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"¿Dónde está la princesa de Gales?". La pregunta se repite en el perfil de la familia real británica en Instagram y otras cuentas oficiales de las redes sociales. "¿Y Kate?, demanda la usuaria Cherry sobre Kate Middleton, esposa del príncipe heredero Guillermo y madre del futuro monarca del Reino Unido. "Con todos mis respetos, eso fue una irrespetuosa omisión", concluye el mensaje dirigido a Carlos III y sus oficiales del palacio de Buckingham.
El malestar se debe a recientes episodios que han dado pie a la percepción de que la casa real está ignorando a la princesa de Gales en la planificación de la agenda monárquica. El supuesto desaire coincide además con el paulatino retorno de Kate a la actividad pública desde que ella misma anunciara el pasado otoño la conclusión de su tratamiento de cáncer y la remisión del tumor. Se especula ahora con que una gota de agua fría ha congelado la calurosa y afable relación del rey con su "querida nuera", como suele apuntillar al referirse a la mujer de su primogénito. Se dice que Carlos III y Kate estrecharon lazos cuando ingresaron en el mismo hospital londinense en vísperas de recibir sus respectivos diagnósticos de cáncer, hace ya un año.
La futura reina brilla por su ausencia en la celebración del Día Internacional de la Mujer, que todavía aflora en las sedes digitales del rey y su consorte Camila. Ese primer brote de discordia vino seguido, días después, de un notorio lapsus del monarca en los minutos iniciales del servicio religioso en conmemoración de la jornada de Commonwealth, que reunió en Londres a dignatarios y delegados de 56 países y naciones asociados al Reino Unido.
"El rey Carlos se ha olvidado de saludar a la princesa de Gales", alertó la revista Hello! a través de TikTok. El mensaje difundido incluye un vídeo con cortes del encuentro de la cúpula de los Windsor en la abadía de Westminster justo antes de que caminaran en procesión hasta sus asientos. En la imagen se ve al rey, de pie sobre la piedra conmemorativa de Winston Churchill, esperando la bienvenida de sus familiares: Guillermo le planta sendos besos en las mejillas mientras le sujeta cariñosamente de los hombros; la princesa Ana se acerca a su vera y opta por el más distante saludo inglés, libre de roces táctiles. A su vez, Kate besa a su suegra y observa atenta a su marido y al rey, quien aparentemente le da la espalda en el distinguido corrillo. La princesa, finalmente, pierde la oportunidad de saludar personalmente al jefe de Estado y, resignada, se apresura a formar fila junto a Guillermo.
Los medios tradicionales británicos han hecho piña en apoyo del rey y el resto de la familia. Incluso Hello! quitó leña al patente descuido. "La ausencia de un saludo más personal no fue un desaire, sino que probablemente se debió a la naturaleza formal del evento", justificó el ¡Hola! inglés. Por otro lado, el diario monárquico The Telegraph resaltó la "imagen de familia en armonía" proyectada por los Windsor en el evento internacional del lunes 10 y otros comentaristas atribuyen el "olvido" a obligaciones del protocolo regio. El tabloide The Mirror interpretó los gestos, sonrisas y palabras intercambiadas por el matrimonio Gales durante el servicio como señal de que el flechazo de amor perdura.
Todos elogiaron la magistral reverencia que Kate dedicó al rey, con una intensa genuflexión sobre sus tacones de aguja y la espalda tiesa. "Perfecta", "Ejecutada a la perfección", aplaudieron también los medios sociales. El solemne gesto recondujo la luz sobre la princesa y su suegro, protagonistas ambos en una ceremonia anual e importante cita en el calendario monárquico de la que se ausentaron en 2024 debido a sus problemas de salud.
No obstante, los seguidores de Kate están furiosos con el septuagenario monarca y critican los apercibidos feos en comentarios directos que no siempre se ajustan a la verdad y hasta infieren conclusiones ofensivas. El embrollo se remonta al Día Internacional de la Mujer, que Palacio quiso marcar demostrando el "continuo respaldo de la familia real a las fotógrafas desde los albores de la fotografía a mediados del siglo XIX". Nadie cuestiona el gesto de confianza de la monarquía en las profesionales de la cámara a lo largo de los años, pero muchos han advertido los huecos destapados en la elección de las retratadas para el homenaje del 8 de marzo.
"Fotógrafas han representado a miembros de la Familia Real desde los comienzos de este arte: desde las fotografías de la reina Victoria de Frances Sally Day, en la década de 1850, a retratos de Dorothy Wilding de la joven reina Isabel II, de 1952, y las recientes tomas de la duquesa de Edimburgo de la fotógrafa nigeriana Christina Ebenezer", reza la nota palaciega. La selección publicada se completa con retratos fotográficos de la reina Camila y de su cuñada Ana.
"Faltan las dos princesas de Gales", protesta Alex en alusión a Kate y su antecesora en el título, la difunta Lady Diana, madre de Guillermo y Harry. "Camila no es un buen ejemplo, cambiadla por Kate", demanda Giovanna. Otro internauta recuerda que la madre de tres hijos, incluido el futuro rey, está llamada a ser "reina consorte" y, en su desplante a los gestores de la institución, concluye : "Mala jugada. Como siempre. Si popularidad implica protección, sugiero que expongan el más importante activo".
La Galería Nacional del Retrato conserva un mínimo de doce obras individuales de la princesa Kate en su extraordinaria colección de fotografías y pinturas de ilustres y celebridades, británicos y extranjeros. Uno de los retratos lo firma una mujer, Jillian Edlestein, en lo que podría haber sido la llave de entrada al tributo de la Casa Real a la fotografía femenina.