
Davy y Harry estuvieron seis años juntos (cinco más que con Markle). "Fue horrible", dijo después
El príncipe Harry y Meghan Markle, una corta historia de amor que nació en la distancia
El príncipe Harry y Meghan Markle anuncian su compromiso de boda
Cuando el lunes se anunció el compromiso entre el príncipe Harry y la actriz Meghan Markle, no pocos se acordaron de aquella bella africana que durante seis años ocupó el corazón del hijo pequeño de Diana de Gales. Chelsy Davy y el príncipe empezaron a salir en 2004 después de conocerse en Ciudad del Cabo durante el año sabático del príncipe Harry, y no rompieron hasta 2010. Durante mucho tiempo, esta risueña abogada zimbaubense estuvo en todas las quinielas para convertirse en la esposa de Harry, pero le pudo la presión y hoy se ha reinventado en diseñadora de joyas y azote político de Robert Mugabe.
De haber seguido con su principesca relación, la dulce Chelsy nunca hubiera podido escribir, como hizo la semana pasada en sus redes sociales a cuenta de la renuncia de Mugabe tras 37 años de régimen en su país natal: "Zimbawe, eres hermosa. Levántate". Chelsy describió el derrocamiento del presidente como un "nuevo comienzo" para la nación africana, y se autodenominó como "orgullosamente zimbabuense".
La crítica no deja de ser irónica viniendo de la hija del multimillonario Charles Davy. Algunas crónicas periodísticas relacionan directamente la fortuna del señor Davy con el propio gobierno de Mugabe. En 2004, se publicó que un amigo del dirigente africano, Webster Shamu, tenía vínculos comerciales con la empresa de Davy, HHK Safaris, y que gracias a ellos Davy había monopolizado prácticamente el lucrativo mercado de la caza mayor autorizada.
Chelsy nació y creció en la reserva de caza de su padre en Zimbabwe, un 'terrenito' que, por poner un ejemplo, doblaba el tamaño de Surrey. Su madre, Beverley Donald, es la ex Miss Rhodesia 1973, y tiene un hermano mayor llamado Shaun. Si la infancia de Meghan Markle se sitúa en el inquietante 'black Beverly Hills', la de Davy transcurrió entre serpientes, elefantes y hienas (su mascota de la infancia). En Ciudad del Cabo llegaron a robarle a punta de pistola cuando estaba junto a un amigo de la universidad.

Pero a raíz de su relación con el príncipe Harry, la vida de Davy cambió por completo. Se convirtió en un rostro popular para los británicos. Chelsy se hizo habitual de la sociedad londinense, visitaba los mejores locales, no faltaba a los exclusivos partidos de polo en los que jugaba su novio, y, mientras, estudiaba su carrera de Derecho en la Universidad de Leeds, lo que le permitía estar más cerca del hijo de Carlos de Inglaterra.
Durante los años que estuvieron juntos, Chelsy estuvo al lado de Harry como una novia leal y comprometida. Estuvo ahí cuando le enviaron a la academia militar de Sandhurst, cuando le prohibieron ir a luchar en Irak y cuando Harry participó en una misión secreta en Afganistán. Ella fue testigo y protagonista de los "años locos" de Harry, con el que compartía el gusto por el hedonismo y las críticas de los tabloides británicos. Al final, la relación de Davy con los Windsor era ya familiar, hasta el punto de que fue invitada al 60 cumpleaños del príncipe Carlos e incluso a la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton, cuando ya había roto con Harry.
Pero la presión pudo con la dulce Chelsy. Tras algunas idas y venidas, la pareja se separó definitivamente en 2010 cuando ella decidió volver a África para aclararse las ideas. Tiempo después, Davy confesó en The Times que fue la excesiva atención mediática -la tildó de "aterradora"- lo que pudo con su relación. "Era muy joven, sólo intentaba ser una cría normal y corriente y fue horrible".
Ahora, liberada, la dama africana ha encontrado otro camino aparte de la abogacía para alcanzar el éxito profesional. Davy ha creado su propia marca de joyería de lujo, Aya, con la que da salida a las piedras provenientes de su propia mina de joyas, en Zambia. No se ha casado y sigue disfrutando de su libertad, llevando una vida un tanto nómada entre Zambia, la casa de sus padres en Zimbabwe y su casa del oeste de Londres.