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Cabo Suelto

Tanta mierda para vender un Tesla

Elon Musk y Donald Trump ante un modelo de Tesla en la Casa Blanca.
Elon Musk y Donald Trump ante un modelo de Tesla en la Casa Blanca.AP
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Imagino a los hinchas de La Bestia en Jefe, aquí en España hay unos cuantos y el más visible es el rarito de Abascal, intentando justificar la nueva estupidez de su Sansón. Tienes que reírte al ver a un presidente de EEUU, con bronceado de lámpara, organizando en los jardines de la Casa Blanca un concesionario de coches para animar a Elon Musk, su futuro Judas. No hay variable sociológica capaz de explicar algo así. Todo es casi nuevo. Estamos sometidos al fariseísmo de la peor gente del mundo, propietarios de las herramientas tecnológicas más sofisticadas y que tienen por mayordomo a un hortera violento sin otro aval discursivo que su faramalla insostenible. Todo el mundo sabe que La Bestia no hace política, sino un reality de OPAs por decreto para desdecirse después y volver a la carga más tarde. Una gestión bipolar de la diplomacia comercial.

Resulta fascinante la degeneración de EEUU. Su neumococo puede ser el nuestro. También me gusta pensar que llegará el día en que La Bestia se licúe hasta convertirse en una pálida sombra y la gente respire mejor. Quizá sobrevivamos para verlo caer definitivamente. De momento sólo es un peligro diario que exaspera la amenaza, grita el grito y deja el horror en suspenso. No hay opción de progreso con un tipo capaz de convertir otro de los símbolos de la democracia americana en una exposición de coches eléctricos para beneficio de saltimbanqui manipulador que le donó millones de euros para la campaña. Sería hermoso que una operación de compraventa aprovechando el espacio de una institución pública fuese delito, más allá de la vergüenza ajena.

Entiendo que La Bestia desea acabar rápido con las guerras fuertes que están en marcha porque aspira a imponer la suya sin competencia. Es probable también (todo especulación, como exige el ejercicio de la columna) que la guerra que le interesa no sea de misiles, sino de mercados. Estrictamente en la economía. Los aranceles como cabecitas nucleares. ¿Quién puede defender a este tío al frente de nada? Pues en España la banda de Vox, como es natural. La Bestia entiende el mundo como un gran casino turbio y discurre despendolado por violencias sucesivas con alma de payaso y de domador, cargado de desprecio. Anteayer vendía modelos de Tesla en el jardín, con su chuletita escrita a mano para cantar los precios. Todo es formidable. Quedamos a la espera de las reflexiones de Abascal.