- DANA La Generalitat mandó la alarma a los móviles tras recibir una llamada del Ministerio sobre la situación de una presa que no mencionó la crecida más grave
- PP Tellado confía en que Mazón dará "explicaciones" sobre las alertas de la DANA: "Le corresponde a él"
- Directo Toda la información sobre la DANA, en vivo
A las 16.05 h. del 29 de octubre, el alcalde de Utiel, Ricardo Gabaldón, entró en directo en el programa La Ventana de la Ser al borde de un ataque de ansiedad: «Hace horas que se ha activado a la UME, pero no han llegado los efectivos. Estamos socorriendo a la población como podemos. No nos importan los daños materiales, nos preocupan las vidas de los ciudadanos. Los ciudadanos están poniendo su maquinaria a disposición para ayudar a esta gente que está casi con el agua al cuello. Hay un barrio totalmente atrapado. Se han subido al piso de arriba pero nos llaman porque tienen el agua a un metro. El río Magro está desbordado. De verdad, estamos en una situación muy crítica».
Efectivamente, la UME se había activado a petición de la Generalitat a las 15.00 h., pero ya era tarde. 500 efectivos estaban acuartelados en Bétera (Valencia), pero las condiciones adversas a esas horas hicieron que sólo 76 pudiesen llegar a Utiel. Las previsiones meteorológicas se estaban cumpliendo y el temporal sacudía con fiereza muchas comarcas del interior de Valencia. Los puertos de la capital y Sagunto habían tenido que cerrar, la flota alicantina estaba amarrada, el agua aislaba Tous, los bomberos buscaban desaparecidos en l'Alcúdia, en Catadau habían volado los tejados, la A-3 estaba cortada, la A-7 también, el barranco del Gallo en Chiva se había «ido de madre» y Algemesí había declarado la alarma. «No es una alerta roja, es una alerta rojísima», insistía el alcalde Gabaldón.
Poco antes de su intervención radiofónica el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, comparecía ante los medios y auguraba un «desplazamiento del temporal hacia el Norte», lo que convertiría la situación en más benigna. El pronóstico procedía de la interpretación del jefe de la Aemet en la televisión autonómica À Punt. Mazón se marchó a una comida privada y no volvió hasta las 17 horas al Palau. Su departamento de prensa enfatiza que estuvo localizable, pero no aclara con quién comió. Esta información de fuentes oficiales se ha revelado como falsa.
Este viernes, se ha sabido que Mazón comió en un restaurante cerca del Palau con la periodista Maribel Vilaplana para ofrecerle dirigir la televisión autonómica y regresó al Palau pasadas las 18 horas. No se incorporó a la reunión de la DANA hasta pasadas las 19 horas.
En esos momentos, la compleja situación de la mañana se había tornado en dramática en dos frentes: el que afectaba a la crecida del Magro y la presa de la Forata hasta desembocar en Algemesí, que estaba perfectamente bien radiografiado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y el Ministerio para la Transición Ecológica; y el del barranco del Poyo, que, a partir de la tarde, pasó totalmente desapercibido, y provocó la inmensa mayoría de las víctimas mortales. Este cauce va a morir a la Albufera tras pasar por Catarroja, Paiporta, Benetúser, Alfafar, Sedaví, Picanya y el resto de municipios más gravemente afectados.
Lo que sigue ahora es el relato de un caos mortal de necesidad. Las reuniones arrancaron tarde, la UME se movilizó a destiempo, se plantearon planes de evacuación de municipios donde no pasó nada, la información sobre el cauce más peligroso dejó de fluir sin que nadie se lo explique, la consejera al cargo no sabía que podía mandar alertas, los alcaldes llamaban llorando. En definitiva: más de 200 muertos.
ALERTAS DE LA MAÑANA
El funcionario de la CHJ M. A. I. envió tres correos electrónicos a la Generalitat sobre la situación del río Magro en el municipio de Guadassuar con similar estructura: «Para su conocimiento, la crecida está siendo muy rápida». El caudal aumentó de 38 metros cúbicos (11.28 horas) por segundo hasta los 350 (11.49 h.) y provocó múltiples incidencias en los municipios ribereños. Para hacerse una idea, el río Ebro a su paso por Zaragoza desciende a 460 metros cúbicos.
Respecto a la rambla del Poyo, la funcionaria E. J. V. envió tres mails hasta las 15.00 h. con idéntico y frío tono. En el primero advertía: «Para su conocimiento, la crecida está siendo muy rápida». El caudalímetro había detectado un volumen de 264 metros cúbicos por segundo, lo que motivó que se disparara la alarma. La Generalitat emitió una alerta hidrológica para que los municipios afectados pusieran en marcha sus propios planes de prevención. Sólo Valencia y Algemesí lo hicieron.
LA GESTIÓN POLÍTICA DE LA MAÑANA
La consejera de Interior, Salomé Pradas, fue quien asumió la dirección de la Emergencia. Las crecidas en muchos municipios eran preocupantes. La Delegación de Gobierno, que recibió múltiples llamadas de alcaldes, se puso en contacto con Pradas para ofrecerle activar los servicios del Estado, según fuentes de este organismo. En concreto, hablaron a las 12.23 h. y a las 12.48 h.. Según la Generalitat, no se habla de la activación de la UME, lo cual parece increíble. Otra llamada a las 14.00 h. desemboca en la alerta a esta unidad del Ejército, pero restringida a Utiel.
La consejera se marcha a la localidad de Carlet a las 13.30 h. horas junto al secretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso. La situación es enormemente alarmante, pero el máximo organismo de alerta, la CECOPI (Centro de Coordinación de Emergencias y Protección Civil) no se pone en marcha hasta las 17.00 horas en la sede de l'Eliana, junto a Valencia. Una secretaria autonómica había sufrido un grave percance en Torrent y el caudal del barranco del Poyo era de tal calibre que forzaba una intervención urgente.
LA REUNIÓN DEL CECOPI
En la reunión inicial de Emergencias convocada por Pradas asistieron los cargos políticos de la Generalitat salvo el presidente, Protección Civil, las Fuerzas de Seguridad, la UME y el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, y su equipo. También de manera telemática estuvo presente desde el principio la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé y se incorporó de forma presencial a las 18.00 horas. De los testimonios de tres de los asistentes se desprende que todo se focalizó en la situación del río Magro y, muy concretamente, de la presa de la Forata. En ningún momento se habló del barranco del Poyo y eso agravó definitivamente las consecuencias.
El último aviso sobre esta rambla de la CHJ se había producido a las 16.13 h. y la situación no era alarmante (28 metros cúbicos por segundo), pero a las 17.25 h. los sensores detectan el desbordamiento de un nivel de Emergencia máximo. Al contrario que las anteriores, este dato no se transforma en un email de advertencia, ni tan siquiera en el habitual lenguaje administrativo. Su presidente tampoco habla de ello. En la reunión participa de forma telemática, en compañía de la comisaria de aguas, el director técnico adjunto, el jefe de explotación y el jefe del área del SAIH, el servicio de medición en tiempo real de los caudales. Desde la CHJ precisan que la Generalitat les podía haber convocado in situ, pero no fue así.
La CHJ arguye que está en el CECOPI para aportar la información que le sea solicitada. Según la versión del Ministerio, «nadie de la Generalitat llamó en ningún momento a la CHJ ni al Ministerio para preguntar, ni por la presa de la Forata ni por el barranco del Poyo». Es más, el departamento de Teresa Ribera se escuda en que las confederaciones tienen la función de observar los caudales de grandes ríos y presas, pero no de barrancos como el del Poyo que, según el plan de emergencias de la Generalitat, es de competencia autonómica.
A la pregunta de por qué entonces hubo avisos sobre el caudal del barranco del Poyo por parte de la CHJ -aunque no en los momentos críticos- desde el Ministerio se responde que «para ayudar y tenerlo todo monitorizado». Y se admite que el foco en el CECOPI estaba puesto en la presa de la Forata.
LA PRESA DE LA FORATA
Lo cierto es que en la reunión sólo hay una preocupación. La presa de la Forata está a punto de romperse y la CHJ está muy alarmada. «Le preguntamos si había riesgo de rotura y Polo nos dijo que si el agua empezaba a rebosar por encima y dañaba los cimientos, se iba a romper», afirma una de las personas presentes. El embalse estaba desaguando a 1.000 metros cúbicos por segundo (más de dos veces el Ebro) con el consiguiente riesgo para las poblaciones ribereñas.
Varias fuentes consultadas aluden al pésimo nivel técnico y de liderazgo de Salomé Pradas. «La situación de allí dentro era un caos total, la consejera no sabía dónde tenía una mano y dónde la otra», dice un testigo. Según la Generalitat, estuvo en permanente contacto con Carlos Mazón. Mediada la tarde, la consejera se plantea que si sigue así la presa, habrá que evacuar poblaciones.
Los municipios de Montroi y Real de Montroi serían los más dañados y se llama desde allí, a las 18.15 h., al alcalde del primer municipio sin éxito. Desde la Delegación del Gobierno se sugiere que se haga por radiofrecuencia. Pradas pregunta si se debe enviar a la gente a sus casas y pedirles que suban a zonas altas. Al final no se hace nada.
A esa hora otro sensor de la CHJ detecta casi mil metros cúbicos por segundo (más de dos veces el Ebro). Sin embargo, se sigue sin enviar ningún mail. A las 18.43 h., por fin, un correo electrónico alerta de la insostenible situación de la rambla con su habitual tono glacial: «Para su conocimiento, la crecida es rápida». Este mail no tiene ningún impacto en la reunión, donde sólo se sigue pendiente del riesgo del embalse.
LLEGA MAZÓN
A las 19.00 horas el presidente de la Generalitat considera que la situación es lo suficientemente grave como para requerir su presencia física en L'Eliana. Llega sobre las 19.30 h. y la atmósfera es histérica. La alcaldesa de Paiporta ya ha pedido a sus vecinos en redes sociales que permanezcan en casa: «Aviso urgente. Barranco desbordado. Puentes cortados. No salgan de sus casas.» A las 19.33 h. una concejal de Picanya llama a la Delegación del Gobierno llorando: «Mandad a la UME, por favor, la gente se ahoga». El municipio está inundado. Otra llamada similar se recibe desde Sedaví. Un directivo del diario Levante pide ayuda porque un fotógrafo está aislado en lo alto de un columpio.
Desde la Delegación del Gobierno se insiste en que es la Generalitat quien tiene que autorizar a los efectivos militares. A las 20.00 h., el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, telefonea a la consejera Salomé Pradas. Morán está en Cali (Colombia) interviniendo en el foro de la COP sobre cambio climático. Según fuentes oficiales, le expresa su inquietud sobre que no se esté avisando a la población por la situación de la presa de Forata. La situación del barranco del Poyo, que ya está ahogando a civiles, es de nuevo la gran ausente.
Fuentes del Ministerio, además, subrayan que la llamada a la consejera valenciana se produce porque los representantes de la CHJ en el CECOPI se ponen nerviosos ante lo que parece «el camarote de los hermanos Marx», incapaz de decidir sobre el envío de una alerta a la población. Esta versión la contradicen en la Generalitat, que asegura que la decisión se toma cuando Morán comunica a Pradas que no puede asegurar que la presa de Forata pueda aguantar. La consejera desveló en À Punt que es en ese momento cuando se entera por boca de un técnico que existe el mecanismo de ES Alert.
Mazón tarda once minutos en dar el aviso general a la población a través de ES Alert. Llega a los móviles a las 20.15 h.. Todos creen que es para salvar a la gente de una posible crecida del caudal del río Magro. Sin embargo, el barranco del Poyo ya se ha cobrado sus cadáveres. El caos es total.