Este jueves, antes de volver a pisar un plató de televisión como presentadora, Carlota Corredera se miró al espejo. No buscaba su aprobación física, ni mucho menos, buscaba en su reflejo los ojos de su padre. Lo ha hecho siempre desde que un buen día La Fábrica de la Tele, ahora La Osa Producciones, le dio la oportunidad de convertirse en presentadora de Sálvame. Ella había sido directora y nunca se había plantado delante de una cámara. Pero tiró para adelante, igual que hizo hace dos años cuando fue el primer naipe en caer del universo Sálvame.
"Hace dos años estaba muy tocada, muy hundida", confiesa. "Estaba perdida, sí, muy perdida y desorientada, sin saber muy bien cuáles iban a ser los pasos que iban a venir", revela. Los teléfonos dejaron de sonar y no sabe por qué, pero cuando logró centrarse dijo, 'pues habrá que hacer algo'. Así que en el sótano de su casa y sin mucha tecnología para hacerlo puso en marcha su podcast, Superlativas. Dice que fue una privilegiada porque, pese a desaparecer y a que nadie le llamase, tenía un colchón económico que le permitió seguir viviendo sin angustia.
Ahora, Carlota Corredera es la misma, pero es otra. No está ni tocada ni hundida, está "ilusionada". Ilusionada porque "tener 50 años y que me den una nueva oportunidad me parece maravilloso". Aunque asegura que desde el primer día que se plantó delante de una cámara se mostró sin protección y armadura, lo cierto es que fue tras el documental de Rocío Carrasco cuando Carlota Corredera dio paso a su faceta más reivindicativa. Lo va a seguir haciendo, que a nadie le quepa la menor duda.
"Me parece muy importante reivindicar que las mujeres de 50 también tienen espacio en la televisión. Yo, que ya tengo 50 y que encima he estado dos años sin presentar, y me han dado la oportunidad. Han confiado en mí", sentencia la presentadora de Tentáculos en TEN.
No sé por qué dejó de sonar el teléfono. Sólo sé que dejó de sonar durante dos años. Es una pregunta que me he hecho muchas veces, pero no tengo la respuesta
Aunque es una casualidad -el 25 de marzo de 2023 presentaba su último Sálvame y el 26 de marzo presentó su primer Tentáculos-, Carlo Corredera es muy de supersticiones. Aun así, asegura que "esto es la vida y que esto es la tele".
- ¿Quedan cicatrices?
- Se van cerrando. Yo vivo sin rencor y creo que es muy importante cuando trabajas en la tele no tener memoria. Para ser feliz en la tele tienes que tener poca memoria porque tenerlo en la cabeza 24 horas te hace mucho daño y no te deja avanzar.
- ¿Has estado en terapia?
- Empecé en terapia antes del confinamiento y no he dejado de ir. Mi psicóloga ha sido una de las personas que me ha sostenido y que me ha salvado no tanto en lo profesional como en lo personal. Ahora estoy equilibrada. Tengo muchas ganas de volver, de empezar de nuevo.
- ¿Por qué crees que dejaron de sonar los teléfonos?
- Yo no lo sé. Sólo sé que dejaron de sonar durante dos años. Es una pregunta que me he hecho muchas veces, pero no tengo la respuesta y sé que no la voy a tener nunca.
Durante estos dos años y, especialmente, al poco tiempo de salir de Mediaset, muchas fueron las teorías que se dieron sobre su "destierro", como lo llamaron y como Carlota Corredera acepta que lo llamasen. Sabe que pago un alto precio por presentar y por involucrarse tanto en el documental de Rocío Carrasco, pero no le importa, porque si hay una cosa en la que Carlota Corredera insiste es en que "aprendo de mis errores y me quedo con lo bueno".

Ya le pasó cuando publicó su libro sobre su proceso de adelgazamiento, que le costó críticas y ataques brutales, pero se queda con cada una de esas personas, de esas mujeres a las que ayudó. "Yo me he encontrado con muchísimas mujeres que me han dicho lo importante que fue para ellas ver en televisión a una mujer que no tiene una talla 34", asegura. "Sé que hay mucha gente que estas cosas no se las toma muy en serio, pero son cosas muy serias porque tenemos que convivir con nuestros cuerpos y la autoestima te puede jugar malas pasadas y hacerte sentir pequeña porque no cumples con los estándares que otros pretenden que tengas", sentencia.
- ¿La tele tiene que ser inclusiva?
- La tele tiene que ser inclusiva o no será. O sea, no podemos no reflejar lo que existe. Los gordos existimos, las mujeres obesas existen. Existimos y no nos vamos a ir. Además no somos ni mejores ni peores que las personas delgadas.
- ¿Hay mucha gordofobia?
- Hay, y la tenemos muy interiorizada, tanto que nos han hecho creer durante mucho tiempo que tener un hijo o una hija gorda era una desgracia. Esto no puede ser porque los gordos existimos, vamos a seguir existiendo y no nos va a borrar. El que quiera adelgazar que lo haga y el que no, que le dejen en paz.
- Tú adelgazaste y se te criticaba igual cuando estabas delgada que cuando estabas gorda.
- Lo que yo viví es violencia. Es una violencia muy dura y que puede generar trastornos de alimentación que son enfermedades muy graves. El 30% de las personas que sufren trastornos de alimentación en la adolescencia nunca lo superan. Nos han esclavizado de una manera tan obvia a las mujeres. Se habla de la deconstrucción masculina, pero también hay que hacer una deconstrucción de las personas gordas. Es un trabajo muy duro porque las mayores gordófobas hemos sido nosotras mismas.
- ¿Qué es lo que más te dolió?
- Yo no he sido consciente de toda esa violencia que se ejerció sobre mi físico hasta que no tuve tiempo para reflexionarla. Yo escribí el libro con una buena intención, animar a la gente, y con la convicción de ayudar, pero acabé completamente cosificada y sentí que yo ya no era una presentadora ni una profesional, sino una persona que había sido gorda y ya no lo era.
Tal vez, parte de todo ese odio que durante tanto tiempo (y aún hoy) sigue recibiendo Carlota Corredera sea porque "me tendría que haber protegido mucho más de lo que me he protegido". Pero ella no sabe ser de otra manera, ni saber ocultar su verdad. "Tampoco sabría hacerlo de otra manera", afirma. Lo hizo con Rocío Carrasco y la docuserie. No se protegió, pero no se arrepiente.
A la Carlota de hace 25 años le diría: "¡olé tú!". Olé porque yo con 25 años ya había sobrevivido a la pérdida de mi padre y de uno de mis hermanos. Así que, sí, le diría "¡olé tu coño!" y "prepárate porque vienen curvas
- ¿Sufriste mucho con la docuserie?
- Muchísimo porque me sentí muy incomprendida. No entendía que cosas que el miércoles por la noche parecía que habían quedado claras y el jueves por la mañana era como un castillo de naipes que veía venirse abajo en mi cara. Sí, sufrí, pero desde el privilegio, pues yo no he sido una persona maltratada, no he sufrido nunca violencia de género. Lo pasé mal siendo muy consciente de que yo era la voz de las que no tenían ese privilegio.
- Asumes errores.
- Asumo que cometí errores en el ejercicio de mi profesión porque no soy perfecta. Creo que nos pilló a todos como un tsunami con el que no contábamos. Nosotros estábamos acostumbrados a hacer entretenimiento y a hacer corazón y eso no era ninguna de las dos cosas, era algo muy serio. Pero a pesar de todo sirvió de mucho y me quedo con eso. Y si el peaje que tuve que pagar fueron dos años de destierro, bien pagado está.
- Tu padre murió hace 30 años y aún hoy sigues entrando en los platós mirándote en un espejo para verle. Si pudieras hablar con él, ¿qué le dirías?
- Lo he pensado tantas veces... Le contaría mil cosas. Lo que más me duele de no tenerle es que mi hija no le ha podido conocer. Cada vez que veo a un abuelo con su nieta siento un pellizco en el corazón. Por eso le hablaría muchísimo de Alba, de mi madre, de mis hermanos y, sobre todo, le haría una pregunta, si lo he hecho bien y si está orgulloso de mí.
La tarde que Ni que fuéramos shhh anunció que se iban de "mudanza" (a RTVE) y que llegaba Carlota Corredera, la presentadora envío un vídeo en el que, entre otras cosas, decía "el que resiste, gana". Se refería a sus compañeros, que tras 7 meses resurgiendo en TEN vuelven a la primera línea de la televisión con un magacín de tarde en La 1, pero también lo decía por ella: "He resistido muchísimo. Soy muy peleona, una luchadora, no tiro la toalla ni cuando ha sonado la campana. Las cosas que dependen de mí las peleo a muerte, las que no las dejo pasar. Es una cosa que me han dado los años y la experiencia, dejar pasar las batallas que no has elegido. Y eso es muy guay".

- Después de todo, ¿qué le dirías a la Carlota de hace 25 años?
- Le diría: "¡olé tú!". Olé porque yo con 25 años ya había sobrevivido a la pérdida de mi padre y de uno de mis hermanos, que murieron con un año de diferencia. Así que, sí, le diría "¡olé tu coño!" y "prepárate porque vienen curvas".
La grabadora se apaga, pero Carlota Corredera no ha terminado. "¡Espera!", nos pide. "Hay otra cosa que le diría: "Tranquila, vas a volver a ser feliz".