COLUMNISTAS
El mundo en breve

La nueva era llegó antes que 'Blancanieves': de la falsa fórmula de Trump al consejo que Abascal debería darle a Marine Le Pen

Marginar a una minoría en nombre de esa minoría es el más destilado y absurdo chiste woke. Aunque el moralismo que ahora viene de la derecha puede ser igual de malo o más

El presidente de EEUU, Donald Trump, exhibe la tabla con los aranceles que pretende aplicar al resto del mundo, este miércoles.
El presidente de EEUU, Donald Trump, exhibe la tabla con los aranceles que pretende aplicar al resto del mundo, este miércoles.AP PHOTO
PREMIUM
Actualizado

1. Ni la fórmula griega de los aranceles era verdad

Del caótico plan económico de Donald Trump hemos sabido que incluso la compleja fórmula matemática llena de signos griegos con la que el Gobierno pretendió justificar su tabla de aranceles «recíprocos» es un invento.

Los porcentajes que Estados Unidos anuncia para cada país o bloque de países no son el resultado de sesudos análisis -caso por caso, dólar a dólar- del ejército de astutos economistas que se le presume a la Casa Blanca. Un periodista descubrió el engaño.

El mismo «Día de la Liberación», James Surowiecki, que durante años firmó una columna económica en The New Yorker, apuntó en la red social de Elon Musk que, según sus cuentas, lo que había hecho el Gobierno era de una simpleza preescolar: dividir el déficit comercial de cada país entre sus exportaciones a EEUU y restarle la mitad.

El periodismo está vivo, aunque la ola trumpista se empeñe en matarlo en favor de podcasters entregados al poder.

2. El triángulo Pekín-Madrid-Budapest

Quién iba a decirnos que EEUU abandonaría el libre comercio y que el aspirante a ocupar ese espacio sería China.

Todo está cambiando muy rápido y en esto España quiere situarse en primera fila. La relación con la dictadura de partido único es tan cordial que esta semana Pedro Sánchez se reunirá con Xi Jinping en su tercer viaje a Pekín en dos años y con el mediador José Luis Rodríguez Zapatero como dispuesto sherpa.

A su regreso, el presidente traerá consigo más inversiones y quizá la misión pedagógica de explicarnos a todos que el chino es un líder bastante más democrático que Trump.

Aunque conviene no exagerar, porque en su aventura asiática Sánchez no está solo. El país más antieuropeo de la UE también abre camino. Esta semana el Gobierno de Viktor Orban ha anunciado un impulso formidable a la economía húngara gracias a las generosas inversiones de Xi. El yuan es el yuan.

3. El chiste más absurdo lo ha contado Disney

El fracaso en taquilla de la versión humana de Blancanieves no es sino un carísimo certificado de defunción. Más allá de su calidad, el problema de la película es que se produjo según los más febriles parámetros del viejo mundo y llega a los cines justo cuando ese zeitgeist acaba de estallar. Por eso es útil: servirá de fresco de una época en la que la tontería identitaria se adueñó de Disney también.

La actriz protagonista, la hispana -no del todo blanca- Rachel Zegler, se ha confesado aterrada por la cinta original, de 1937, en la que el príncipe «literalmente acosa» a la princesa, y reivindica a una Blancanieves feminista que no sueña con el «amor verdadero» sino «con convertirse en la líder que sabe que puede ser».

Aún peor fue la idea de recrear digitalmente a los enanitos, de modo que siete actores con enanismo han perdido la ocasión de trabajar.

Marginar a una minoría en nombre de esa minoría es el más destilado y absurdo chiste woke. Aunque el moralismo que ahora viene de la derecha puede ser igual de malo o más.

4. Marine Le Pen y el delito de los ladrones

Marine Le Pen protagoniza estos días la versión francesa del Free Otegi y del Free Junqueras; del fugaz Free Begoña tal vez.

Un tribunal de París la ha condenado por malversación de fondos públicos porque durante años los asistentes de su grupo en el Parlamento Europeo no trabajaban para el Parlamento Europeo sino para el partido. La malversación es el delito de los ladrones; poca épica hay ahí. El rostro antisistema lo ha sacado después, entre acusaciones de lawfare y advertencias sobre un seísmo descomunal.

Hoy sus afines están convocados a manifestaciones «pacíficas», lo cual es una garantía viniendo de un partido abierto y tolerante como Reagrupamiento Nacional.

Desde España, Santiago Abascal podría aconsejarle calma. En mi patria, Marine, la Justicia inhabilitó a dos hermanos nacionalistas que, como tú, tenían de su lado el cariño y los votos del pueblo. Y sin embargo ahí siguen, mandando desde el cómodo sofá de secretario general.

5. Una lección vasca para Adrián Barbón

El viernes, en Oviedo, el Gobierno de Adrián Barbón defendió la «absoluta necesidad» de reconocer la oficialidad del asturiano y el eonaviego para la supervivencia de las dos lenguas «propias» y «de comunicación habitual» en la comunidad.

En el País Vasco, donde algo sabemos de esto, la sanidad pública exige euskera para el 80% de las plazas de médicos de familia, aunque solo el 16% de los pacientes pide ser atendido en esta lengua. Y claro, ahora que faltan médicos, el Gobierno vasco empieza a reconocer que este requisito es una seria dificultad. De modo que en la última oposición para atención primaria, la lengua pierde peso y prima la experiencia. Asoma el elefante en la habitación.

Incluso el presidente de Kutxabank, Antón Arriola, se ha atrevido a tocar el mayor tabú: la educación. La lengua vasca, dice, es un factor «limitante muy importante» para atraer talento: «Si viene un polaco y va estar aquí cinco años, igual no le cuadra que sus hijos estudien en euskera». Bien. La siguiente pregunta es: ¿y a un andaluz?