COLUMNISTAS
El último escaño

¡Viva la UE y el globalismo!

Europa molesta a Putin, China, Trump... Es una señal de su éxito como espacio de convivencia compartida y democrática

Katia Kallas
Katia KallasGeert Vanden WijngaertAP
PREMIUM
Actualizado

Una de las cosas que más me gustan de los bistrós parisinos, siendo yo un solitario flâneur y fisgón, es la cercanía de unas mesas con otras, casi hasta tocarse, lo que permite a uno enterarse de casi todas las conversaciones.

Esa distribución a la francesa es la que tiene Noble, un restaurante barcelonés donde disfruté de la conversación de cuatro jóvenes mejicanas de sensualidad retadora: se quejaban de las trabas administrativas que encontraban para montar un negocio, de los excesivos impuestos y de lo sosos y blandengues que somos los hombres catalanes. Con todo, coincidían en querer vivir en España u otro país europeo «por el privilegio» que es pasear por la ciudad sin el temor a que te asesinen.

Al mismo tiempo que escuchaba su elogio al European way of life, leía en redes sociales la enésima campaña contra la UE, insistiendo en que es un proyecto fallido. Entre las cuentas anónimas, influencers y otros pelagatos que escampaban esa mandanga, la mayoría eran, y no por casualidad, conocidos por apoyar a Trump, salivar con Putin, creer en los ovnis, jalear a Alvise, odiar a Soros y anunciar que las vacunas del Covid iban a acabar con todos nosotros.

Lamentablemente, esta santa alianza de autócratas y sus aprovechados ha conseguido que dudemos demasiado de un proyecto de unidad política, cultural y sentimental que empezó hace siglos, con la romanización del continente, y que con la Unión Europea ha conseguido su mejor, pacífica y próspera versión.

Incomprensibles son las embestidas encabritadas en España contra la UE, lideradas por Vox y la podemia, ya que desde su entrada en 1986 el PIB ha aumentado un 339,6% y sin su permanente auxilio económico sería un país en bancarrota: solo en la pandemia recibió 163.000 millones de euros. Como ridícula es la obsesión de Abascal contra «el globalismo», olvidando que el Imperio Español fue el que se inventó la globalización moderna y, por tanto, la mirada universal forma parte de la esencia española.

Si la UE es una mierda como propagan Rusia, China o Trump, ¿por qué dedican tantos esfuerzos a destruirla? Básicamente, Europa es un estorbo para el repliegue autárquico de la tribu y para el regreso a la dialéctica bilateral entre naciones que proponen (la ley del más fuerte), porque ejemplifica todo lo contrario: un espacio único de convivencia multilateral que, con sus muchos defectos y errores, es la mejor expresión de la democracia liberal y garantía de convivencia.

Ya advirtió Ortega en 1929 que la única posibilidad de paz para el viejo continente es que, frente a los localismos, exista una sociedad europea.