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Tardear o cómo desafiar a la peor franja de la televisión: no estaban muertos, están de parranda

En menos de cinco días, Unicorn Content, la productora de entre otros El programa de Ana Rosa, Fiesta o Tardear, tuvo que sacar de la manga un nuevo formato que, aunque ya creado, tenía que suponer una resurrección para las tardes. "Estábamos hablando de sustituir a Ana Rosa Quintana, quedarte y mantenerte fuerte", asegura Frank Blanco, uno de sus presentadores

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Verónica Dulanto y Frank Blanco, presentadores de Tardear.MEDIASET
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En España utilizamos como si fuese nuestra una expresión que, en realidad, nos la trajimos de Argentina y que nos viene de perlas cada vez que queremos mostrar la desgracia de tener que soportar lo más desagradable de una situación: bailar con la más fea. Se utilizaba en el país de Diego Armando Maradona cuando en los bailes en los que las chicas más guapas habían sido sacadas a bailar e iban quedando las más feas. Tal vez haya llegado el momento de ir cambiándola, pero hasta que llegue ese momento, actualmente en televisión hay un programa al que le ha tocado no sólo bailar con una sino con las dos más feas. Su nombre, Tardear, sus parejas de baile, las dos series más vistas de la televisión: Sueños de Libertad y La Promesa.

"No hay más", nos dice Juan Serrano, director general de contenidos de Unicorn Content, la productora de Tardear, y la voz que alguna que otra vez se ha colado durante el programa, pues Serrano vive cada Tardear como si fuera el último. "No hay franja buena en la tele, pero en concreto la tarde es la más complicada. Ahora, tiene una cosa buenísima y es que podemos hacer un programa en el que cabe todo. Podemos hablar de los últimos documentos desclasificados sobre la muerte de Kennedy o del cuñado de Joaquín Sánchez. Somos el único programa en esa franja -15.45 a 18.30 horas- con este tipo de contenido Somos una alternativa", afirma. Es así, Tardear es el único magacín de entretenimiento en directo entre tanta serie, el único con dos presentadores, el único que te habla del ingreso hospitalario de Isabel Pantoja y, a la vez, si hace falta, de la última hora de actualidad.

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Y no ha sido nada fácil. Tardear nació hace dos años siendo TardeAR -con mayúsculas-, pues llevaba el sello de su presentadora, Ana Rosa Quintana. Durante dos años luchó contra viento y marea en una franja que no era la habitual de la comunicadora y con las dudas cerniéndose sobre el programa día sí y día también. Hizo más que sobrevivir. Se mantuvo estable, firme, en una ardua batalla diaria, casi de foto finish con la competencia, llenó titulares, informaciones, se hizo su hueco... y un buen día, de la noche a la mañana, Unicorn Content, de nuevo, como buen soldado, siguió las instrucciones de los altos mandos: Ana Rosa Quintana tenía que volver a las mañanas, había que revivir El programa de Ana Rosa y crear un nuevo Tardear -ya sin mayúsculas- en menos de una semana. Y lo hicieron, vaya si lo hicieron. Resucitaron El programa de Ana Rosa, replantearon La mirada crítica de Ana Terradillos y, a la vez, se sacaron de la manga ese nuevo Tardear con Frank Blanco y Verónica Dulanto, con un nuevo espíritu, más rebelde, con su propia identidad.

"La promo que hicimos en las que destrozábamos el plató de TardeAR, arrancamos de la pared el cuadro de Ana Rosa era porque en el fondo estamos hablando de sustituir a Ana Rosa Quintana, y eso es muy importante"

Frank Blanco, presentador

"Esa fue siempre la idea, rebelarnos", afirma Frank Blanco, la mitad del 'corazón' de Tardear -la otra es Verónica Dulanto-. "Aquella promo que hicimos en las que destrozábamos el plató de TardeAR, arrancamos de la pared el cuadro de Ana Rosa Quintana era porque en el fondo estamos hablando de sustituir a Ana Rosa Quintana, y eso es muy importante. Estás sustituyendo a Ana Rosa, a una de las comunicadoras más importantes de de las últimas décadas de España", dice con ese peso de ser los sustitutos. Ese nombre había que intentar quitárselo lo antes posible, pues llevar el peso de Ana Rosa Quintana sobre las espaldas es difícil que alguien lo puede soportar. "Tú te tienes que quedar y mantenerte fuerte", setencia Blanco.

Además, no es sólo crear un nuevo programa sobre uno que ya existía, sino hacerlo propio. Explica precisamente Frank Blanco, que ya estaba en la etapa de Ana Rosa Quintana, que "Ana hacía cosas que a ella le gustaban y que a nosotros no tanto, y al revés". Ese era el mensaje que querían transmitir con aquella promo en la que 'mataban' a la reina. "Con todo nuestro respeto y admiración", dice Blanco entre risas. No hay duda, con la jefa no se juega.

Pero lo rebelde no fue transformar Tardear en su Tardear sino todos los cambios que llegaron con ello. De una a dos presentadores, una nueva directora, Gracia Jiménez, que aterrizó de la dirección de 120 minutos, un programa de actualidad, de política, y que nunca se había enfrentado a un programa de corazón, entendido a la manera que lo entiende Tardear, que no es la habitual. Colaboradores que decidieron apostar por los nuevos 'okupas' de las tardes, que remaron a favor, y un cambio de hora que "acabó con los brotes verdes que estábamos viendo" de un plumazo. Pues cuando Ana Rosa Quintana volvió a las mañanas y empezó el nuevo Tardear siguió en la misma franja, de seis de la tarde a ocho. A las tres semanas, Mediaset, decidió mover las fichas del tablero de sus tardes: adelantar Tardear a la sobremesa y retrasar El Diario de Jorge a partir de las seis y media. Y aún así, no sólo sobrevivieron sino que resucitaron, tanto uno como otro.

Desde su cambio de horario, Tardear promedia un 9% de share y congrega una media de 775.000 espectadores, según los datos de Dos30' del 24 de febrero al 18 de marzo. Además, mejora el rendimiento de la franja (15:58-18:32) en ocho décimas respecto al resto del año, al registrar un 8,2% de cuota de pantalla en los días de emisión de El Diario de Jorge más TardeAR, del 2 de enero al 21 de febrero. "La conclusión es que la franja ha mejorado ocho décimas respecto a lo que hacía El Diario de Jorge más TardeAR, ya sea comparándolo con el resto del año, con el resto de la temporada o desde que se estrenó El Diario de Jorge", explica la consultora.

"Me molesta y me da rabia que nos estén matando todo el rato y tener la sombra de la cancelación encima constantemente cuando objetivamente el programa no ha dado datos para eso"

Verónica Dulanto, presentadora

"A mí lo que más rabia me da", se arranca Verónica Dulanto, "es que nos den por muertos antes ya incluso de empezar. Me revienta", reconoce la presentadora. "En la tele está más que demostrado que nada está escrito. Ha habido programas de verano que han funcionado y que luego han durado años. Por eso me molesta que nos estén matando todo el rato y tener la sombra de la cancelación encima constantemente. Objetivamente, el programa en el mes y pico que llevamos nunca ha dado unos datos para que alguien pueda decir que el programa está en serio peligro", sentencia.

La clave de desafiar a la peor franja de la televisión, "la implicación y la diversión", asegura Juan Serrano. Sólo con escuchar a Gracia Jiménez uno se da cuenta de que trabajar a gusto, teniendo siempre en cuenta la voz de todos, con talento y con muchas ganas es lo más importante. Lo que viene siendo, no rendirse nunca y "ser unos valientes" para jugársela cada tarde con rivales que a cualquier otro les daría pavor.

Cuenta Jiménez que el primer día que se sentó en una reunión de escaleta -las de Tardear duran lo mismo que el propio programa, dos horas, y participan todos, incluso los presentadores-, cuando empezó a escuchar los nombres de los personajes del corazón y de las tramas que se iban a contar de ellos, no sabía ni por dónde le venía el aire. A los pocos días ya era una experta en sagas, en escándalos y en familias de la crónica social de este país.

"La clave es el equipo", interrumpe Blanco. "Hay un equipo que a pesar de su juventud tiene muchísimo talento -es marca de la casa, de Unicorn Content-. Saben perfectamente cómo hay que trabajar, son metódicos, participativos en la elección de contenidos, como nosotros. Yo he hecho programas en los que llegaba a mesa puesta, y los defiendes maravillosamente, pero la diferencia de estar en las reuniones de escaleta, en que te escuchen, en que de vez en cuando te hagan caso y en aportar tus propias ideas es que llegas a plató con los deberes hechos y sabes qué está pasando en tu programa, y más en un programa de dos horas y media que está vivo, que la escaleta se te va a hacer puñetas en cualquier momento y en el que todos los días lo que han planeado una hora antes cambia constantemente", concluye, o no: "Si no fuera así esto saldría de una manera muy diferente".

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Ana Roda Quintana, la tarde de su despedida de Tardear.MEDIASET

Esta tarde han improvisado, se han reído, han medido cada minuto, cada curva de audiencia, si cada tema ha interesado más o menos, si las redes, de las que se encarga Carlos Hernández, han tenido el feed back que deben de tener y, en todo momento, en cada publicidad, en cada vídeo que da un poco de respiro a la intensidad del plató, no ha habido ni uno solo miembro del equipo, tanto los que están delante como detrás de las cámaras, que no de signos de no estar disfrutando. Desde Gracia a Juan, desde Miguel Ángel Nicolás, coordinador de la parte del corazón de Tardear, hasta las colaboradoras Marta López, Charo Vega o Raquel Bollo. Dicen que la tele traspasa la pantalla y lo que se siente en un plató, especialmente en un directo, el espectador lo está sintiendo. Con Tardear cuando preguntas al público es buen rollo, "feel good". "Es un equipo muy compacto, con mucha originalidad y con muy buen ambiente", ensalza Serrano. Y con muchas ganas de dejarse los cuernos, que se lo digan a Nicolás, que a las diez de la mañana está en Mediaset montando ya el programa que irá casi seis horas después.

Remata Serrano -no podía ser otro-: "Nos encanta hacer Tardear, de verdad. Nos encanta divertirnos, jugar, que la escaleta se venga abajo, que la competencia dé una exclusiva, porque eso hace que nosotros demos más". Y es que, como dice Verónica Dulanto, que no les den por muerto que, no estaban muertos, estaban y están de parranda.