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Del 'no' a Sophia Loren y la bofetada de Sinatra a Ava Gardner a sesiones de Dj con entrecot: el mítico bar Museo Chicote, casi un siglo de vida en plena forma

Ava y Sinatra en el bar Chicote.
Ava y Sinatra en el bar Chicote.E. M.
Actualizado

Durante los años mollares de la Dictadura, mientras el Generalísimo apretaba los machos a los españoles de vida disipada, en el número 12 de la Gran Vía se vivió un espejismo de juergas y martinis a destajo, con su poquito de Hollywood y de toreros, con su aquelarre de faldas y a lo loco, con el escándalo genial como bandera. El padrino de semejante fenómeno, un tal Perico Chicote, fue tal vez el mejor embajador de aquel Madrid lisérgico y canalla que de pronto atrajo a todos los VIP del momento, los nacionales y los forasteros. De Ava Gardner a Sophia Loren, de Hemingway a Lola Flores.

Todos terminaron enredados hasta las tantas entre las cuatro paredes del Bar Chicote, abierto en 1931 como una avanzadilla de la modernidad que se venía cociendo en las grandes capitales del mundo. Tal vez esta frase del dramaturgo Miguel Mihura concentra, como el buen caldo, todas las esencias de esta coctelería universal: «Yo nací en Madrid porque era lo que más cerca me pillaba de Chicote». Amén.

«Perico Chicote empieza de una forma muy humilde, trabajando como chico de los recados aquí y allí, desde el Hotel Ritz hasta el Bar Cock, en la paralela calle de la Reina, hasta que decide abrir su propio negocio», explica Raúl Gómez Carmona, uno de los socios y la cara visible de este templo de Madrid y más allá (hoy rebautizado como Museo Chicote, pero con las esencias de sus casi 100 años de existir). «De repente, famosos de todo el mundo, de Rita Hayworth a Frank Sinatra, hacían escala en la capital de España sólo para ir a Chicote. Y eso lo consigue Perico, que tenía un poder de relaciones públicas increíble».

Raúl Gómez Carmona, en la barra (original) de Chicote.
Raúl Gómez Carmona, en la barra (original) de Chicote.JAVIER BARBANCHO

Licenciado en Administración y Dirección de Empresas y en Psicología -«parece que no tienen nada que ver, pero es fundamental conocer al cliente y saber escuchar»-, Gómez Carmona llegó al grupo hostelero Mercado de la Reina (propietario de Museo Chicote) para asesorarles con la comunicación corporativa. Pero la buena sintonía le llevó a meter el hocico en el accionariado. Y hoy, desde su pupitre de socio, es también el responsable de que la Marca Chicote siga viva en los latigazos del siglo XXI. Para mantener el espíritu primigenio, ha buceado en las anécdotas del local, que son miles.

Como cuando el animal más bello del mundo, entonces novia de Sinatra, conoció a Luis Miguel Dominguín y se arrancaron en un lío de faldas que dio la vuelta al mundo. «Él toreaba al día siguiente, y Chicote le llamo y le dijo: 'Están aquí Rita Hayworth y Ava Gardner, tú verás'», recuerda Gómez Carmona. «Como se alojaba en el Hotel de las Letras, el diestro tardó 10 minutos en llegar. Y ahí empezó su historia. Chicote le preguntaba: 'Tú no hablas inglés y ella no habla español. ¿Cómo os entendéis?'. 'Con el idioma del amor', respondía él. Y cuando Frank Sinatra se enteró, cogió un avión solo para verlo con sus propios ojos. Al llegar a Chicote y encontrarse el pastel, le dio una bofetada a la actriz y se marchó en su avión de vuelta a Nueva York».

¿Y cómo se ha adaptado semejante mitología a los tiempos modernos? «Pues con mucho cuidado. Podemos mirar hacia otro lado, pero estamos en 2024 y hay que evolucionar», dice este valedor de la memoria de Perico. «Conservamos un museo con algunas de las 110.000 botellas que llegó a acumular Chicote en el sótano», desde la petaca que Neil Armstrong llevó a la Luna a los licores que le regalaban todos los famosos que se dejaban caer por allí. Algo que, por cierto, él no hacía. Famosa es la ocasión en la que Sophia Loren le pidió que le regalase una botella y él se negó. "Al día siguiente, toda la prensa de la época salió con el chascarrillo de que Perico le había dicho 'no' a La Loren, dando a entender otra cosa", dice Gómez Carmona.

Sophia Loren observa a Perico Chicote.
Sophia Loren observa a Perico Chicote.E. M.

«También conservamos los palcos reservados [asientos VIP] perfectamente señalizados. El de Ava, el de Lola Flores, el de Dalí.... Y seguimos rindiéndoles homenaje a través de la carta de cócteles. Del Martini de Ava al Negroni de Sophia Loren, el Papa Doble de Hemingway, que tenía por costumbre bebía de pie porque así, decía, no se emborrachaba tanto...».

Sin perder todos esos mimbres, Museo Chicote cabalga por el Madrid de hoy con música en directo los jueves, aderezada con un menú de entrecot, sesiones de DJ los viernes y sábados y el brunch de los domingos. Y para no bajarse de la ola de la modernidad, acaba de participar en la séptima edición de la Madrid Cocktail Week, una auténtica bacanal que ha colocado a la capital en el epicentro del mundo bar. Buenos tiempos, pues, para esta ciudad que ya hace un siglo estuvo en boca de todos gracias a don Perico. «No hay día que la ciudad esté vacía: los hoteles tienen una ocupación de más del 90%, para ir a un restaurante o a una coctelería hay que reservar con tiempo... El ambiente es impresionante, en hostelería se están haciendo cosas increíbles y, cuando el de al lado mejora, eso te lleva a mejorar a ti también. La calidad es cada vez mayor. Todo el mundo habla de Madrid».