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Se anticipan novedades en la cita navideña de la familia real británica. Carlos III ha adoptado la vieja tradición que recuperó y mantuvo durante tres décadas su difunta madre, Isabel II, de celebrar la Navidad en Sandringham, la finca privada de los Windsor en el condado de Norfolk, a unos 185 kilómetros al noreste de Londres. Al núcleo monárquico se unirá este diciembre Tom Parker Bowles, primogénito de la reina Camila y ahijado del rey.
Es la primera vez que el hijastro del monarca tiene previsto participar en la estudiada colorida y clásica coreografía del festival invernal regio, que este año se perderán Harry y Meghan, que no han sido invitados. "Va a ser un poco distinto este año", reconoció el escritor gastronómico y presentador de televisión al desvelar su plan navideño al dominical The Telegraph. A sus 50 años, que cumplió el 18 de diciembre, divorciado y con pareja estable, acudirá a Sandringham con sus dos hijos y nietos de la reina, Lola, de 17 años, y Frederick, de 14. Se dejarán ver muy probablemente durante el habitual paseo de ida y vuelta hasta Santa María Madalena, la iglesia campestre donde la familia atiende el servicio de las 11 el día de Navidad y saluda al público que se concentra cada año en la verja del recinto.
La iniciativa ha partido de la misma Camila, que echa en falta la compañía de sus hijos y nietos. Parker Bowles tiende a evitar los focos de atención monárquicos pero esta vez no pudo resistirse a la invitación de su madre. "Mamá me dijo que me encantaría que fuese porque no hemos pasado juntos la Navidad desde hace mucho tiempo. Han sido dos años de infierno para ellos", recuerda en la entrevista antes de resaltar que "cuanto más madura uno, más consciente se vuelve de la mortalidad, especialmente con enfermedades y demás cosas por medio".
Camila ha sido el sostén de la cúpula monárquica a lo largo del año. Su agenda pública se ha multiplicado ante las recaídas en la salud del rey, a quien le detectaron un cáncer mientras le trataban de agrandamiento de próstata. Aun no se ha informado del tipo de tumor que padece ni se ha especificado el tratamiento que recibe a sus 76 años. Solo se sabe que Carlos III sigue bajo prescripción médica a los once meses del terrible diagnóstico.
"El año más duro de mi vida, probablemente", confesó el príncipe Guillermo en un reciente acto oficial. El heredero acusa la presión de la enfermedad de su mujer, Kate Middleton, y la protección de sus tres hijos, los colegiales Jorge, Carlota y Luis. La princesa de Gales acaba de completar un ciclo preventivo de quimioterapia contra un cáncer cuya naturaleza tampoco se ha desvelado. Ingresó en enero en una clínica privada de Londres - coincidió en planta con su suegro Carlos- para operarse de un trastorno abdominal y la convalecencia se alargó de lo anticipado en los comunicados iniciales.
La reina, de nuevo, amplió frentes de actuación. Ocupó huecos de la agenda oficial que Guillermo no pudo desempeñar mientras cuidaba de Kate y de los pequeños. Pero la presión hizo mella finalmente en la salud de la consorte. Camila contrajo neumonía después de un largo viaje a Australia y a Samoa, la isla del Pacífico donde Carlos III presidió la cumbre de líderes de la Commonwealth. Aun se resiente de la peligrosa infección, que le ha forzado a cancelar ceremonias claves en el calendario británico, como el desfile militar del armisticio de la Primera Guerra Mundial.
"Volvió a trabajar antes de lo que debía, pero se siente bien. Es fuerte. Odia haberse perdido el Domingo del Recuerdo. Es un gran día para ella. Pero sigue adelante. Siempre ha sido así. A veces uno no sabe dónde está y al poner la tele ve que está en Irlanda. Nada ha cambiado [desde que es reina], salvo que ahora es Su Majestad, en lugar de Su Alteza, y que trabaja mucho más", cuenta su hijo en la entrevista.
Parker Bowles tiene un regalo apropiado para depositarlo bajo el árbol navideño de Sandringham. Ha publicado su primer libro directamente conectado con palacio: Cooking and the Crown: Royal recipes from Queen Victoria to King Charles III (La cocina y la Corona: Recetas reales desde la reina Victoria a Carlos III). "Es de uso cotidiano", escribe en el prólogo. Una colección de "recetas atractivas para el cocinero moderno, que no requieren una completa brigada en la cocina". De su padrino destaca un insuperable conocimiento de razas raras, frutas y hortalizas tradicionales. "Es un genuino héroe de la alimentación británica", puntualiza. De su madre recuerda los huevos revueltos que solía preparar los 26 de diciembre, festivo en Reino Unido, y presume de su pollo al horno con guarnición de verduras recogidas del jardín de la casa de Wiltshire, donde creció junto a su hermana Laura.
El autor comparte con Camila la afición por la lectura e identifica un regalo de su madre como fuente de inspiración de su antología sobre los fogones reales. Se trata de Royal Chef, del suizo Gabriel Tschumi, quien fue jefe de cocina de la reina Victoria y los reyes Eduardo VII y Jorge V. "Me dio el libro hace unos quince años... lo descubrió en una tienda de segunda mano de Norfolk. Lo leí y quedé embelesado", dijo en la promoción de su volumen. La familia real se intercambia regalos en Nochebuena, siguiendo la tradición de sus antepasados alemanes. La reina tiene asegurado el suyo.