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'Efecto Trump' en los Balcanes

El líder de los serbios de Bosnia lanza un órdago para avanzar en la independencia aprovechando el nuevo desorden mundial promovido por la Casa Blanca

Cartel electoral con la imagen de Milorad Dodik en 2000. EPA
Cartel electoral con la imagen de Milorad Dodik en 2000. EPA
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El regreso de Donald Trump está provocando la erupción masiva de volcanes políticos que llevaban décadas escupiendo humo a falta de mecha para rebosar de lava. Uno de ellos en el corazón de los Balcanes, en la Bosnia de los cien mil muertos y el genocidio de Srebrenica, el primero en suelo europeo después de Auschwitz.

Las tensiones separatistas que han resquebrajado el país desde la disolución de la antigua Yugoslavia amenazan con romper las costuras de los Acuerdos de Dayton (1995), tan frágiles y enmarañadas que han convertido a Bosnia en una de las democracias más complejas del mundo. A la volatilidad de la relación entre sus dos entidades, la República Sprska -de mayoría serbia- y la Federación bosnio-musulmana -poblada por musulmanes y croatas- se añade ahora el desorden mundial impuesto desde la Casa Blanca. Un estado de crisis permanente que ha dado alas a Milorad Dodik, presidente serbobosnio, para avanzar hacia una soberanía que amenaza con abrir de nuevo la caja de Pandora en los Balcanes.

Dodik, un visionario que hace dos años auguró el regreso de Trump al Despacho Oval y prometió celebrarlo con el parto de otro Estado en los Balcanes, ha aprovechado el viento de cola para lanzar un órdago contra el Alto Representante internacional en Bosnia: el alemán Chris Schmidt, máxima autoridad del país -un protectorado europeo de facto- con capacidad para tumbar leyes y destituir a cargos públicos que intenten socavar la paz. Figuras como Dodik, que ha impulsado una reforma constitucional para vetar a jueces y policías federales de territorio serbio que le ha valido dos órdenes de detención de la Fiscalía. Y que ha hecho bandera del negacionismo sobre el genocidio de 8.000 varones musulmanes en Srebrenica, prohibido por ley.

Su retórica incendiaria ha sido condenada por el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, y por la UE, incapaz de imponer sanciones por el bloqueo de una Hungría convertida en enemigo íntimo. Aun así, Dodik se ha propuesto pescar la independencia a río revuelto pidiendo amparo al padrino ruso, con el que ha estrechado la alianza desde la guerra de Ucrania. Esta misma semana se ha reunido con Putin para recabar apoyo en la ONU contra la Eufor, fuerza de paz que opera en territorio bosnio desde 2004 y que acaba de aumentar sus tropas para contener la crisis. Las alarmas han sonado incluso en el cuartel general de la OTAN, donde Mark Rutte ha reiterado el compromiso occidental con la integridad de Bosnia mientras sujeta el timón de una Alianza cuyo capitán ha desertado en plena tormenta.