MADRID
Delincuencia

El manual de los ladrones para marcar las casas en las que robarán en verano: cartones, hilillos de pegamento y vigilancias

La llegada del calor marca la temporada alta de robos y okupaciones según las estadísticas del Ministerio del Interior

El manual de los ladrones para marcar las casas en las que robarán en verano: cartones, hilillos de pegamento y vigilancias
ULISES CULEBRO.
Actualizado

Un hombre de cerca de 40 años ataviado con ropa deportiva intenta cerrar una riñonera que lleva cruzada al pecho frente a la puerta del 3ºA de una vivienda del barrio de Palomeras, en el distrito de Puente de Vallecas. Cuando escucha los pasos ascendentes en las escaleras, intenta disimular como si esperara a que alguien le abriera la puerta del piso. «¿Vive usted aquí?», le espeta el vecino del 3ºB, aun a sabiendas de que la respuesta es negativa. «No, pero ya me iba», asegura visiblemente nervioso el tipo del chándal, mientras se sujeta la riñonera y enfila las escaleras a paso veloz para salir a la calle.

Tras esta extraña interacción, a las dos de la madrugada de un lunes, el vecino del 3ºB observa la puerta del A y comprueba que alguien ha colocado un cartoncito dentro de la cerradura y que la hendidura de la llave se encuentra ligeramente deformada hacia afuera, tras ser apalancada por un destornillador u otro objeto metálico similar. De esta forma, el vecino confirmó sus sospechas acerca del tipo del chándal, así como otro con aspecto similar que se había encontrado en el segundo piso, donde también habían dejado un papelito en la cerradura.

Antes de avisar al administrador la mañana siguiente para que se lo comunicara a los residentes, el inquilino del 3ºB retiró los cartoncillos «de dos o tres milímetros de ancho y casi un centímetro de largo» con ayuda de unas pinzas que tenía por casa. Una acción con la que pretendía proteger las propiedades de los vecinos que, sin embargo, desde la Policía Nacional desaconsejan: «Si alguien se encuentra marcas entre el marco y la puerta o en la cerradura, no debe tocar nada», advierten. «Lo que se debe hacer es llamar al 091 inmediatamente», precisan.

Durante la noche en la que se produjo la irrupción de los intrusos, el 2ºA y el 3ºA de este bloque en Palomeras no eran los únicos pisos en los que los moradores se encontraban de vacaciones. Sin embargo, se trataba de las dos únicas viviendas que no contaban con alarma instalada. Un sistema de seguridad que normalmente precisa del pago regular a empresas de seguridad privada, pero que la Policía Nacional recomienda en los trípticos con consejos para evitar robos que reparte para instalar en las zonas comunes de los portales.

Sin embargo, los papelitos hallados en las cerraduras -que también pueden ser pequeños plásticos, hilos de pegamento entre el marco y la puerta o pequeñas bolitas, según ha observado la Policía en Madrid- conforman una pequeña parte de las labores de reconocimiento que usurpadores y ladrones realizan en las viviendas.

Según los balances de Criminalidad elaborados por el Ministerio del Interior, los robos en las viviendas presentan un carácter estacional, ya que el verano (aprovechando los desplazamientos) es el periodo de mayor actividad para los delincuentes. Una estacionalidad que también se produce en las okupaciones, cuyas estadísticas sitúan a Madrid como la tercera comunidad autónoma a nivel nacional, aunque con una tendencia a la baja del 10 % respecto al año anterior.

Independientemente del propósito de los intrusos y por increíble que parezca, todas estas técnicas se encuentran recogidas y explicadas paso a paso en manuales para la okupación de inmuebles accesibles de forma gratuita a través de una simple búsqueda en Internet.

A la hora de identificar y seleccionar objetivos, los manuales explican cómo emplear recursos públicos como el registro de la propiedad: «Solicita una nota simple del inmueble de interés, que incluye la siguiente información: descripción física de la finca, quién es el propietario y, si existen cargas», detalla uno de estos manuales. También se indica cómo investigar a los propietarios empleando inteligencia de fuentes abiertas, cómo identificar y verificar los dispositivos de seguridad con los que cuenta el inmueble (cámaras, alarmas, etc.) y cómo hacer vigilancias y contravigilancias que, en argot, denominan «hacer pipeos», para lo cual proporcionan consejos: «Es aconsejable imprimir un plano de la zona (Google Maps puede servir), en el que se indique el sentido de la circulación del tráfico, para escoger las esquinas donde se situarán las parejas o individuos de vigilancia ante coches de madera, sospechosos de ser secretas, etcétera», reza uno de los manuales más populares.

Aunque estos manuales están destinados a okupas (y en su inmensa mayoría tratan de desincentivar la entrada en casas habitadas o de particulares), fuentes policiales reseñan que «la metodología que detallan, sobre todo en las fases previas a la entrada en el domicilio, es compartida por okupas y ladrones con la diferencia de que los primeros tienen vocación de permanencia y están preparados para la llegada de la Policía».