa "no te olvides de mí" en sesoto, idioma local de Lesoto. Ahora tratan de contener la guerra civil desatada en la cúpula administrativa en la proximidad del veinte aniversario del registro de la ONG en Reino Unido. La Charity Comission, reguladora del sector benéfico, ha tomado cartas en la crisis, que saltó por los aires tras la dimisión en bloque de los príncipes y los cinco miembros de la junta. La investigación, que se confirmó el jueves, sopesará si se han quebrado reglas y normativas pertinentes.
Harry habló en nombre de los dimisionarios al transmitir "alivio" de que "la verdad aflorará" después de las "flagrantes mentiras" vertidas sobre ellos en la "desgarradora" disputa interna. "Mantenemos la esperanza de que (la investigación) permita que Sentebale quede en buenas manos de inmediato, por el bien de las comunidades a las que servimos", señala en el comunicado.
De momento, el poder lo retiene Sophie Chandauka, presidenta del consejo desde julio de 2023. Abogada y emprendedora zimbabuense, de 47 años y con potente trayectoria en EEUU y Europa, describe su papel como la acción de una "orgullosa africana" que "se atrevió a denunciar problemas de mala gobernanza, gestión ejecutiva deficiente, abuso de poder, acoso, intimidación, misoginia, misogynoir (aversión a la mujer negra) y encubrimiento".
El embrollo se hizo público tras la renuncia de los príncipes como patrones de la ONG en "solidaridad" con los miembros de la junta, que tiraron la toalla a finales de marzo tras perder el pulso de poder con la presidenta. Chandauka se mantuvo desafiante en su cargo, designó un nuevo órgano directivo que incluye a un antiguo asesor del príncipe Guillermo y emitió un contundente reto a los fundadores: "Sentebale sobrevivirá con o sin vosotros".
Ambas partes se tiran los trastos a la cabeza desde entonces. La abogada acusa al duque de "forzar el fracaso" de la fundación para "rescatarla" más tarde y asegura que la "toxicidad de la marca" del royal desde su marcha de la Corte británica es el "riesgo más grave" que afronta la organización. En entrevistas con el Financial Times y Sky News, argumenta que el plan original "ya no es apropiado" en la era del movimiento Las vidas negras importan. Alega que su estrategia para derivar la toma de decisiones de Londres a Lesoto y Botsuana asustó a sus excolegas, que vieron como perdían "poder, control e influencia... ¡dios mío, los africanos están tomando las riendas".
La relación se rasgó hace un año. El aguijón lo clavó la duquesa de Sussex, según la versión de la zimbabuense. Habría ocurrido en la gala benéfica de un torneo de polo, cuando imágenes grabadas en video sugieren cómo Meghan impidió a la presidenta de Sentebale posar al lado del príncipe durante la entrega de la copa. "La coreografía salió mal porque había mucha gente en el escenario", ha sugerido Chandauka tras explicar que la actriz californiana asistió al evento sin avisar y acompañada de su "muy famosa amiga" Serena Williams. El acto generó comentarios negativos que se negó a rectificar a través de la ONG para evitar "sentar un precedente y convertirnos en una extensión de la maquinaria de relaciones públicas de los Sussex".
Para los aliados del príncipe, la presidenta es "malévola", de talante "dictatorial" y con una estrategia de cambio que no está funcionando. Se insinúa que ha perdido importantes patrocinadores y que ha sobrecargado los gastos con asesores en EEUU. "Hay personas", respondió Chandauka sin avanzar nombres ni títulos nobiliarios de los aludidos, "que se comportan como si estuvieran por encima de la ley, maltratan a los demás y luego se hacen pasar por víctimas, utilizando la prensa que tanto desprecian para dañar a quienes tienen el valor de desafiar su conducta".
La letrada zimbabuense quiere demostrar que Sentebale "está actuando apropiadamente" bajo su residencia. Harry, a su vez, se juega su reputación y una iniciativa que enlaza su pasión africana con la memoria humanitaria de su añorada Lady Di.