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Pepe tiene 83 años y un gayato de madera con el que va apartando los restos de la inundación y calibrando la profundidad del fango en su calle. Pepe es de L'Alcúdia, un municipio de la comarca de la Ribera Alta, a unos 40 kilómetros al sur de Valencia. Aquí la DANA de la semana pasada acabó con la vida de una mujer y su hija y con la de un camionero y arrasó todas las plantas bajas del pueblo. Incluido el estanco de la familia de Pepe y la entrada a su casa. "Esto es lo nunca visto".
Pepe se llama José Arnandis, pero aquí todo el mundo le conoce como Pepe el moreno. Cosas de familia. Es de los pocos vecinos de L'Alcúdia que ha tenido la mala fortuna de vivir las tres grandes riadas que ha sufrido la provincia en el último siglo. Tenía 16 años cuando se desbordó el Turia y la riada arrasó la ciudad de Valencia dejando 80 muertos. Y 41 cuando se rompió la presa de Tous sepultando las comarcas de la Ribera Alta y la Ribera Baja. Tiene 83 ahora que la peor gota frío del siglo ha cubierto de barro media provincia.
La riuà, que es como conoce aquí todo el mundo a la gran riada de 1957, le pilló a Pepe volviendo de vendimiar en Francia. "Hice noche en Canfranc y en Zaragoza y llegué a Valencia en tren, hasta la Estación Churra, que es como se llamaba entonces a la estación de la Avenida Aragón. El tren no funcionaba porque el agua había levantado las vías, así que me quedé a dormir en casa de una señora de L'Alcúdia que tenía un piso en Valencia. Me tuve que recorrer toda la ciudad a pie con la maleta al lomo". "Al llom", dice él en valenciano.
-¿Y cómo estaba entonces Valencia?
-Acababa de ocurrir la riuà y el agua llegaba hasta el techo. Toda la ciudad estaba cubierta de fango, llena de militares limpiando el barrizal. Cuando conseguí llegar a L'Alcúdia, todo el mundo hablaba ya de las inundaciones.
Justo 25 años después, llegó la pantanà. Pepe se dedicaba a la construcción. Llevaba varios días mosqueado porque tenía una reparación pendiente en un edificio en su pueblo y no dejaba de llover. "La gente no paraba de decir que se iba a romper la presa. Que si se rompe... Que si no se rompe... Hasta que al final se rompió".
Después de varias horas de lluvias torrenciales en la zona, sobre todo en la cuenca del río Júcar, la presa de Tous se vino abajo la tarde del 20 de octubre de 1982, originando una de las mayores crecidas registradas nunca en España. En pueblos como Sumacàrcer, Gabarda o Beneixida el agua alcanzó los ocho metros de altura. En Carcaixent o Alzira, superaron los cuatro metros. Los vecinos se tuvieron que refugiar en lo más alto de las montañas. Otros huyeron hacia L'Alcúdia.
"Aquí no llegó tanto así que me fui a Alzira a casa de un amigo a ayudarle a sacar agua y barro", recuerda Pepe. "Mi amigo vivía en una casa de dos plantas y el agua llegó una mano por encima del aparador de la segunda".
Murieron 40 personas. "Fue algo catastrófico, pero nada que ver con lo de ahora", dice. "Esto es lo más grande que se ha visto en la historia, lo más grande de la historia", repite.
El inicio de las lluvias del pasado 29 de octubre, 42 años después de Tous, le pillaron a Pepe en el estanco que abrió hace años y que ahora regenta su yerno. "No nos dio tiempo a nada", cuenta. Entre él, el marido de su hija y su nieto cargaron todas las cajetillas de tabaco que pudieron y las subieron a casa. "Desde las siete de la tarde y hasta las tres de la mañana estuvimos viendo cómo llegaba el agua. Qué impotencia...".
Y con el bastón va señalando hasta dónde llegó la riada. "Cuando volvimos a ver los bolardos, pensamos que ya bajaba el nivel del agua, pero al rato volvía a subir. Venía a mil por hora y traía de todo. Los coches bajaban volando".
-¿Pasó miedo?
-¿Miedo yo? Ninguno. Yo sabía que el agua iba a hacer mal, pero también sabía que yo no estaba en peligro. Tenía claro que esto no iba a ser como lo de Tous. Porque el pantano no tenía tanta agua como para hacer daño en Alcúdia. Pero esto era diferente. En cuanto vi llegar el agua dije: Amunt. Y subimos al primer piso. Ya pasará. Lo que no podía prever es que viniera lo que vino. Lo que ha pasado aquí es incalculable. No creo que haya nadie que tenga palabras para explicar lo que ha pasado.
-¿Se recuperará el pueblo de esto?
-Sí, claro. La gente ahora está enfadada, pero al final tenemos que sobrevivir. Todos los pueblos de Valencia se recuperarán. Tardará un poquet, pero se recuperarán.
-Dicen que los valencianos estamos condenados a esto... Que aquí no sabe llover. Usted lo sabe bien.
-Y esto es solo el principio... Más que vendrán. Estas DANAS están provocadas por el cambio climático y volverá a ocurrir. Yo tengo 83 años y esto no lo había visto en mi vida. Lluvias fuertes sí, pero esto... Yo espero no ver más.
"Los políticos son todos unos sinvergüenzas. Los de izquierdas, los de derechas y los del centro"
Pepe, el moreno, vuelve a levantar el gayato y va señalando todos los daños que las inundaciones han dejado en el pueblo como si fuera un meteorólogo de la tele marcando isobaras. Por allá entró el agua, allí atrás estaba su coche, en la otra punta está ahora toda la basura que arrastró el fango y en la esquina de enfrente han ido acumulando los muebles los vecinos. L'Alcúdia es ahora como un calcetín vuelto del revés. Un calcetín sucio. Los muebles están en la calle y el barro dentro.
"Esto es lo nunca visto", insiste. "Es lo más terrible que he visto yo. Catastrófico. Esta mañana se lo decía a mi nieto. Yo he visto la riada de Valencia y la de Tous, pero ahora me parecen pasatiempos al lado de esta. Entonces hubo muertos, sí, pero ahora... Dicen que 200 pero ya veremos".
-Una última pregunta, Pepe. ¿Qué le ha parecido a usted la gestión política de esta catástrofe?
-Mira, los políticos son todos unos sinvergüenzas. Los de izquierdas, los de derechas y los del centro. ¿Tú los has visto en el Congreso? ¿De qué hablan? Del novio de Ayuso y de la mujer de Pedro Sánchez. Se han pasado un año tirándose mierda unos a otros y a ahora se quejan porque el pueblo les tire barro".