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Lleva muy poco tiempo, tras aterrizar en apps de citas como Meetic o Bumble, darse cuenta de que el mundo de la seducción virtual tiene muchas más conexiones de las que pensamos con el de la seducción de toda la vida, vamos, al natural; la de la discoteca, el bar, Mercadona o la oficina. Lo que puedo aportar, después de unos cuantos meses pajareando en Bumble, que es la que ahora está de moda, en busca de mi media naranja masculina, es la siguiente constatación: como en la vida misma, aquí también hay quien es un maestro y quien es un auténtico desastre; el que ha nacido para enamorar y el que lleva más de 50 años sobre el planeta y aún no se ha enterado de nada; el interesante y el anodino. O peor aún, el tremebundo.
¿Y cómo sabes todas estas cosas antes de conocer al señor en cuestión? Por lo primero que te llega de él: su foto. La que él, libremente, elige para darte su mejor versión y que puede convertirse también en ese primer motivo para borrarlo para siempre de tu vida.
Resultaría de lo más lógico pensar que cuando lo que pretendes es ligar y te la juegas a una sola carta, lo que harás será elegir tu mejor foto o te harás una exprofeso para resultar lo más atractivo posible, ¿no? Pues no. Después de más de un mes en Bumble puedo afirmar sin temor a equivocarme que encontrar una foto masculina, no ya espectacular, sino normal, es como hallar una aguja en un pajar. Y no porque el señor en cuestión sea guapo o feo, que eso no tiene nada que ver con el tema. Puedes ser el jorobado de Notre Dame y aun así hacerte una foto como mandan los cánones. También puedes ser Brad Pitt y que nadie lo sepa porque has elegido para representarte (de estas abundan mucho en las apps) una foto borrosa. Pero que muy borrosa. Incluso una foto donde sólo se te ve media cara muy borrosa. Media cara muy borrosa a lo lejos. Media cara muy borrosa a lo lejos y oscura. Increíble.
Lo más importante de la foto... no es la foto
Pero hay más. Contaba Francesco, un treintañero al que entrevisté para mi reportaje Encontrar pareja a los 30 años. La edad de la exigencia, que una foto de perfil en una app de citas aporta mucha más información que la obvia si la sabemos mirar: "¿Qué es lo que la gente cree que es la mejor imagen de sí misma? ¿Por qué ha elegido esta foto y no otra? Eso es lo que te da la verdadera información. No hay que mirar la imagen, sino la elección de la imagen. ¿Y eso es superficial? No, eso es la gente tal como es". ¡Ay, cuánta verdad encierran estas palabras! Yo las aplico siempre al mirar una foto, pero también al leer las descripciones de sí mismos que hacen los varones en estas plataformas.
Bumble, por ejemplo, te permite introducir mucha información sobre ti para presentarte a los demás. Te deja escribir una descripción, pero para ponértelo más fácil, también te da muchas opciones entre las que elegir con un sólo clic; desde tu orientación política a la religiosa, las causas que te interesan, tus aficiones... Por dejarte, hasta te permite vincular el perfil a tu cuenta de Spotify y mostrar tus gustos musicales. Una servidora invirtió un buen rato en crear su perfil, convencida de que proporcionar esa información ayudaría a centrar mucho más el tiro (¿para qué vamos a disparar con los ojos vendados pudiendo hacerlo con mira telescópica?). Es decir: si yo soy atea -es un decir-, es obvio que me llevaré mejor con un ateo que con un católico murciano devoto de la cruz de Caravaca, porque me ahorraré mil discusiones sobre si fueron los ángeles o los templarios quienes trajeron la cruz de Santa Elena al santuario.
Pues bien, no sabéis cuántos perfiles masculinos se limitan a tres datos, del tipo fumo, tengo hijos, vivo en Cuenca. Y, hala, adiós. Aunque esos tres datos no dicen poco. Dicen mucho. He aquí una persona cuya idea de ligar empieza por invertir el mínimo tiempo posible en ello. Esos tres datos son el equivalente a la cantidad de atención que él cree que tú te mereces: la mínima. Súmale a eso una foto, por ejemplo, montado en su moto, donde se ve más la moto que a él. Está claro que este hombre, amiga, no te conviene (igual le conviene a su moto, pero a ti, no).
Calzoncillos al fondo: suspenso
Pues lo mismo es aplicable a la lectura de las fotos. ¿Qué me dice la imagen de un hombre que se está haciendo un selfie en el espejo y detrás de él, en el suelo, hay una pila de calzoncillos (usados, sin duda) y, más atrás aún, una cama sin hacer? Pues para empezar, que estamos ante un verdadero cochino. Y para seguir, que no le presta atención a las cosas verdaderamente importantes, que deben de parecerle detalles sin importancia. Y ahora, ya puedes ir imaginándote a ti misma recogiendo calzoncillos sucios del suelo y haciendo esa cama, porque va a ser tu futuro si llegas a algo con esa persona tan apañada. No lo dudes.
A fin de resultar más científica, hablo con Bumble, porque seguro que ellos tienen datos sobre qué fotos de perfil funcionan mejor y peor. Para empezar, me cuentan, su plataforma tiene una función llamada Best Photo que elige la mejor de entre las que subes y también la más popular para colocarla en la parte superior del perfil. Podría parecerme un consuelo pero, qué va, todo lo contrario. Porque, me pregunto, si la mejor foto de ese hombre es un primer plano con la cara y la cabeza llenas de espuma, ¿cómo será el resto? Lo cual nos lleva a otro tema digno de estudio: la enorme cantidad de varones que eligen como foto de perfil una donde están haciendo el tonto. Que para hacer reír a tus amigos está fenomenal, pero para dejar subyugada a una moza, pues como que no.
Consejos que dan desde Bumble y que a ti y a mí pueden parecernos de cajón, pero se ve que no lo son para todo el mundo. "Es importante que en tu primera foto aparezcas solo o sola, para que esas personas que quieran conocerte sepan quién eres y no tengan que adivinarlo en una foto de grupo. En cuanto a la elección general de las fotos, lo más importante es que salgas bien en ellas y te sientas cómodo o cómoda. Muéstrate haciendo tus actividades favoritas, con naturalidad y autenticidad: ¡el resto vendrá solo!". (Sí, hombre, solísimo).
Fotos de la Primera Comunión, mejor en el álbum de tu abuela
También sugieren subir fotos recientes. Parece de lógica, pero me he encontrado con perfiles de señores de 60 cuya foto era casi casi de la época de su Primera Comunión. No, hombre, no..., que luego pasa lo que, según una encuesta realizada por la web Passport-photo entre más de mil personas, le ha sucedido alguna vez al 89% de las mismas: que ha tenido citas con personas cuyo aspecto no tenía nada que ver con el que mostraba en sus fotos. Menudo bochorno. Caroline West, la experta en sexo y relaciones de Bumble, subraya, de hecho, la importancia de mostrar autenticidad en el mundo de las citas online, entre otras cosas, "subiendo fotos recientes".
También recomiendan encarecidamente desde la app evitar desnudos y "selfies en el baño sin camiseta", pero estos últimos abundan. Señores sacando músculo en el espejo o mostrando su espalda (en vez de su cara) supermusculada en un spa... ¿para qué? ¿Para demostrarme que me puedes crujir de un sólo abrazo? Pues no sé yo si me apetece. Ni a mí ni a nadie, al parecer, porque según Bumble, a la mayoría de las personas (60%) le echan para atrás los selfies en el gimnasio.
El estudio antes mencionado, realizado en 2022, desvelaba otros datos interesantes relacionados con la elección de las fotos de perfil para las apps que nos ocupan. De entrada, el 85% de las mujeres y el 80% de los hombres estuvieron de acuerdo en que las fotos son el aspecto más crítico en un perfil. En cuanto a los errores más comunes identificados por los usuarios destacaban las fotos tomadas desde ángulos extraños, las editadas o con filtros y aquéllas donde el protagonista aparecía fumando o vapeando. Los retratos con muecas exageradas fueron rechazados por casi el 40%, y aquellos donde el fotografiado aparecía haciendo el tonto por casi el 39% (si ya os decía yo...). Por último, las fotos tipo LinkedIn, serias y formales, fueron rechazadas por casi el 38%.
Deja a tu madre tranquila
Para terminar esta galería de los errores, no podemos dejar de referirnos a ciertos desaciertos dignos de enmarcar. ¿En serio hay que explicar por qué, si quieres ligar, no es conveniente que aparezcas con tu madre o tus hijos en una app de citas (varios estudios sugieren que posar con familia = antimorbo; posar con mascotas = sexy; posar montado en elefante o con un tigre detrás en vacaciones = detestable, por lo menos para el 37% de usuarios de Bumble). Tampoco habría por qué explicarle a un señor por qué posar con blazer, corbata y unos ajustados leotardos marcando paquete no es lo suyo (y sin embargo, ¡sucede!); y también debería sobrar cualquier explicación de por qué no es recomendable aparecer en la foto con una mascarilla (que no nos trae ningún recuerdo bonito a la cabeza) o bebiéndote un cubata, o presumiendo de barriga o con un primer plano tan primerísimo que se te ve cada poro de la piel y cada grano (y no exagero lo más mínimo)...
Para terminar, me permito sugerir a quienes suben fotos borrosas de sí mismos que se hagan revisar la vista por su óptica de referencia, o cambien de teléfono móvil. Y, por favor, no vamos a creerte si nos dices que la mejor foto que tienes de ti mismo es una donde apareces despeinado y con bata de hospital. Por muy atractivo que seas. Eso sí: mejórate.
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