MADRID
Aniversario

Cuando Clint Eastwood convirtió Madrid en el Oeste: se cumplen 60 años del rodaje de la película 'La muerte tenía un precio'

En el 60 aniversario del rodaje de La muerte tenía un precio (1965), y el estreno en nuestro país de Por un puñado de dólares (1964), recordamos la estancia en Madrid de Clint Eastwood mientras Leone dirigía su mítica Trilogía del Dólar

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Hace seis décadas, un joven actor llamado Clint Eastwood, de 33 años, viajó a España para protagonizar una trilogía de películas del Oeste que pasarían a la historia del cine, lo que catapultó al intérprete estadounidense hacia el estrellato internacional.

Hasta ese momento, Eastwood era solo un actor más que trabajaba en la serie de televisión Rawhide (1959-1965). Pero las películas que rodó en nuestro país: Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) -de la que se cumple ahora el 60 aniversario- y El bueno, el feo y el malo (1966) no solo redefinieron el género al inventar el spaghetti western, sino que también dejaron una huella imborrable en la Comunidad de Madrid, que fue clave en las localizaciones y decorados de este fenómeno cinematográfico dirigido por el italiano Sergio Leone.

Rodaje de 'Por un puñado de dólares' (1964) en Hoyo de Manzanares.
Rodaje de 'Por un puñado de dólares' (1964) en Hoyo de Manzanares.

Madrid se convirtió, de este modo, en el desierto de Arizona, y entre sus paisajes se forjó la leyenda de un Eastwood que, con su actuación, consiguió crear un antihéroe frío, de pocas palabras y eficazmente sanguinario. Un ser sin escrúpulos, ni sentimientos, ni un pasado conocido.

En los años 60, el cine italiano buscaba reinventar el wéstern clásico de Hollywood, y Leone -un director visionario de estilo único- encontró en España el escenario perfecto para sus historias de venganza, sucias y realistas. Y aunque Almería se llevó gran parte de la fama por sus paisajes áridos, la Comunidad de Madrid jugó también un papel crucial. Localidades como Hoyo de Manzanares, Colmenar Viejo, Manzanares el Real, Aldea del Fresno, o Madrid ciudad, en la Casa de Campo o los estudios CEA -ubicados en Arturo Soria- albergaron escenas icónicas de sus películas.

Clint Eastwood, grabando en Colmenar Viejo 'La muerte tenía un precio' (1965).
Clint Eastwood, grabando en Colmenar Viejo 'La muerte tenía un precio' (1965).

Antes de adentrarse en el wéstern, Leone había filmado en la capital Los últimos días de Pompeya (1959) y El coloso de Rodas (1961), y al planear su primera película del Oeste, ofreció el papel protagonista a Eastwood. "Lo que más me fascinó de Clint, por encima de todo, fue su aspecto externo", pensó Leone tras ver uno de los episodios de la serie televisiva que interpretaba el actor. "Reparé en la forma indolente y despreocupada que tenía de aparecer en pantalla", remarcó el cineasta. Al parecer, Leone había ofrecido el personaje a otros actores como Henry Fonda, James Coburn o Charles Bronson.

EL POBLADO MÁS BONITO

"Leone había visto en el cine una película de Akira Kurosawa, Yojimbo, conocida en España como El mercenario, y se quedó fascinado con la historia. Es entonces cuando construye Por un puñado de dólares, que es una copia del argumento de Kurosawa", explica el cineasta Víctor Matellano, autor y coordinador del libro ¡Clint, dispara! La trilogía del dólar de Sergio Leone, que repasa la gestación, el rodaje y la repercusión de estas películas. "Leone monta una coproducción italoespañola y se viene al far west madrileño, que ya tenía un decorado en Hoyo del Manzanares", apunta Matellano. Ese plató -apodado el Golden City- lo habían construido años antes José Luis Galicia y Jaime Pérez Cubero, y era además el primero fijo de Europa para rodar wésterns. Después aparecerían otros, como el de Colmenar Viejo, que acogió el rodaje de la segunda y tercera película de la trilogía de Leone.

Víctor Matellano, junto a la figura de Clint Eastwood en el Museo de Cera de Madrid.
Víctor Matellano, junto a la figura de Clint Eastwood en el Museo de Cera de Madrid.El Mundo

Por citar algunas de las escenas más veneradas, el primer duelo de Lee Van Cleef en La muerte tenía un precio se filma en el poblado de Hoyo de Manzanares, así como las secuencias de presentación de Clint Eastwood se rodaron en el decorado de Colmenar Viejo, mientras que el primer duelo de Eastwood en El bueno, el feo y el malo se grabó en La Pedriza, en el municipio de Manzanares el Real. Leone le llegó a confesar al constructor Félix Michelena, creador del plató de Colmenar junto a Augusto Lega, que era "el poblado del Oeste más bonito que había visto en su vida", al recordarle el Old Tucson de las películas de Hollywood. Todos estos decorados se recogen en la ruta Comunidad de Madrid, Territorio Far West, elaborado por Film Madrid y que aglutina las más de 200 películas del género rodadas hasta ahora en la región.

Desde el primer momento, Clint Eastwood tuvo que adaptarse a las circunstancias de España y a las de su cine de entonces, ya que Por un puñado de dólares es, probablemente, una de las películas más baratas que se han rodado nunca. La segunda, La muerte tenía un precio, tampoco fue cara, y solo El bueno, el feo y el malo tuvo mucho más presupuesto: 1,3 millones de dólares, de los cuales Eastwood exigió cobrar 250.000, un Ferrari y el 10% de los beneficios.

El actor, en una imagen de 'El bueno, el feo y el malo' grabada en el decorado de la Dehesa de Navalvillar de Colmenar Viejo.
El actor, en una imagen de 'El bueno, el feo y el malo' grabada en el decorado de la Dehesa de Navalvillar de Colmenar Viejo.

La petición del Ferrari pudo estar provocada porque en Por un puñado de dólares había un solo coche para que todos los actores se desplazaran desde Madrid hasta Hoyo de Manzanares. Eastwood no tenía roulotte, se tenía que cambiar en cualquier lugar, y comía lo mismo que todos: un bocadillo y una pieza de fruta. Bebía del botijo, porque entonces no se usaban botellas, y como prácticamente no se relacionaba con nadie, aprovechaba para dormir largas siestas en el vehículo. En el equipo muy pocos hablaban inglés, salvo el ayudante de dirección Julio Sempere y la traductora. De hecho, Leone dirigía a Eastwood por señas, porque el director nunca pasó del good morning o del goodbye, y el actor tampoco dijo nada más allá del ciao o del arrivederci. Además, al no grabar con sonido directo, los rodajes eran una torre de babel, donde cada uno decía su parte del guion en su propio idioma, y en una misma escena se podía escuchar inglés, francés, español, italiano y hasta griego.

El rodaje generó numerosas anécdotas, como la de que un rejoneador, Manuel Vidrié, hacía de doble del actor en las escenas difíciles con caballos. Además, a diferencia de su personaje, Eastwood detestaba fumar, y una de sus primeras noches compartió cama con el actor Elli Wallach por falta de alojamiento. "Yo volvía loco a Sergio y él me volvía loco a mí", declaró Eastwood, que durante los tres rodajes se alojó, ya solo en su habitación, en la Torre de Madrid de la Plaza de España, el edificio más alto de Europa en ese momento.

La Gran Vía fotografiada en 1966 con la Torre de Madrid al fondo, donde se alojaba Eastwood.
La Gran Vía fotografiada en 1966 con la Torre de Madrid al fondo, donde se alojaba Eastwood.EFE

El norteamericano debía de ser todo un espectáculo para los madrileños cuando, con su majestuoso porte de 1,93 metros de altura, salía todas las mañanas a correr por las calles de la ciudad antes de empezar a grabar. Se ha dicho de él que era un solitario interpretando a un solitario, y que su fuerte carácter salió a relucir en varias ocasiones, como cuando la producción iba tan mal que le debían dinero y le dijo al chófer que no salía del hotel hasta que no le pagasen. "Ese día no se rodó. Hasta que no hicieron la transferencia no se arregló", afirma Matellano, que ha participado también en el documental The Magnificent Stranger, de Iván Karras y Miguel Ángel Guerra, que se estrena este año y se centra en el rodaje de Por un puñado de dólares en Hoyo del Manzanares. Tras la Trilogía del Dólar -como se conoce a los tres filmes- Leone regresó a Madrid en 1975 en el rodaje de El genio en Nuevo Baztán, que convirtió su Plaza de Fiestas en un campamento del Ejército norteamericano. Sin embargo, Clint Eastwood nunca más volvió a España.