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La insostenible sentencia contra Le Pen

La condena se justifica por el peligro que para la democracia supondría la líder de Reagrupamiento Nacional, pero en realidad le da la razón a las críticas a la politización izquierdista y a la ruina del equilibrio de poderes en la mismísima patria de Montesquieu

La líder de Reagrupamiento Nacional, Marine le Pen.
La líder de Reagrupamiento Nacional, Marine le Pen.ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP
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La sentencia contra Marine Le Pen me parece jurídicamente insostenible, penalmente abusiva, gravemente perjudicial para la imagen de la Justicia, ferozmente lesiva para la democracia francesa y fatalmente incitadora a la violencia. Es lógico el alborozo, disfrazado de indignación, de Putin y sus aliados, no porque perjudique a la figura más importante de Patriots, sino porque abona que se diga, con fundamento, que en las democracias no hay justicia y es forzoso recurrir a la violencia, como Putin o Maduro. Y desde España, aún es más absurdo celebrar esa sentencia; cambiar la política desde el Tribunal Constitucional es lo que está haciendo Pumpido.

Que no se diga que hay otros políticos de ese nivel condenados por la misma causa. Sarkozy lo ha sido por financiación ilegal de una campaña electoral y al primer ministro de Macron, Bayrou, y al socialista Fabius se les condenó, pero se les evitó la pena. A uno se le consideró "responsable no culpable", ejem, y al otro se le perdonó, aunque se condenó al partido. Cuatro años de cárcel y cinco de inhabilitación sin derecho real a apelación niegan las garantías al justiciable. Nunca se impidió ser candidato a nadie, incluso condenado, porque era condenar a los electores. Aquí, la mayoría.

Para colmo, el viernes, justo antes de la sentencia del lunes, se hizo a toda prisa una ley que permite al juez ordenar el cumplimiento inmediato de la pena, incluso pendiente de apelación. ¿No era mejor esperar a que la sentencia fuera firme? Si años después otro tribunal la declara inocente, el destrozo personal e institucional será irremediable.

Los listillos dicen que esta sentencia no es política porque favorece al jovencísimo Bardella, casado con una sobrina de Marine y ejemplo de superación: abandonado por el padre argelino, criado por la madre italiana en lo peor de la banlieue y mejor candidato que su mentora. No es cierto. Esta sentencia se justifica por el peligro que para la democracia supondría Le Pen, pero en realidad les da la razón a sus críticas a la politización izquierdista y a la ruina del equilibrio de poderes en la mismísima patria de Montesquieu.

Si otra jueza tuerta va a por Bardella, ¿quién dirá que el voto, y no la violencia, es la mejor forma de hacer política? Por eso Putin o Maduro lo celebran. Donde dice Marine, lean María Corina, y lo entenderán.