HISTORIAS
Historias

La alerta de los científicos de Doñana: "Todo va a peor por culpa de la sequía"

Acompañamos a los expertos que custodian esta joya de la Naturaleza, que afronta su tercer verano consecutivo de sequía: "Las lluvias de marzo no nos salvan"

Rocío Fernández Zamudio y Nieves Díez Navarro, en la laguna Dulce.
Rocío Fernández Zamudio y Nieves Díez Navarro, en la laguna Dulce.GOGO LOBATO
PREMIUM
Actualizado

Una sucesión de exóticas señales de tráfico que indican peligro alertan de la presencia en la zona de linces, chotacabras, escarabajos, mariposas, conejos, meloncillos, jabalíes, chochines... Son especies de animales que habitan en Doñana. Estas exclusivas señales de tráfico sólo se pueden ver en la carretera de tierra sin asfaltar que conduce hacia las lagunas Dulce y Santa Olalla. Para llegar a ellas, hay que salirse de la vía y adentrarse en todoterreno por las dunas del espacio protegido. Santa Olalla es la mayor laguna permanente del parque, refugio de aves, anfibios, insectos y plantas. Ahora acumula agua y vida, pero durante los dos últimos veranos, se desecó por completo. Nunca había ocurrido dos veranos consecutivos. Quienes conocen bien la zona temen que, cuando llegue agosto, vuelva a ocurrir.

Accedemos a la zona protegida con diez científicos que trabajan en la Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS) - Reserva Biológica de Doñana, dependiente de la Estación Biológica de Doñana, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El grupo conoce casi como la palma de su mano las 54.252 hectáreas que forman parte del Parque Nacional de Doñana, que se extiende por las provincias de Sevilla y Huelva. La superficie declarada por la Unesco Reserva de la Biosfera es mucho mayor: 268.294 hectáreas, que también es Zona Especial de Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves. Doñana es el humedal más importante del continente europeo y lugar de paso clave para las aves, en su migración hacia el norte de Europa o hacia África. Algunas de ellas están en peligro de extinción.

Los científicos se sienten unos auténticos privilegiados de poder desarrollar su trabajo en un lugar tan singular y valioso como Doñana. A la vez, en todos ellos cunde la preocupación por el presente y el futuro de esta joya medioambiental. Los datos recopilados de forma exhaustiva, en algunos casos desde hace 50 años, confirman que hay motivos para la inquietud y la alarma. "La situación de Doñana es dramática por la falta de agua", lanza sin rodeos la coordinadora técnica del grupo de agua y medio terrestre de la ICTS-Doñana, Rocío Fernández Zamudio. Lleva dos décadas trabajando en la zona.

Hace unos meses, todos los científicos de la Estación Biológica de Doñana, con su director Eloy Revilla a la cabeza, ya lanzaron un SOS a la sociedad, con motivo de la presentación del informe Estado de la biodiversidad en Doñana 2023, un exhaustivo documento que publican todos los años y en el que los especialistas con los que se ha citado este diario vuelcan la infinidad de datos que recopilan mes a mes sobre el terreno. Se recaban datos sobre la situación hídrica de las lagunas de Doñana, la vegetación, la flora amenazada, las especies de vertebrados, anfibios, reptiles, conejos, ciervos, aves... Y todo va a peor.

Unas aves sobrevuelan la laguna Dulce, donde la herpetóloga Rosa Arribas debe recoger una nasa.
Unas aves sobrevuelan la laguna Dulce, donde la herpetóloga Rosa Arribas debe recoger una nasa.GOGO LOBATO

El valor del informe radica también en las series históricas que permiten ver la evolución a lo largo de los años. De un vistazo, se puede apreciar, por ejemplo, la caída en picado de la presencia de aves acuáticas, uno de los emblemas del parque natural. Estas se controlan en Doñana mensualmente mediante censos aéreos y terrestres nada menos que desde 1973. Más de medio siglo de valiosos y rigurosos datos científicos recopilados de manera artesanal.

Durante buena parte de ese medio siglo, exactamente durante 30 años, el técnico ornitólogo José Luis Arroyo se ha dedicado a hacer el control y seguimiento de las aves en el espacio protegido. Lo hace a caballo, en barca, avioneta, andando, en coche... Con prismáticos, telescopios... Sólo con oírlas sabe diferenciar perfectamente una focha común de un pato colorado, una misión imposible para el resto de mortales, pero a la que Arroyo le resta importancia. "Estas dos especies son fáciles de diferenciar, otras, en cambio, son muy parecidas, sobre todo cuando son pájaros más pequeños", aclara.

No sólo diferencia unas especies de otras, sino que también es capaz de identificar si el canto del ave es para atraer a una hembra, para marcar territorio o para dar una voz de alarma. Todo eso aporta información y, según el control que esté desarrollando, se fija en unos cantos u otros.

El pasado mayo, José Luis Arroyo desplegó un seguimiento especial de la reproducción de la focha común, porque es una especie que sirve de alimento a otras en Doñana. Esta circunstancia es especialmente valiosa ahora, precisamente, cuando animales que tradicionalmente han sido el alimento de otros, como el conejo, ya no abundan. El trabajo de este especialista también se centra en controlar las especies más amenazadas, como la cerceta pardilla, declarada "en peligro crítico" en el Libro Rojo de las Aves de España.

En la laguna Dulce, donde Arroyo supervisa con sus prismáticos las aves que chapotean en el agua, ahora hay vida, pero dentro de pocas semanas podría no ser así. Las abundantes lluvias de esta primavera han dado la vuelta a la situación de los veranos pasados y tanto Santa Ollala como Dulce han recuperado el agua. Este marzo ha sido especialmente lluvioso en Doñana, con precipitaciones de 145 litros por metro cuadrado. En los últimos 55 años, sólo lo supera el mes de marzo de 2018, con 185 litros.

Una culebra viperina, capturada con una nasa en la laguna Dulce.
Una culebra viperina, capturada con una nasa en la laguna Dulce.GOGO LOBATO

Pero los científicos que velan, día y noche, por el espacio protegido no lanzan, ni mucho menos, las campanas al vuelo. "Las lluvias de esta primavera no salvan Doñana", advierte la coordinadora técnica del grupo de agua y medio terrestre de la ICTS-Doñana. "Pese al dato de marzo, no hemos llegado ni a la media de la serie de datos de pluviometría de los últimos años", aclara.

Además, las precipitaciones de marzo habrían sido "más productivas" si hubieran estado "más repartidas a lo largo del año" porque hay plantas que no pueden completar el ciclo y aves que son especialmente sensibles y poco adaptables a la falta de agua. "La lluvia de esta primavera no sitúa al espacio protegido a su nivel normal de agua", resume José Luis Arroyo. Tras la escasez de precipitaciones de los últimos años, los efectos de la sequía "se van acumulando" y es casi imposible revertir al 100% la situación. Por mucho que llueva en un solo mes.

Isidro Román, guarda de seguimiento en Doñana desde hace veinte años, advierte: "Este verano seguro que estas dos lagunas se secan". Todos sus compañeros asienten. Para afirmar esto cuentan con la experiencia de lo que ha ocurrido en los dos últimos veranos. Cuando se acerca el periodo estival y la enorme urbanización turística de Matalascañas comienza a llenarse de gente, los niveles de agua de las lagunas Dulce y Santa Olalla comienzan a bajar inmediatamente. Es automático.

Estas lagunas no son las únicas que hay en Doñana. En el espacio protegido hay una red de lagos interconectados, que albergan una gran biodiversidad y son refugio de especies amenazadas y endémicas. Pero la falta de lluvias y las excesivas captaciones de agua de Matalascañas en el periodo estival hacen bajar los niveles de agua en el acuífero, lo que provoca que llegue menos cantidad a las lagunas interconectadas.

El descenso del nivel de agua del acuífero también se debe a los cultivos intensivos de fresa situados en los alrededores del parque, que han aumentado su superficie en más del 30% en los últimos diez años. Tras décadas mirando hacia otro lado, el pasado noviembre, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, firmaron un protocolo para tratar de poner fin a la problemática de la sobreexplotación del agua en Doñana.

Un estudio publicado en la revista científica Science of The Total Environment advierte del deterioro generalizado del sistema de lagunas de Doñana. Se ha constatado que el 59% de las lagunas de mayor tamaño no se ha inundado al menos desde 2013.

La laguna Santa Olalla en Doñana.
La laguna Santa Olalla en Doñana.GOGO LOBATO

Mientras haya agua en las lagunas, habrá vida. En nuestra visita, además de los especialistas en aves, hay científicos que hacen el seguimiento de los mamíferos, distintos tipos de flora y vegetación, anfibios, reptiles e invertebrados. En la laguna Dulce, el equipo ha colocado nasas, que son una especie de redes con compartimentos en las que se atrapan animales acuáticos para ver qué especies hay en cada momento del año. Cuando los especialistas terminan, devuelven a los animales al agua.

La más emocionada con la captura de la nasa es Rosa Arribas, herpetóloga y, como tal, experta en el estudio de los anfibios y reptiles. Para poder estudiarlos mejor, ha colocado un asoladero para que los galápagos que están en la laguna Dulce salgan a tomar el sol y se coloquen sobre esta superficie. Al lado, hay una cámara que, si detecta movimientos, hará fotos del animal. Pero no está muy convencida de que la ubicación sea la más idónea. Si no consigue fotos de los galápagos, tendrá que cambiar la cámara de sitio.

Además de anfibios, la nasa camaronera ha cazado varios cangrejos rojos americanos, que es una especie invasora que lleva años en el parque. Rápidamente, Rosa aparta al cangrejo de los anfibios más pequeños para evitar que los dañe. De la nasa sale una pequeña culebra viperina (natrix maura), un tritón pigmeo, un gallipato... Con otras redes, los investigadores localizan también ranas. En la zona, hay varias tortugas que cuentan con las marcas de identificación que hace 30 años les asignó una investigadora. Y ahí siguen.

En Doñana también se censan las mariposas. "Son excelentes bioindicadores de cambio climático", dice José Manuel Vidal Cordero, alias Jota, doctor en Biología y técnico entomólogo. Lleva unos diez años trabajando en Doñana, pero su vocación, desde bien pequeño, eran los bichos y la naturaleza. Para capturar las mariposas y censarlas, Jota tiene una técnica depurada con su cazamariposas para evitar que se le escapen o sufran daños. Habla con verdadera pasión sobre los scarabeus cicatricosus, comúnmente conocidos como escarabajos peloteros. "Su labor es fundamental; son como unos jardineros que van trasladando de un sitio a otro semillas o abono. Cuanto más los conoces, más te gustan", explica.

Nieves Díez Navarro, técnico de laboratorio y de campo, lleva un año y cuatro meses en Doñana, pero antes estuvo en otros destinos tras superar unas oposiciones. "Venir a Doñana es una oportunidad única", afirma. Ella se encarga de analizar la calidad del agua. Toma muestras en las lagunas y luego las analiza en el laboratorio.

José Ruiz Martín acumula trienios como doctor en Biología. Desde hace un año y medio, está preparando un herbario, que es una colección científica de plantas secas o herborizadas de todas las especies que hay en el parque natural. En los años 70 y 80 se hizo un catálogo de plantas del espacio protegido, pero no se guardaron las muestras. Revisando la lista antigua, este especialista se ha percatado de que actualmente no están todas. Será el cambio climático.

"Que las lagunas se secaran hizo que se perdieran algunas especies vegetales", aclara. Desaparecen las que necesitan más agua y surgen otras "exóticas invasoras", como el asparagus asparagoides, que procede de África, explica.

La falta de lluvias y la escasez de agua en las lagunas de Doñana la notan especialmente los mamíferos que habitan en el espacio protegido. "Todo va a peor por culpa de la sequía", resume Paco Carro, experto en mamíferos y doctor en Biología, con más de dos décadas de trabajo sobre el terreno en Doñana. Le acompaña Sebastián Palacios, otro veterano en el espacio protegido, adscrito al equipo de datos de la ICTS-Doñana, desde donde coordina el aluvión que cifras que le trasladan sus compañeros para la elaboración del informe anual sobre biodiversidad.

Paco hace seguimiento de los murciélagos, incluidos en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas; los conejos, que son "claves en el ecosistema" porque son el alimento de otros animales; los linces, a través del control de las huellas que detectan en el suelo; los jabalíes, los ciervos...

En el grupo de especialistas de aves está también Rubén Rodríguez, un ingeniero forestal que lleva 19 años trabajando en el espacio protegido. Durante la visita a las lagunas Dulce y Santa Olalla, se tiene que marchar porque debe anillar pollos de halcón peregrino. Hace años, llegó a haber siete parejas, pero ahora sólo hay tres.

No es la única especie que cuenta con menos ejemplares. El censo de aves acuáticas, uno de los símbolos del parque natural, registra caídas drásticas. En 2023, había 206.859 individuos. Es un tercio del pico máximo, obtenido al final de la década de los 80 y principios de los 90, cuando se llegó a superar los 600.000 individuos.

Los científicos Rosa Arribas, Rubén Rodríguez, José Manuel Vidal, Nieves Díez, Isidro Román, José Ruiz y Rocío Fernández Zamudio.
Los científicos Rosa Arribas, Rubén Rodríguez, José Manuel Vidal, Nieves Díez, Isidro Román, José Ruiz y Rocío Fernández Zamudio.GOGO LOBATO

Además, el ánsar común, una especie distintiva de Doñana, ha registrado en 2023 la cifra más baja de su historia, con solo 9.588 ejemplares. Y sigue cayendo. El pasado 25 de junio, durante la reunión de la Comisión de Biodiversidad del Consejo de Participación de Doñana, se detalló, con datos de los científicos de la ICTS, que la población de ánsar común se ha desplomado este año hasta los 4.216 ejemplares censados. Eso es menos de la mitad del año pasado. Y todo ello, a pesar de que los números habituales solían encontrarse entre los 40.000-50.000 ejemplares, según la asociación SEO/BirdLife, que alertó de que "las poblaciones de aves acuáticas siguen inmersas en una tendencia negativa sin precedentes".

Pese a que todos estos datos no invitan al optimismo y los problemas que sufre Doñana son muchos, el grupo de científicos confía en que el acuerdo entre el Gobierno y la Junta de Andalucía pueda ser el inicio de una nueva etapa, en la que se ponga fin a las captaciones irregulares de agua y todas las especies de animales, plantas e insectos que viven en Doñana puedan permanecer en el espacio protegido. Y no se queden sólo en las vistosas señales de tráfico que pintó hace años un científico que pasó por el parque.