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Guillermo Utor: el heredero que mantendrá el espíritu libre de Baleària

El hijo menor de Adolfo Utor entró a los 18 años en la naviera para vender billetes y cargar maletas hasta convertirse en vicepresidente y consejero. Criado en ambiente socialista, compartirá con su hermano una fortuna de unos 300 millones.

Guillermo Utor, de 31 años, se ha convertido en vicepresidente de Baleària
Guillermo Utor, de 31 años, se ha convertido en vicepresidente de BaleàriaLinkedin
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"No quiero condenar a mis hijos a repetir mi vida", aseguraba Adolfo Utor, presidente de Baleària, la naviera española más importante, que factura 691 millones de euros, une la Península con Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, opera en el norte de África y en el Caribe enlazando Estados Unidos con Bahamas. Todo desde Dénia, donde Utor impulsó la compañía en 1998. Por encima de ese deseo que manifestaba el empresario hace apenas cinco meses, está la realidad: el empresario ha elegido a su hereu, el heredero que liderará la compañía "los próximos 50 o 60 años". Guillermo Utor Pérez se ha convertido a sus 31 años en vicepresidente y consejero de la compañía "por edad, energía y capacidad". No en vano ha crecido dentro de la empresa.

Su hermano mayor, Adolfo, decidió emprender otros caminos que lo alejaban de los ferrys y el transporte marítimo, pero Guillermo, pese a que los Utor aparecieron en 2023 en la lista Forbes de los 100 empresarios más ricos de España, aprovechaba sus vacaciones mientras se formaba Administración y Dirección de empresas en CUNEF para vender billetes en las taquillas o cargar maletas en Bahamas cuando Baleària mucho en marcha sus conexiones al otro lado del Atlántico. Con un MBA en IE Business School, a los 22 años se incorporó al departamento financiero para integrarse en proyectos de innovación que digitalizaban los barcos de la compañía, una de las líneas de desarrollo más importantes junto con la sostenibilidad y el uso del gas como combustible.

Después pasó al control de Gestión, un departamento desde el que se gobiernan las finanzas y el presupuesto de la naviera. Sus procesos de formación han sido de cuatro años, lo que ya le ha permitido tener una visión global de Baleària y hacia dónde debe dirigir el futuro de una empresa 100% de los Utor desde 2021, cuando su padre adquirió la propiedad tras un acuerdo con la familia Matutes, con quien estaba asociado desde 2005.

Adolfo Utor en el puente de mando de mando de uno de los barcos de Baleària
Adolfo Utor en el puente de mando de mando de uno de los barcos de BaleàriaVicens Giménez

Ni Adolfo ni Guillermo se han criado como niños ricos pese a que la fortuna de los Utor se calcula en más de 300 millones. Su padre, desde joven comprometido con la democracia, la libertad y el progreso social, trabajó como camarero, albañil, gasolinero, vendedor de billetes o amarrador de barcos hasta convertirse en el máximo responsable ejecutivo de Baleària desde 1990, dos años después de que naciera la compañía con los restos de la quebrada Flebasa para mantener en el empleo. Guillermo tenía entonces cuatro años, pero ha convivido con la historia familia, del bisabuelo farmacéutico fusilado en la Guerra Civil por los Nacionales al abuelo criado en Ceuta que llegó a Dénia para afincarse en los 70. Como niños han visto a sus padres participar activamente en política, en concreto en el PSOE, con quien Utor fue candidato a la alcaldía de Dénia, concejal y secretario del partido en la comarca. Su vinculación socialista se ha mantenido en el tiempo y por Baleària han pasado desde José Manuel Orengo, ex alcalde de Gandía y miembro destacado del PSPV, a Lydia del Canto, actual secretaria de Estado de Comunicación. Esas mismas relaciones las ha tenido Guillermo, aunque no ha tenido ningún protagonismo político. Sí humanista, por influencia de su madre, Alicia Pérez, que es vocal en el patronato de la Fundación Baleària, volcada en actividades de carácter social, cultural, deportivo o ambiental en los territorios donde operan.

La llegada de Guillermo Utor a la vicepresidencia no supone la salida de la primera línea de su padre, que siempre ha admitido su pasión por el trabajo -"No desconecto ni durmiendo", confesó en una entrevista en Expansión-. Admite que le queda "mucha mecha todavía", pero también que no está dispuesto a ser "Isabel II" y alargar la sucesión, prefiere tutelarla junto a un "equipo muy potente.

El objetivo de los Utor es mantener la esencia de Baleària, desde su apuesta progresista y de cohesión social a su arraigo al territorio. "No me obsesiona el legado familiar. Ahora que todo está plagado de multinacionales, tan poderosas como estados, lo que quiero es que Baleària siga siendo independiente y no pierda su carácter nacional. Eso me importa más que la sangre", dejó claro Adolfo. Pero Guillermo la lleva y acepta el reto.